Claudio Di Renzo (25 7 1991)
¿Qué pasara?
¿Qué pasará en mi espíritu aquel día incierto en que mi mente deje de jugarme malas pasadas? ¿Es que acaso vale la pena vivir en equilibrio?
Quizá deje de temblar ante los fantasmas de las tormentas –Tormentas de mi alma enardecida por los días que pasé y las noches que deseé-
¿Qué será de mis ideas, de mis pensamientos, el día que me falte un motivo para pensar? ¿Querré ya, cuando te vayas, acaso, seguir pensando?
Pensar, pensar… ¿Somos acaso tan distintos de las bestias? Reaccionaré o no ante tu ausencia, suave, delicado espíritu dentro de mi espíritu. Reaccionaré o no, o quedaré aturdido ante tu risa adivinada entre cobijas.
Misterio aterrador, producto de mi pobre hipocresía. Tal vez necesite tu abandono para saber quien soy en realidad. Mi egocentrismo llora vencido al notar en este párrafo que ha sido derrotado mi intelecto por mi corazón –que te llora y te implora-
Mi orgullo se niega a admitir la dependencia. Mas cede, al fin, derrotado por mis lágrimas escondidas.
¿Podre algún día conquistar tu corazón?
¿Sabés, mi vida? Te cuento el secreto de los secretos, revelado a mi demencia una tarde de bohemios:
“No hay corazón más difícil de conquistar que aquel que ya has conquistado”
¿Qué pasará en mi alma, el día que descubra tus traiciones?
¿Cómo reaccionará mi espíritu idealista al notar que tus maldades son apenas iguale a las mías? Tal vez tome la cicuta de la mano de Critón. O tal vez siga su consejo y huya. Y mi Platón invente mi honesta muerte.