EL PROCEDIMIENTO
Publicado en Oct 31, 2010
Eran más de las diez y media, cuando notó que alguien estaba en la puerta de su casa, iluminado quizás por el escaso resplandor de la luna.
Ajustó sus zapatos, su cinturón y abrochó su camisa hasta el botón del cuello e inició el camino hacia la puerta, justo en el preciso instante en el que un hombre con un habano en la boca, vestido con una campera de cuero, jean y botas estaba a punto de tocar el timbre, pues mientras se arreglaba las ropas, le seguía con la mirada a través de la ventana que desde su habitación daba a la calle. Sus pies parecían no responder a sus deseos de averiguar que estaba haciendo aquel hombre detenido en la puerta. Tuvo que hacer una pausa a mitad del recorrido, pues necesitó un vaso de agua del cual apenas pudo probar sólo un trago, porque su camisa comenzó a pegársele al cuerpo, como si estuviese sudando. Habría podido ir directamente a su habitación, para cambiarse, pero el fisgoneo le hizo continuar. Al llegar tomó el picaporte con la mano izquierda y con la otra, como pudo, trató de girar la llave varias veces, mientras espió con un ojo por la mirilla como intentando saber si aún estaba del otro lado, ya que no se escuchó siquiera el menor ruido. - ¿Quién está ahí? - dijo casi con inquietud - Abra la puerta señor Dream - replico el hombre con voz grave. Al abrirla, el hombre se paró firme y de inmediato le enseñó una credencial al tiempo que le dijo: - Buenas noches, - Buenas noches ¿pero?... El hombre no le permitió continuar y le indicó: - ¿Ve usted a esos caballeros que están en el automóvil? - señalando un vehículo de color verde oscuro - Sí - dijo - los veo. ¿Qué sucede? - inquirió - Somos agentes de la brigada y estamos realizando un procedimiento por la zona - al decir esto, guardo rápidamente la credencial. - ¿Un procedimiento? ¿A qué se debe? - Cálmese. No es usted quién debe hacer preguntas, más bien deberá responder las mías, pues tenemos precisas instrucciones para interrogarle. - ¿Cómo? ¿Interrogarme dijo? - Es inútil, insiste con sus preguntas - dijo uno de los agentes, quien descendió lentamente del automóvil - ¿Qué ha estado haciendo temprano por la mañana en el burdel de la otra cuadra? - preguntó el agente recién llegado. - De haber estado ahí, pues, lo que hacen todos, supongo - replicó Dream - ¡No mienta! - No estuve ahí. Y yo no miento. - ¡Miente! - dijo el agente de campera acercándose a su rostro. - Usted quiere que mienta. Mire, estoy descansando de modo que, sean breves por favor. - dijo Dream a modo de ruego. - No señor. ¡Usted miente!, como mintió cuando dijo que veía a mis hombres dentro del automóvil, lo cual era imposible debido a la distancia y escasa iluminación, sin contar que los vidrios del automóvil también son oscuros, naturalmente. - No mentí. Los había visto desde mi habitación y cuando usted se paró en la puerta de mi casa, decidí investigar quién era y que ocurría... - ¿Por qué no lo mencionó antes, entonces? - dijo el agente volviendo a interrumpir - No lo creí necesario. - ¡Silencio! No intente ridiculizarnos; usted estuvo en el burdel y no ha respondido como corresponde a nuestras preguntas. Por un instante, que pareció eterno, Dream agachó la cabeza, como resignado ante los cuestionamientos de los agentes. Hasta que repentinamente levantó la cabeza, fijó su mirada en uno de ellos y dijo: - Sí, lo hice - ¡Ah! ¡Reconoce que estuvo en el burdel! - dijo el otro agente apuntándole con un dedo y en un gesto como si hubiese pillado a un rufián. - Para nada. Me refería a las respuestas en relación a sus preguntas - en ese momento lo sujetaron de ambos lados esposándole contra la puerta fuertemente sus manos. - ¡Un momento! ¿Por qué me hacen esto? - Exclamó casi en un grito - ¿Por qué me obligan a decir lo que no es cierto? ¿Quizás, para facilitarle su tarea y quedar bien con su jefe? ¡Por qué! ¡Miren vecinos! - elevando la voz, mientras se encendían algunas luces en los umbrales de las casas lindantes -; ¡El gran agente que por fin arrestó a alguien! Sin importarle, naturalmente, si soy o no culpable de algo por lo cual aun ni siquiera he sido notificado como manda la Ley - continuó defendiéndose Dream, al tiempo que los agentes, con prepotencia, lo empujaron contra la puerta oprimiéndole con fuerza del cuello y él luchaba por esquivar la pestilencia a habano que emanaba de su boca el agente de campera, quien no perdía de vista al otro, como si su deber tuviera que concluir en ese mismo instante... ...Al despertar Dream, se encontró en su cama totalmente transpirada; suspiró con alivio y excitación; decidió tomar una ducha, quizás para relajarse. Entonces se enderezó, entró al baño, abrió la canilla de la ducha y al tirar de una toalla que colgaba de la pared, se encontró con las esposas del procedimiento.
Página 1 / 1
|
Guillermo Capece
Abrazo
Guillermo
Gustavo Gabriel Milione
Gustavo Gabriel Milione
Guillermo Capece
estupendo el relato, con gran intriga. Precisamente me acaba de ocurrir algo parecido, pero en torno a una operacion de vesicula y la gran "burrocracia" que hay en las Obras Sociales y las Clinicas.
Felicitaciones
Guillermo
leticia salazar alba
Jesus Eduardo Lopez Ortega
Me recordó al Proceso una novela de Kafka.
"El que sufre un proceso lo tiene casi perdido".
Mis estrellas para su obra.
A favoritos.