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Publicado en Nov 01, 2010
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Sentí como sus manos recorrían todo mi cuerpo, sentí como el sexo de los dos se fundía en un solo y único placer, sentí cuanto me amaba y que supuse en ese instante que esto seria eterno, que en mi nube del cielo sin dudas la compartiríamos, sentí que esto seria por la eternidad de los tiempos, sentí que estábamos hechos uno para el otro, que nuestras almas era gemelas y únicas, que Coelho estaba equivocado en Brida y que solo había uno para otro. Cuanto amor sentí en aquella noche, cuanta pasión contenida entre sus muslos y los míos, sentí como las gotas de sudor trataban de enfriar la pasión, sin lograrlo a través de las horas y con cada movimiento el placer era mayor, cada vez que nuestros labios se juntaban para dejar entrar nuestras lenguas haciéndose un nudo de deseo, creo que su cuerpo era la mecha y mi corazón la bomba a punto de estallar.
No reparé en el tiempo que llevábamos juntos, solo recalaba mis pensamientos en sus miradas, en sus labios, en sus ojos y cada movimiento acertado a la hora de amarnos, todo en aquel cuerpo era perfecto para mi. No había queja alguna y solo éramos un torbellino de sexo desenfrenado unidos por los sentidos del corazón, por la pasión y el deseo, por las ganas y las ansias de volver a juntar nuestros sexos por las noches que siempre se hacían largas, casi infinitas.
Las horas se sucedieron y juntos en la cama nos encontró el amanecer, la luz del día iluminaria todo el mundo que para esa jornada seria perfecto al menos para nosotros...
Las horas del nuevo día nos separó y yo con el cuerpo cansado pero lleno de gozo, con ese cansancio que siempre se desea me senté a escribirle las líneas que me dictaba el corazón...
A veces queda un rayo de luz,
a veces queda la esperanza,
no sabes lo que me haces sentir cuando me abrazas,
se que nos quedan infinitos momentos por compartir,
verte feliz es una razón mas para ser sonreír,
la vida no siempre da de lo que recibe,
Mi corazón se siente libre,
cuando esta contigo y cuando escribe,
me persigue una razón para seguir el camino,
y esa es por que tu corazón camina conmigo,
Si tengo que esperar yo te espero,
quiero que tú y yo volemos hasta el cielo,
quiero ir a un lugar donde nadie haya pisado,
eres mi presente, serás mi futuro y eres lo mejor que me ha pasado,
Brindo por este solo, contigo todo es perfecto,
por que haces que desaparezcan todos mis defectos,
Nunca lo dudes, me haces sentir como un niño,
cuando te tengo cerca y me regalas todo tu cariño.


La noche llegó, mi día había transcurrido como esos que no olvidarás, cada cosa que hacia en él fue fantástica, todo parecía tener un brillo especial y cualquier problema por grande que fuera quedo lejos de los lugares de importancia, que curiosa forma tiene alguien de ver el mundo cuando fabrica endorfinas por tanto amor.
Quedamos en encontrarnos en aquel restorante donde fuimos por primera vez a cenar, amaba aquel lugar, tenia un toque particular, me perdía entre las luces de las velas y los colores con sus sombras chinescas dibujadas por los fanales, las telas que se cruzaban en el techo dejaban jugar caprichosamente las sombras y la ambientación era la adecuada para saberse exquisito. Con un beso de nuestros labios nos saludamos, todavía tenia el sabor de mi sexo en sus labios o al menos así lo quise imaginar yo, el camarero descorcho el vino que siempre pedíamos y el rojo tinto fue tiñendo el cristal de la copa, la sonrisas cómplices hacían mas placentero el lugar y especial la noche, coronación de la madrugada anterior, la música de fondo ayudaba al momento como si las palabras acompañaran la melodía y todo seguía igual de bien, con el primer plato llego la conversación y los cambios de palabras alimentaban mi deseo de repetir la noche anterior, solo que no esperaba que sus palabras fueran las que escuché.
De pronto oía de sus labios salir montones de frases que no podía conectar con mi realidad, sentía que me había equivocado de mesa, o que quizá se trataba de una broma de mal gusto que debería de aceptar con la sonrisa masticándola en la comisura de mis labios, pero no era así, por alguna razón que no llegaba a entender mi pareja me decía que no había mas pareja, al menos conmigo.
Escuchaba salir de sus labios las explicaciones que me contaban que el amor había llegado de sorpresa y que no estaba en sus planes, que algo se había roto entre nosotros y que aquella parte lo sentía así, yo por mi lado jamás había sentido nada de esto, es mas creo que estaba transitando mi mejor momento, ¿como no pude ver venir aquello que había llegado dejándome fuera de su mundo, su futuro y su realidad, tanto como la mía...?
