¿Dónde fue que me perdí aquella tarde insonora?
¿fue acaso en la falsa intimidad de los sueños?
¿dónde fue que me extravié?
¿fue en la duda, asomada a la angustia?
¿al engaño repetido ...adherida a tu ausencia?
¿Oh me perdí en la pena negra de esa cueva profunda?
en donde tantas veces
navego entre mis pensamientos
buscándote en mis mundos internos…
¡buscándome, quien sabe hasta cuando…!
Las palabras son mis armas,
las guardo en los bolsillos de la noche,
para usarlas si acaso en mis atardeceres lánguidos.
No te podré dejar de amar y eso lo sabes
pues el olvido no existe…
Asciendo de nuevo al mismo carrusel
y de continuo doy vueltas...
ya lo vez, como una noria
regresando al mismo lugar de encuentro,
al mismo tiempo,
en el que me pierdo
en las mansas corrientes de tus manos..
Para perpetuarnos,
haciendo de nuevo el amor
entre sonidos de flautas
a la luz de las luciérnagas.
mientras a lo lejos,
se escucha el sonido
de una música prístina
haciéndose presente
en nuestro fugaz encuentro,
quizás soñado.
Es así como perdemos la noción del tiempo
cuando la luna nos arropa
con un rocío afrodisiaco,
y nos envuelve
como abejas inquilinas.
Entonces,
te miro distanciada,
como en el vórtice nervioso de una ola,
con las pupilas claras,
sueños trasnochados que al apagarse
nos dejan cada vez más solos.
Doris Melo
2010