La Mutacin del Sentimiento.
Publicado en Oct 15, 2010
Lucrecia estaba enojada con su esposo Unchuflay que la había tratado mal; en realidad, siempre la trataba mal porque no soportaba que su esposa fuera tan distraída y que hiciera mal las cosas. Cada vez que ella se equivocaba en algo, recibía una reprimenda y eso a ella le dolía. Hasta que un día no soportó más los retos y se taimó, y no lo habló más, de manera que comprendiera que así no debía tratarla. Cumplía con todos sus deberes de ama de casa como si no pasara nada, pero su orgullo le impedía hablarle y menos aún aceptar que la tocara; era su única forma de doblarle la mano. Al comienzo, Unchito no le dio importancia, pero a medida que fueron pasando los días el tener que dormir solito, el no poder hacer una cucharita, el no amasar una piernita suave le fue pasando la cuenta y poco a poco comenzó a tratar de lograr un acercamiento pero sin ningún resultado ya que la doncella no se lo permitía, la herida era profunda. Hasta que esa noche, dispuesto a hacer lo que fuera para solucionar el entuerto, Unchi, acostado en su cama de una plaza en el dormitorio de ambos, esperó a que ella se acostara en la otra cama y se lanzó a desenrollar la madeja: Que yo sé que me comporté muy mal y lo siento mucho; que tienes que comprender lo estresado que llega uno del trabajo; que tienes que saber perdonar: que ¿acaso no sabes lo mucho que te quiero?; que perdóname por favor; que eres mi amorcito; que quiero llenarte de besos; que necesito hacerte cariño, en fin...¿Qué mujer se resiste a caricias de esas que llegan al alma porque no son caricias físicas? ¿Qué orgullosa no se siente triunfadora cuando le piden perdón de manera tan humilde? ¿Qué fémina no se entrega al amor de su hombre cuando éste se comporta de manera tan amorosa? El hecho es que se acabó el orgullo, se cerró la herida, se abrió su corazón y se levantó de su cama para ir a la de su amante, con tan mala suerte que se enredó en el cubrecama y cayó al suelo como saco de papas. Unchuflay se levantó y la tomó en sus brazos acariciándola, besándole la parte golpeada; que mi amorcito; que ¿le duele?; que yaa, yaa, sana, sana, potito de rana; que venga para acá mi tesorito...en fin...y se la llevó a su madriguera en donde la tomó y la tuvo mientras ella se entregaba al dulce placer de sentir que era importante y ambos fueron de ambos y llegaron al cielo hasta con lágrimas incluidas. A medianoche, cuando el estar en una cama angosta hace que dos amantes se sientan incómodos y se conviertan más bien en desamantes, ella se levanta para irse a su cama, con tan mala suerte que otra vez se enreda en el cubrecama y vuelve a caer al suelo como saco de papas. El golpe despierta a Unchito que, entre dormido, le balbucea: ¡ya te volviste a caer boquiabierta oh!
donbaldomero. P.S. Esteesunviejochisteadornadoparaqueseinteresealgunaeditorialyquedemuestraquelosafectoscambian segúnlascircunstancias.
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