Trataba de reaccionar, de ver que había cambiado de la noche anterior hasta esta hora, repasaba mi día y no podía encontrar que era lo que me estaba diciendo, me esforzaba recordando los últimos tiempos buscando discusiones sin sentido o quizás reproches que le había hecho para que me hablara de esa forma, seguía sin encontrar ningún indicio y mi pareja o de momento a otro ex pareja según su deseo, seguía muy firme en su postura y yo tratando de explicarle que no entendía que era lo que me decía, que me pedía o que me reclamaba, por mas que buscara por donde llevar la discusión que para estos momentos se estaba volviendo caótica, no podía lograrlo.
De pronto sentí el calor de las lágrimas que caían por mis ojos y no podía pensar ya con claridad, el dolor me estaba nublando la mente y  sentía que
todo el mundo en el restaurante me miraba, solo atine a levantarme y salir de allí para esconder mi dolor y mi vergüenza, corrí hasta mi auto a encerrarme en él con mi futura soledad...
No supe en que momento salio mi pareja ahora ex pareja, creo que se fue en medio de algún llanto mío que no podía controlar, quizás cuando me aferraba con los dedos muy apretados al volante, quizás cuando me colgué de la nada mirando el espejo retrovisor que me mostraba solo mis ojos verdes inyectados en sangre, entre la furia y la desesperación del no saber que hacer.
Bajé después de que cerraran el lugar con la esperanza de encontrar adentro a quien me había desterrado de su vida y pude ver por la ventana, con mi rostro escondido tras la vergüenza al personal de limpieza levantando el lugar. Tomé mi celular y marque su número, una y otra vez me respondía la voz fría del contestador, máquina de su servidor repitiendo sus números pero mi amor no atendía.
La furia comenzó a gestarse en mi que decidí que casa seria el mejor lugar para esperar lo que vendría, sabia que llamaría...
Hay cosas que se van, cosas que vienen,
cosas que se encuentran y otras que se pierden,
recuerdos que deseas encerrar en el olvido,
La tristeza que vive en tu interior nunca se ha ido,
y no paras de llorar, todo es sufrimiento,
por que todo pasa siempre en el peor momento.
Tus lágrimas se quedan disecadas en un cuento de hadas de las que ya no queda nada,
y sientes como el corazón se rompe en trozos,
la oscuridad te acompaña y es como sentirse solo,
vacío por dentro y sin fuerzas para sonreír.
Estas triste pero intentas fingir que eres feliz,
triste por un adiós, por un adiós que no quiere irse.
Dentro de mi la tristeza no desea extinguirse,
a veces queda la esperanza, queda aquel quizás,
te preguntas el por que de lo que jamás entenderás.
De pronto me hallé en soledad, el teléfono seguía sin contestar y el frío contestador hiriente me atendía una y otra vez, seguía con la desesperación y la angustia en mí. Como tratando de recordar o quizás de encontrar el lugar en donde había fallado. Recorría los lugares que habían sido nuestros, cada imagen que capturaba se clavaba en mi, como un dolor que necesitaba sentir, cada beso que recordaba, cada mirada y sus labios nuevamente, cada conversación y otra vez su saliva con la mía, extrañaba cada cosa y me dolía aún mas, pero necesitaba saber donde me había equivocado y porqué en vez de estar mi pareja a mi lado solo estaba una mueca llamada soledad.
Por momentos soñaba en algún reencuentro y darle mi cuerpo nuevamente,
aquel que había dejado en el olvido, éste que había cambiado por otro, el calor de mis brazos no regañarían, la humedad de mis labios no pedirían explicaciones y el calor de mi sexo perdonaría el desliz de su partida. No podía pensar en nada más que el volver a estar juntos, nada me importaba de lo que había pasado, solo guardaría los malos recuerdos y reavivaría el presente para crear un futuro mejor, creando nuestra historia de dos...

Estoy enamorado del odio, de la rabia puta.
Has cambiado demasiado. Te escribo esta carta, disfruta.
He llorado tanto por ti, que incluso ya lo hago por costumbre.
Veo tu nombre en mi mente escrito con sangre,
y no hay luz que me alumbre,
Del amor al odio hay un paso, te odio, pero te quise.
De mil veces que sufrí yo, tú como mucho una sufriste.
Me la has jugado tantas veces que ya ni siento,
ya no te deseo lo mejor, tan solo quiero verte en sufrimiento,
quiero tenerte lejos, pero cerca a la vez.
Cada vez que pienso que estuve contigo, me doy vergüenza.
Quiero verte muerta, estoy enfermando.
La rabia alivia, el odio crece.
