Me encuentro con todos mis espúreos
en la unión universal de mis errores.
Salta a la palestra mi Yo socavado
arrastrando sus más pequeños átomos.
Ando en el juicio de todas mis moléculas
y en las persecusiones de mis irreverencias.
Compadezco ante una vida sin siglos
ante una corte de tiritantes vacíos.
De repente, vuelvo a ser yo y me enrojezco
y me pierdo en los hábitos del trueno.
Subo a los cielos cargados de leyendas
y hago llover amores sobre penas.