LOS GALILEOS: LAS OVEJAS PERDIDAS DE LA CASA DE ISRAEL. (Actualizado)
Publicado en Nov 01, 2010
LOS GALILEOS: LAS OVEJAS PERDIDAS DE LA CASA DE ISRAEL. La Biblia o palabra de Dios, es el manual de Dios para que el hombre que quiere hacer la voluntad del Padre en su Hijo Jesucristo, encuentre en él, todo mandamiento que le haga crecer y producir los frutos, al porcentaje plasmado en su contenido: al treinta por uno, al sesenta por uno, y al cien por uno. Por eso es de suma importancia escudriñar en él, para que el Padre de las revelaciones a través él, nos muestre la verdad como está establecida en su palabra. Jesucristo, el Verbo hecho carne, el Hijo de Dios, después de hacer la creación en el Espíritu (Cristo-Mesías-Enviado), y de entrar por medio del primer hombre el pecado en ella, vino en su misión explícita a redimirla, es decir, a salvar lo que se había perdido. Lucas 19.10 dice: Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Mateo 18: 10-14 enseña: Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos. Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido. ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado? Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron. Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños. Lucas 15: 1-7 dice: Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come. Entonces él les refirió esta parábola, diciendo: ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido. Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.
Las ovejas del Señor han sido menospreciadas por aquellos que teniendo la palabra de Dios como autoridad, tergiversan su contenido para su propia perdición. Los fariseos y saduceos, religiosos del tiempo de la venida Jesucristo a redimir lo perdido, practicaron esta forma de doctrina, menospreciando a los galileos; igual ocurrió con los maestros o doctores de la ley y los intérpretes, que creyéndose sabios, se hicieron necios, de tal forma que no de ellos, sino de lo menospreciado de Israel, escogió Jesucristo nuestro Salvador, a sus apóstoles, como primicias de los primogénitos que están inscritos en los cielos; para que predicasen el Evangelio del reino de Dios y su justicia, y sus nombres estén en los doce cimientos del muro de la Nueva Jerusalén. Es mi gozo compartir con todos esta verdad que está contenida en la palabra de Dios: Los galileos eran las ovejas perdidas de la casa de Israel. GALILEA: Nombre dado a la parte más septentrional (norte) de la cordillera al oeste del río Jordán. Se cree que este término es derivado del hebreo galil, que significa círculo, región. Aparece en el AT ocasionalmente en Josué 20:7 y 1ª de Reyes 9:11, y posiblemente en Isaías 9:1. La última cita menciona que primitivamente formaba parte de la tierra adjudicada a las doce tribus de Israel. Pero, debido a la presión ejercida por los pueblos del norte, la población judía se sometió a un rey pagano norteño. Durante el período de los Macabeos habitaban allí pocos judíos y la influencia gentil llegó a ser tan fuerte que más tarde Galilea fue separada de Palestina durante medio siglo. Posiblemente perteneció en esta época a la zona gobernada por Fenicia. Más tarde fue colonizada por judíos, y esto, junto con la diversidad de población, contribuyó al menosprecio que los judíos del sur tenían por los galileos (Juan 7:52: Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta.) Muchos cultos populares originados en las culturas alrededor del Mediterráneo se propagaron en esta región gentilizada de Israel. Ciertos restos arqueológicos demuestran la presencia de estos cultos de Samaria, Fenicia, Siria y las grandes ciudades de Galilea, especialmente en Tiberias. En tiempos de Cristo, Galilea era un territorio rectangular de unos cien kilómetros de norte a sur, y de unos cincuenta kilómetros de este a oeste. Era bordeado al este por el Jordán y por el lago de Galilea, y estaba separado del Mediterráneo por la llanura sirofenicia. Tras la conquista de Palestina por Pompeyo (63 Antes de Jesucristo.), Galilea se convirtió en un distrito del reino de Macabeo de Hircano II, cuya capital era Séforis. Luego llegó a ser parte del reino de Herodes el Grande (37-34 Antes de Jesucristo), y después de la tetrarquía de Herodes Antipas (4 Antes de Jesucristo al 37 Después de Jesucristo). Más tarde fue segregada del reino de Herodes Agripa II (39 al 44 Después de Jesucristo), y finalmente incorporada a la provincia romana de Judea. Cortada del resto del país, Galilea nunca fue parte integral de la tierra prometida. Sin embargo, éste fue el pueblo que proporcionó un lugar para Jesús y sus primeros discípulos y constituyó su primer campo misionero. Antes de la pasión la mayoría de las narraciones de las buenas nuevas se sitúan alrededor del mar de Galilea. No obstante de los prejuicios de los judíos del sur, Galilea sigue siendo la parte más bella y productiva de Israel. Aquí Jesús se crió y aquí ganaba a las multitudes con su mensaje de justicia y amor. (Tomado del Diccionario Enciclopédico de la Biblia, de editorial Caribe). Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios en quien el Padre hizo todo, estando en el Espíritu como Dios, habló a través del profeta Isaías, anunciando que cuando se hiciera hombre, como la luz del mundo que es, vendría a la tierra, y específicamente a Galilea de los gentiles; pueblo menospreciado por sus mismos hermanos, los judíos: Es importante recordar que Dios en Cristo la Roca, la columna de fuego, la nube, sacó de la esclavitud que los egipcios tenían sometidos, pasándoles al otro lado del mar; aquí anuncia su venida en la carne como el Salvador a Galilea, la que queda del otro lado del Jordán, a buscar las ovejas perdidas de la casa de Israel: Isaías 9:1 Más no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles. Mateo 4:15 Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. Eso tuvo cumplimiento en el tiempo en que el rey Herodes era tetrarca de Galilea: Lucas 3:1-20: En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia. y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados, como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas. Todo valle se rellenará, y se bajará todo monte y collado; los caminos torcidos serán enderezados, y los caminos ásperos allanados; y verá toda carne la salvación de Dios. Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: ¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego. Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos? Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo. Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos? Él les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado. También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario. Como el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo, respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará. Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo. Entonces Herodes el tetrarca, siendo reprendido por Juan a causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano, y de todas las maldades que Herodes había hecho, sobre todas ellas, añadió además esta: encerró a Juan en la cárcel. Dios en Cristo preparó todo para que ocurriera así: Lucas 1:26-38: Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret; a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Más ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia. María, mujer en cuyo vientre por el poder del Espíritu Santo de Dios fue engendrado Jesucristo, era de la tribu de Judá; pero por razones de cumplimiento de la voluntad de Dios, estaba viviendo en Nazaret, ciudad Galilea. Para que se cumpliese la profecía de que el rey de los judíos, Jesucristo, el Salvador del mundo naciera en Belén, José y María se trasladaron a Belén, por el censo convocado por el emperador romano de esa época, porque Israel estaba bajo el yugo del imperio romano. Luego después de nacido el niño, tuvieron que huir a Egipto porque Herodes quería matar a Jesús; y de Egipto los trajo Dios de vuelta a Nazaret, para que viviesen allí, y Jesús fuese llamado Nazareno. Mateo 2: 1-23: Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel. Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino. Matanza de los niños. Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo. Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos. Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Voz fue oída en Ramá, grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, y no quiso ser consolada, porque perecieron. Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño. Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel. Mateo 2:22 Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá; pero avisado por revelación en sueños, se fue a la región de Galilea, 2:23 y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno. Luego de ser bautizado por Juan el Bautista en el Jordán, al salir del río, el Espíritu Santo, el poder Dios del cual él se había despojado, descendió sobre él preparándole para su ministerio, y se oyó una voz del cielo que dijo: Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia. Después fue llevado al desierto para ser tentado por Satanás, y Jesús, usando la palabra recibida del Padre al salir del Jordán, derrotó al enemigo quien se apartó de él por un tiempo. Así empezó su ministerio. Mateo 3:13-17: Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Más Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. El apóstol Juan nos dice en su evangelio que Jesús, al empezar su ministerio, le ocurrió lo que Juan escribió en Juan 1.12: A los suyo vino ( a su misión a lo que envió el Padre), pero los suyos (los hermanos de su raza de la tribu de Judá) no le recibieron; más a los que le recibieron (en ese tiempo los Galileos, y después a los demás que le reciben), les dio la potestad (poder) de ser hechos hijos de Dios); según la palabra de Dios, todos los que recibieron a Jesús como el Mesías, en ese tiempo, todos eran Galileos, como lo veremos en este estudio. Mateo 4: 18-25: Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron. Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó. Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán. Después de ser llevado al desierto para ser tentado por Satanás, volvió a Galilea: Lucas 4:14-15: Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos. Su primera y segunda señal fueron hechas en la tierra de Galilea: Juan 4:43-54: Dos días después, salió de allí y fue a Galilea. Porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra. Cuando vino a Galilea, los galileos le recibieron, habiendo visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén, en la fiesta; porque también ellos habían ido a la fiesta. Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo. Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir. Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis. El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera. Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue. Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive. Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre. El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa. Esta segunda señal hizo Jesús, cuando fue de Judea a Galilea. Juan 1:11-12: A lo suyo vino (a su misión), y los suyos (los judíos o israelitas) no le recibieron. Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; (nunca dice que a estos los hizo de tal o cual denominación, sino hijos de Dios) Juan 6:1 Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias. Cuando empezó a llamar a sus discípulos, hubo dudas de que de Nazaret saliera algo bueno: Juan 1: 43-51: El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme. Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro. Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret. Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve. Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño. Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel. Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás. Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre. De los galileos se tenía el peor de los conceptos: Juan 7:45-52: Los alguaciles vinieron a los principales sacerdotes y a los fariseos; y éstos les dijeron: ¿Por qué no le habéis traído? Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre! Entonces los fariseos les respondieron: ¿También vosotros habéis sido engañados? ¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes, o de los fariseos? Más esta gente que no sabe la ley, maldita es. Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos: ¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha hecho? Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta. Lucas 13:1-5: En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. Él sabía a lo que había venido; y por quienes había venido; la Escritura se lo decía: Malaquías 2:9 Por tanto, yo también os he hecho viles y bajos ante todo el pueblo, así como vosotros no habéis guardado mis caminos, y en la ley hacéis acepción de personas. Isaías 66:5 Oíd palabra de Jehová, vosotros los que tembláis a su palabra: Vuestros hermanos que os aborrecen, y os echan fuera por causa de mi nombre, dijeron: Jehová sea glorificado. Pero él se mostrará para alegría vuestra, y ellos serán confundidos. 1ª a los Tesalonicenses 2:14 Porque vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; pues habéis padecido de los de vuestra propia nación las mismas cosas que ellas padecieron de los judíos, 2:15 los cuales mataron al Señor Jesús y a sus propios profetas, y a nosotros nos expulsaron; y no agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres, 2:16 impidiéndonos hablar a los gentiles para que éstos se salven; así colman ellos siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre ellos la ira hasta el extremo. 1ª a los Corintios 1:24 mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. 1:25 Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. 1:26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 1:27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 1:28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 1:29 a fin de que nadie se jacte en su presencia. 1:30 Más por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; 1:31 para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor. Las ovejas perdidas estaban así: Ezequiel 34:6 Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto; y en toda la faz de la tierra fueron esparcidas mis ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas. Él había prometido venir a buscarlas: Ezequiel 34:16 Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada; vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil; más a la engordada y a la fuerte destruiré; las apacentaré con justicia. Y vino por ellas: Mateo 15:24 El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Así se lo ordenó a sus discípulos: Mateo 10:5 A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis. 10:6 sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Sabía que esas ovejas le oirían porque el Padre las llevaba a él; pues nadie va al Hijo si el Padre no le llevare; y nadie va al Padre, si el Hijo no le llevare: Juan 14:6: Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 10:1-21: De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. Más el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Más al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía. Jesús, el buen pastor Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Más el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre. Volvió a haber disensión entre los judíos por estas palabras. Muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís? Decían otros: Estas palabras no son de endemoniado. ¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos? Esta era la voluntad del padre: Juan 5:30 No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre. 6:38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Hebreos 10:7 Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí. Nosotros debemos imitar su ejemplo; Pablo nos lo recuerda: 1ª a los Corintios 11:1 Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. Sus discípulos eran reconocidos por su manera de hablar; todos eran galileos: Marcos 14:70 Pero él negó otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez a Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de ellos. Lucas 22:59 Como una hora después, otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente también éste estaba con él, porque es galileo. Jesucristo les anunció tres veces su muerte, y les afirmó que al resucitar iría delante de ellos a Galilea: Mateo 26:32 Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea. Marcos 