Una persona como tu jamás me merecería,
tus palabras eran vacías, te perdoné que me mintieras,
si fuiste alguien es por que yo quise que lo fueras.
Me ibas a joder y así es como me lo pagas tú,
no era relación de amor, era relación de esclavitud.

De pronto decidí acercarme hasta donde pudiera ver a mi amor, ya que mi alma gemela no venía a mi yo debería salir en su búsqueda. Poco a poco fui sacando de mi los intentos repetidos de llamar a su teléfono, poco a poco fui sacándome de la espera ilusoria de su vuelta y poco a poco decidí que algo habría de cambiar en mi, necesitaba encontrar la actitud correcta, la que me reencontrara con el amor de mi vida. Necesitaba elucubrar el plan justo para quedarme frente a mi otra mitad de corazón, la que tenías vos y te habías llevado de mí.
Fui recorriendo los lugares en donde sabía que estaría, conocía sus horarios por tantos años juntos, conocía sus gustos y debilidades. Así fue como me aproveché de lo que sabía y persistiendo en mi plan di con la otra parte de mí. Vi como llegaba, vi como salía y mi vida había hallado un sentido, mi mitad de corazón se había convertido en mi obsesión y la otra mitad de mi no sabia que yo estaba tan cerca, casi respirando el mismo aire y detrás de su nuca.
Fui encontrando los tiempos y los horarios hasta que en medio de la luz antes
hermosa y plateada mas ahora estúpidamente blanquecina de la luna vi a mi
otra parte de corazón de la mano de quien se había robado mis sentimientos, mis emociones y mi fe. Las manos juntas, los lados apoyados, caminando como en otro tiempo lo fue conmigo, riendo sonrisas de enamoramiento que habían sido mías, cabellos moviéndose por el viento frío de junio y tres mitades de corazones de las cuales nunca podríamos congeniar, solo habríamos dos...
El dolor empeoró cuando vi como los labios se sellaban en un secreto que se transmitían en los labios, soñé la temperatura de aquellos tercios de corazones, sin el mío en medio, la rabia se apoderaba de mi, la desesperación de ver que o quien se estaba llevando a mi amor tan lejos de mi.
No podría terminar de describir las cosas que pasaban dentro de mi, creo que bastará con decirles que una oleada de calor comenzó por mis piernas quemando profundamente todo mi cuerpo, que sentí como ardía mi cabello, que cada costilla se apretaba contra mi, que las palpitaciones superaban la cuenta del ritmo cardiaco y que mi ojo derecho decidió destellar en movimientos desesperantes sin ser dueño de sus movimientos, mis dedos se apretaron contra mis palmas por los puños cerrados, mis uñas se clavaban en mi piel, haciendo surcos en la piel y dejando salir mi liquido vital sin que me interesara absolutamente nada.
Si mi medio corazón estaba perdido por otro medio corazón que no era el mío... No seria de nadie.
Estoy enfermo, me he vuelto loco por una obsesión,
Estoy nervioso y ya no me noto la presión,
Mi corazón no late, me habré vuelto insensible,
y es que la conciencia buena ahora para mi es inservible,
Sé que se nota mi enfado. Odio y rabia siento por no hallar suerte en los dados...
Sabía sus horas, sus tiempos y sus formas, seguí a mi medio corazón durante un mes calculando el momento justo y si su nuevo medio corazón estaba también seria mejor, la furia se había hecho carne en mi y solo había una forma de terminar el dolor, desde ahora y para siempre.
Así fue como una noche seguí a los dos medios corazones; por la mañana cuando estaban durmiendo, después de hacer el amor durante toda la noche, mis pensamientos durante las horas que esperé se habían hecho profundos, malos y resentidos. La única forma de dejar salir el dolor y la furia de mi era junto a ellos, esperé a que clareara y fui por ellos, había pedido que entregaran unas de esas bandejas con desayunos que se estilan en fiestas, ocasiones especiales o aniversarios y la mandé a entregar a la hora señalada, mi medio corazón abrió la puerta de su apartamento y recibió sorprendido aquella bandeja, minutos después arribo un joven con flores, mas que preciso en la hora señalada y mi medio corazón volvió a abrir la puerta.
El tercer aviso de timbre era yo detrás de un gran paquete. Mi medio corazón
volvió a abrir la puerta y desbordando confianza lo único que miró fue el paquete como si su amante hubiera planeado las sorpresas de aquella mañana sin querer contarle y solo sorprenderla, pues la sorpresa fui yo detrás del paquete, cuando tomo la caja por los costados del moño y tiro hacia si, dejó al descubierto mi fisonomía, mi ojos inyectados en sangre mirándolo fijamente y la furia que se asomaba en la comisura de mis labios. Mi medio corazón quedó perplejo sin saber bien que era lo que pasaba, mi puño derecho le mostró el cañón de una pistola y juntos entramos, mi medio corazón y yo al apartamento. No trató de dar ninguna explicación o si lo hizo jamás escuche, mis palabras eran las justas y en unos momentos había reducido a mi medio corazón y a su medio corazón.
