Una mano extendida
que busca afecto
y delante un país
por hacer.
Vidas simples que albergan
riquezas descomunales,
inorgánica bronca sin
conductor,
paladeando recuerdos
de un tiempo felíz.
Materia prima donde
aún anida el resplandor,
siglo que avanza mudando
el gusto y el desafío.
Aromas nuevos preludiando
marchas,
calles desbordantes de
andar haciendo aunque
mensajes duelan infámes
entumeciendo las voluntades.
Gusto burgues por el silencio,
el tedio desnudo de las
bocacalles,
sin gritos que asusten
torres, instituciones,
cosmovisiones.
Dificultad para convencer,
somos carnales,
hijos de un puerto,
indios prohibidos
sin edades.
Ganas de amar y reir
como un arma letal
clausurando por siempre
el terror costumbrista,
el mito lección mal
aprendida,
la savia infiltrada por
corporaciones propensas
a impedir.
Tierra que amarra
gozando raíces de
pronta alborada.
Unión de pasiones,
clamor que apuntala,
vientos de cambio,
brotes de patria.