Don Juan
Publicado en Nov 04, 2010
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Don Juan 
Me da algo de verguenza publicar este texto (cuento), porque lo autocalifico como malo ja, pero bueno. Vino a mi cabeza y lo quise escribir!


Esta es una historia muy peculiar, ¿Algo triste? Quizás. ¿Con final feliz? Tal vez.

Suelo cruzarme todos los días con Don Juan, un vecino del barrio. Es un hombre amable, de 60 años, divorciado y aparentemente con poca vida social.
Curiosamente lo crucé el pasado domingo en la puerta de mi casa, cuando iba llegando el pasaba frente a ella, y por las bolsas que llevaba no me fue muy difícil saber qué venia del Supermercado.
- ¿Cómo le va Don Juan?- Le dije.
-Por suerte muy bien, pase una noche muy linda, sentado frente al mar, con una brisa cálida que me acariciaba suavemente. Mejor imposible- Me respondió enseguida, se veía realmente feliz.
-¿Ah estuvo de viaje?
-Sí, es un privilegio que a mi edad me puedo dar.
Enseguida lo despedí ya que tuve una extraña sensación, una que no puedo explicar.
A los dos días, el martes, para ser más preciso, lo volví a cruzar en la plaza que esta frente a mi casa. Ambos paseábamos a nuestros perros.
-¿Como esta Sr. Juan? Me es extraño verlo acá en la plaza.
-Qué raro, ando siempre por acá. La verdad es que estoy feliz, anoche tuve la oportunidad de disfrutar de una cena entrañable con mi ex esposa, nos debíamos esa charla hace tiempo.
Al escuchar la respuesta tuve varios pensamientos simultáneos, me sorprendió que por segunda vez consecutiva, me cuente sobre su noche mientras que yo solo le pregunté como estaba, quizás su soledad hace que necesite hablar con alguien, pero a su vez me resultaba raro que un hombre como él tenga tanta vida nocturna.
-Que bueno es escuchar eso, aparentemente usted pasa unas noches agradables- Le respondí.
-Y la verdad que sí, es un privilegio que yo mismo me gané.
Me fui más confundido aún, ¿Se refería a que trabajo toda su vida y por eso merecía disfrutar? Pensé y pensé pero no, porque todavía trabaja. ¿Y por qué insistía con la frase “es un privilegio que a mi edad me puedo dar”? No sé a dónde apuntaba Don Juan.
Al día siguiente… Si, lo volví a ver.
-¡Pero si es usted mi amigo! ¿Cómo pasó la noche?- Le pregunté. Temí por mi modo de preguntar, mitad en serio, con curiosidad; y mitad con malicia, prejuzgando al hombre y creyéndolo otro loco suelto.
-Uh agotadora, lleve a mis nietos al cine, mas tarde fuimos a comer. Y después fui en el auto hasta la playa, a reposar frente al mar, bajo la luna. Fue memorable, amo la playa. Sobre todo Copacabana.
-Ah anduvo por Brasil, que raro, ayer a la tarde estuvimos juntos. ¿Se acuerda? Le pregunté en un tono muy poco amistoso, y reclamando la respuesta que yo esperaba, que reconozca ser un mentiroso.
-Ya ves, ahora estoy hablando aquí contigo, y quizás esta noche coma bajo la luz de las velas en Paris, nunca sé a dónde voy a ir a parar. Las noches para mí son especiales.
La respuesta me sacó de quicio, no podía creer que un hombre de su edad mienta tan libremente. Me tranquilicé en cuestión de milésimas de segundo, pensé y le dije:
-Yo tengo 25 años y mis noches son totalmente monótonas, salvo los fines de semana que salgo con amigos, que a decir verdad, ya se volvió bastante monótono también. ¿Cómo puede ser que un hombre de 60 años haga todo lo que hace usted? O eres increíblemente hiperactivo, que así y todo es difícil que pueda hacer todo lo que dice, por una cuestión de tiempo y de dinero, o me está mintiendo.
-¿Yo no miento, como te atreves?
-Pues ya, dígame de una vez que hace por las noches ¿Que hace verdaderamente? Se aburre y por eso inventa estas tonterías ¿no es cierto?
-No querido.
-¿Entonces qué hace? Dígame.
Don Juan cerró los ojos, respiró profundo y con una voz rebosante de satisfacción me respondió:
-Sueño.

No me había sentido como un tirano antes en mi vida. Con mis ideas y pensamientos había maltratado a una persona que con una única y última palabra me había hecho pensar como jamás lo había hecho.
Nunca más lo volví a ver, me entere por mi madre que, al igual que yo, ya no vive en la ciudad. A partir de ese entonces no tengo casa ni ciudad, me dedico a viajar por las noches, recorro las playas de todo el mundo, hasta he ido a parís, con solo una ilusión, una sola, volverlo a ver.
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Foto del autor pablo
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Miembro desde: Oct 26, 2010
2 Comentarios 274 Lecturas Favorito 0 veces
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Un cuento corto y simple que me vino a la mente y lo quise compartir.

Palabras Clave: Cuentos sentimientos viejo playa paris sueos amor desamor

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (2)add comment
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Guillermo Capece

No, no esta malo, amigo. Hay imaginacion, por eso esta bueno; quizas le falte un poco de "forma literaria", pero dada tu edad y quizas que sea alguno de tus primeros trabajos, esta bien.
Lee, lee mucho que es el alimento de quienes escribimos, y sigue escribiendo.
Saludos
Guillermo
Responder
November 12, 2010
 

pablo

Guillermo agradezco tus comentarios siempre constructivos, seguramente que mis textos esten carentes de muchas cosas, es que solo lo hago por plasmar las ideas que me vienen a la cabeza.
Gracias nuevamente por tu comentario.
Saludos
Responder
November 13, 2010

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busy