Los tres estábamos en la sala donde otrora habíamos fantaseado con un tiempo sin tiempo, donde el sudor de los cuerpos había dejado manchado el plástico que recubría el piso y ahora ya no me pertenecía mas, solo era de mi medio corazón y su medio corazón.
Te maltrataría, te ataría con cuerdas de alambre,
la sangre en formas de gotas caerán sobre el parquet,
La maldición te sigue a cada hora.
El miedo no se extingue, finge, gime, grita.
Ahora es hora de que tu propia paranoia te coma.
No juego a ser Dios, jugar es de niños.
Siempre se tiene miedo a lo desconocido,
me gustan las marionetas, me gusta manipular...
De pronto metí mi mano en bolsillo y de allí saque un juego se zunchos, el plástico negro brillaba y relucía en los ojos de mis victimas, mi medio corazón fue el primero que até, el mas peligroso de los dos, de allí directo a su medio corazón, a quien cerré el precinto rodeándole las muñecas, finas y débiles al mueble barra amurado a la pared, inmediatamente taponé su boca, lo que menos deseaba seria escuchar gemidos tontos y lastimeros, mientras tanto mi medio corazón comenzó a hablarme y el revés de mi mano se estrello contra su rostro, un hilo de sangre corrió por las curvas de su nariz, ajusté una tira de cinta de embalaje que cerró dentro de mi medio corazón el borboteo de palabras, los ojos de los dos medio corazones mostraban mucho temor, y los míos miraban con furia, mucha y muy fuerte.
Me acerqué hasta el paquete detrás del que me había escondido, arranqué el moño de la tapa y abriéndolo saqué de su interior todos los utensilios que habría de usar, todas las herramientas necesarias para llevar al final mi tarea y explicarle a mi ex medio corazón porqué nunca le convino salir de mi vida...
De pronto una soga rodeó el cuerpo de mi ex amor, en un sistema de poleas que había estudiado durante días de ansiedad dejó el cuerpo de mi amor suspendido en el aire, colgando su cuerpo y yo debajo, su cuerpo desnudo me mostraba aquel lugar que había recorrido tanto tiempo con mis labios, con mi lengua, con mis manos, con mis sentires.
De mi costado saqué un cuchillo de esos de caza, el cuerpo había quedado a mi altura justa, pude ver como la punta de la hoja comenzaba a entrar en la piel, el buen filo de la hoja hacia que pudiera maniobrarlo en su piel, escribiría mi nombre en cada miembro de su cuerpo, así lo fui haciendo, piernas primero, brazos mas tarde y en medio de su pecho en mayor tamaño, las gotas de sangre comenzaban a caer en mayores cantidades regando el suelo con su sangre.
Un par de tijeras quirúrgicas salieron de la caja, mas un escalpelo, ese instrumento que había aprendido a manejar en mi frustrado paso por la facultad de medicina, tenía en deseo maniobrar su corazón táctil, como él había tocado el mío, como había jugado con mi corazón, lastimándolo, apretándolo y forzándolo a que llegáramos hasta aquí.
Así lo comencé a hacer, no lo mataría a mi amor, pero atacaría su corazón como lo había hecho con el mío. Y así fue como el bisturí se hundió al costado de su tetilla abriendo la piel, la sangre daba de lleno en mi cara bañándome con ella, seguí con lo que hacía, estábamos uniéndonos en cuerpo y alma, las tijeras sujetaron su corazón al cuerpo colgando, a pesar de la costilla que le faltaba aseguré los metales entre ellas apretando su corazón pero sin dejarlo caer. No recuerdo bien en que momento perdió el conocimiento y la verdad que no me importaba, me sentía un poco mejor, mi dolor ahora era de él.
Giré y vi como aquella que me había sacado mi amor estaba desencajada con los ojos bien apretados para no ver como había quedado el hombre que me había robado. Con la sangre en las manos y el rostro manchado salí de allí, su amor atada en la barra de un bar, mi amor colgando del techo con el corazón apretado como el mío y yo libre de mi dolor al fin...
Sé que me he vuelto loca por culpa del odio,
consumida por fuera pero muerta por dentro,
la rabia será mi dolor, pero tu dolor mi féretro
Por mi obsesión tu vida...
ahora depende del médico.
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Foto del autor Fabio Bruhl
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Descripción

Palabras Clave: amor pasion placer lagrimas desamor soledad resentimiento venganza dolor miedo locura

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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