14:28 Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea. Esto les fue confirmado a los discípulos: Lucas 24:6 No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea. Mateo 28:7 E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. Marcos 16:7 Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo. Ellos sabían que debían ir a Galilea, a un monte preciso: Mateo 28:16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Pasado un tiempo, ascendió a los cielos, y sus discípulos todos galileos le vieron ascender: Hechos 1:11 los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. En Pentecostés derramó sobre ellos al Espíritu Santo, el Verbo, el poder del cual se había despojado, su palabra santa; y los galileos hablaron en todos las lenguas de los que estaban presentes, y que los confundieron con borrachos: Hechos 2:7 Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? 2:8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Dios en Cristo la Roca, rescató a Israel de la esclavitud a la que estaba sometido por cuatrocientos años, por la palabra que Dios en su Hijo le dijera a Abraham. Para libertarlos abrió camino en el mar, hasta que su pueblo estuviese del otro lado; de la misma forma en su Hijo Jesucristo, va al otro lado del Jordán, a Galilea de los gentiles, a las ovejas perdidas de la casa de Israel, para rescatarlas del yugo de servidumbre a la que estaban sometidos por la palabra del primer pacto, y cuya señal es la circuncisión; para introducirlos en su reposo, en Jesucristo, como hijos amados por la redención en su sangre, y no como nación. Hebreos 4:1-13: Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi ira, no entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo. Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones. Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. Jesucristo recibirá por herencia las naciones porque él es el heredero; y todo aquel que está en Cristo es parte de su cuerpo, y por lo tanto, coheredero con Cristo. De esta manera, las ovejas perdidas y todos los israelitas que reciban a Cristo como Salvador, al igual que los gentiles que hagan lo mismo, son la iglesia del Señor, el cuerpo de Cristo, del cual él es la cabeza. Así las cosas, las ovejas perdidas pasaron en la libertad en Cristo, de herencia, a ser herederos con él; muy a pesar que los demás judíos los querían volver a esclavizar, a reducirlos a servidumbre. ( Gálatas 2:1 Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito. 2:2 Pero subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles. 2:3 Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse; 2:4 y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud, 2:5 a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros.) Para terminar les afirmo que la Biblia dice: Juan 8:31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos (entonces, después de esto); 8:32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (sin conocer la verdad que es él, seguirían sujetos a servidumbre, bajo la palabra del primer pacto). 8:33 Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? (Los judíos sabían que eran descendientes de Abraham, al cual Dios le había dado la promesa de salvación, pero no entendían que Jesucristo les dijera que en la verdad serían verdaderamente libres, porque no eran según la promesa cuya señal era la circuncisión, esclavos de nadie) 8:34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado (Seguirían en la servidumbre de la ley en los ritos del sacerdocio Levítico, que no quita el pecado, y que tienen que hacerse muchas veces; en cambio, Jesucristo es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y su sacrificio fue hecho una vez por todas, y liberta de servidumbre. El sacerdocio Levítico es para Israel como nación, la cual Dios dijo que sería eternamente delante de él, y en la vida eterna oficiarán ese sacerdocio, por ser estatuto perpetuo. En cambio, no sucede así con quien es libertado del pecado al recibir a Jesucristo como su Salvador, pues entra en el reposo de Dios, en la casa de Dios; esto se los dice Jesucristo seguidamente) 8:35 Y el esclavo no queda en la casa para siempre (en el cuerpo de Cristo); el hijo sí queda para siempre (En Cristo somos hechos hijos de Dios, según Juan 1:12; y seremos herederos, y no herencia). Él les insiste que es necesario para ellos la libertad de ese yugo en la sangre del Nuevo Pacto) 8:36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. 8:37 Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros. Jesucristo mismo señaló la diferencia existente entre la servidumbre y los hijos de Dios. Juan 15:12 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. 15:13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. 15:14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. 15:15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. 15:16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé. 15:17 Esto os mando: Que os améis unos a otros. 15:18 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Jeremías 50:6: Ovejas perdidas fueron mi pueblo; sus pastores las hicieron errar, por los montes las descarriaron; anduvieron de monte en collado, y se olvidaron de sus rediles. Mateo 15: 21- 31: Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora. Pasó Jesús de allí y vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí. Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel. Ezequiel 34: 1-31: Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños? Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no apacentáis a las ovejas. No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia. Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado. Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto; y en toda la faz de la tierra fueron esparcidas mis ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas. Por tanto, pastores, oíd palabra de Jehová: Vivo yo, ha dicho Jehová el Señor, que por cuanto mi rebaño fue para ser robado, y mis ovejas fueron para ser presa de todas las fieras del campo, sin pastor; ni mis pastores buscaron mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos, y no apacentaron mis ovejas; por tanto, oh pastores, oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de su mano, y les haré dejar de apacentar las ovejas; ni los pastores se apacentarán más a sí mismos, pues yo libraré mis ovejas de sus bocas, y no les serán más por comida. Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré. Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad. Y yo las sacaré de los pueblos, y las juntaré de las tierras; las traeré a su propia tierra, y las apacentaré en los montes de Israel, por las riberas, y en todos los lugares habitados del país. En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes de Israel estará su aprisco; allí dormirán en buen redil, y en pastos suculentos serán apacentadas sobre los montes de Israel. Yo apacentaré mis ovejas, y yo les daré aprisco, dice Jehová el Señor. Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada; vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil; mas a la engordada y a la fuerte destruiré; las apacentaré con justicia. Más en cuanto a vosotras, ovejas mías, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo juzgo entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos. ¿Os es poco que comáis los buenos pastos, sino que también holláis con vuestros pies lo que de vuestros pastos queda; y que bebiendo las aguas claras, enturbiáis además con vuestros pies las que quedan? Y mis ovejas comen lo hollado de vuestros pies, y beben lo que con vuestros pies habéis enturbiado. Por tanto, así les dice Jehová el Señor: He aquí yo, yo juzgaré entre la oveja engordada y la oveja flaca, por cuanto empujasteis con el costado y con el hombro, y acorneasteis con vuestros cuernos a todas las débiles, hasta que las echasteis y las dispersasteis. Yo salvaré a mis ovejas, y nunca más serán para rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja. Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor. Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado. Y estableceré con ellos pacto de paz, y quitaré de la tierra las fieras; y habitarán en el desierto con seguridad, y dormirán en los bosques. Y daré bendición a ellas y a los alrededores de mi collado, y haré descender la lluvia en su tiempo; lluvias de bendición serán. Y el árbol del campo dará su fruto, y la tierra dará su fruto, y estarán sobre su tierra con seguridad; y sabrán que yo soy Jehová, cuando rompa las coyundas de su yugo, y los libre de mano de los que se sirven de ellos. No serán más por despojo de las naciones, ni las fieras de la tierra las devorarán; sino que habitarán con seguridad, y no habrá quien las espante. Y levantaré para ellos una planta de renombre, y no serán ya más consumidos de hambre en la tierra, ni ya más serán avergonzados por las naciones. Y sabrán que yo Jehová su Dios estoy con ellos, y ellos son mi pueblo, la casa de Israel, dice Jehová el Señor. Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice Jehová el Señor. Isaías 40:11: He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro. Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas. Jeremías 3: 15: y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia. Zacarías 13:7-9: El pastor de Jehová es herido: Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi mano contra los pequeñitos. Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes serán cortadas en ella, y se perderán; mas la tercera quedará en ella. Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios. Juan 10:1-16: De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. Más el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Más al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía. Jesús, el buen pastor: Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Más el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. 1ª de Pedro 2:25: Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas. 1ª de Pedro 5:4: Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. Mateo: 19: 30: Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros. Mateo 20:16: Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos. Marcos 10:31: Pero muchos primeros serán postreros, y los postreros, primeros. Lucas 13:30: Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén. Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois. Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos. Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Y he aquí, hay postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros.
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MARIANO DOROLA
TIENES VOLUNTAD
TIENES DESEOS DE REVELACIÓN
TIENES ADVENIMIENTO
Y COMUNIÓN.
ERES PUENTE DE AMOR.
GRACIAS POR COMPARTIR.
GRACIAS POR TU AMISTAD.
TODO MI RESPETO Y ADMIRACIÓN HACIA USTED.
MARIANO DOROLA
David
Gracias, muchas gracias por la vitalidad que me has infundido en esta misión; Dios bendiga tu vida conjuntamente con toda tu familia, y de esa manera como fue salvo Noé, los lleve a la vida eterna. Allá nos veremos Mariano Dorola.