Masculinidad y orgullo
Publicado en Nov 03, 2010
Masculinidad es esa palabra desgastada, que al nombrarla me asustaba y me obligaba a ser lo que no era…
Es esa palabra que me rebotaba, implícita, hacia todo lo que creía verdad… Metáfora inconclusa perdida entre los clásicos de la antigüedad… ¿Y qué de aquellos hombres? …un Sócrates soñador entre el ser y no ser y un Da Vinci acomplejado pintándose a si mismo… ¡Sabio hombre, pobre sabio; ocultándose entre el lienzo y la oscuridad! …o un Miguel Ángel y su quimérico David. ¡Figura perfecta de lo varonil, con un minúsculo pene parecido a un maní entre sus piernas y un cuerpazo de atleta, que ni el mismo Superhombre ha tenido! Ah, y llega el sesudo y lumbrera Don Freud, a decirme al oído que si chupo o no chupo; formando una locura con mi ego, mi super ego y con toda mi lascivia, y de lo que hoy llamo mi sexualidad. Masculinidad para muchos es sinónimo de macho, cacique, de poder, de proveedor y padre viril, aunque te deje abandonado y criado por una madre sumisa y abnegada. Aunque no te haya dado ni un solo biberón, ni pagado los gastos de la primera fiebre que te dio en la niñez. ¡Ese padrote hay que decirle papá y pedirle la bendición cuando lo veas en la calle o lo visites en la prisión. ¡Vaya machote de pueblo! Masculinidad es la palabra bendecida en las voces de los homofóbicos y en las biblias masculinizadas de los grupos fundamentalistas. Es la palabra confusa y perdida entre los mitos de las tribus machorras de nuestro planeta Tierra. Desde Júpiter, Eros, Huracán, Hermes, Narciso, Caín, Abel y hasta Sansón, y por supuesto, desde el Adán de los judíos hasta el Jesús de la cristiandad. No olvidemos a Juan del Pueblo, sí, ese que se toca su paquete en la barra de la esquina, va al baño, mea y sin enjuagarse te saluda borracho y con una peste a cebo en los huevos y en sus toscas manos. Masculinidad es la palabra que se pierde entre los torsos musculosos, los vellos púbicos y los penes fructuosos de todos los atletas y narcisista adoradores de los gimnasios y de los pantalones lycras. Masculinidad es la palabra ensordecedora y maldecida de las feministas en la búsqueda de la igualdad entre el pipi y el clítoris. Apareándose en las noches, y luego en el día, trabajando como mulas para igualarles… Palabra insípida para muchos de nosotros, que hemos aprendido que el ser hombre no se mide por la cantidad de fluido seminal, sino por lo que hacemos en pro de mejorar este jodido mundo en que vivimos. Pero si tú me juzgas, sin ser del todo justo, por lo que creo y busco, sólo te dijo que yo soy el sinónimo de la palabra orgullo.
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Guillermo Capece
muy bueno tu escrito. Estoy conforme con lo que dices.
Saludos