Dos realidades hay
desde la ventanilla de mi avión:
La realidad que dejo y la que viene
y ambas caen sobre mí y me turban.
Está el futuro de ferrosas ciudades
en las que renaceré como de un nuevo útero.
Está el pasado lleno de pechos dulces
que se desprende de mí hacia el olvido.
Pero en los diarios de mi ser violento
estás las pautas de una resurrección.
E igual iré y volveré al mañana
pues soy como un ave que surca el viento puro.