ENTRE EL SOL Y LA SOMBRA
Publicado en Nov 21, 2010
Sobre nosotros descendía su frescura. Y la amplitud de su silencio nos enredaba en su claridad. Nada nos era ajeno. Como un fruto, se abría su cosmos sobre nosotros y era como una estrella, como una lluvia de escalonadas bóvedas trazando su cascada sobre nosotros, dejándonos como ella, suspensos en esa luz. Fragmento: Entre el sol y el laúd Coral Bracho Entre el sol y la sombra El sol entró silencioso por el amplio ventanal de la habitación, acariciando los sueños de Cris, escondidos bajo su revuelta cabellera, mientras ella, tendida boca abajo sobre el torso de Adán, le obsequiaba al sol, la tesura de su espalda, descubierta hasta la cintura para que la acariciara en su claridad. Afuera, el silencio de la mañana, apenas roto por el trinar de las aves, hacía mas intenso el sonido del rose de su cuerpo con las sábanas, que en el sopor de la mañana, aquella caricia le provocaba. Ese suave murmullo del rose de su cuerpo, la despertó. Buscó entonces, acomodarse en un costado de Adán abrazándolo y observar su rostro que aún dormía, mientras con la otra mano, lanzaba suavemente hacia el otro lado de su espalda, su larga cabellera…. Adán, librado del cuerpo de Cris, giró dándole la espalda, arrebujándose en su almohada, escondiendo el rostro, de ese sol impertinente, que espantaba ya su sueño y… -Vamos dormilón, ¡despierta ya! o llegarás tarde al trabajo- Adán escuchó la voz de Cris, la buscó sin abrir los ojos y le obsequió un beso. Perezoso, se reusaba a abrir los ojos hasta que, de pronto,… se sintió extraño, ajeno a aquel lugar. Abrió los ojos, buscó a Cris que ya se encontraba del otro lado de la cama y en ese instante, nada le fue familiar. Aquella habitación, el ventanal, el jardín y Cris le resultaron extraños -¿Sucede algo?- le preguntó Cris a Adán, al observar la duda dibujada en su rostro que, vacilante, volteaba por todos lados inspeccionando cada rincón de aquel lugar, mientras se levantaba de la cama acomodando su cabello -¡No! es solo que de repente…- y guardó silencio. Por su mente se repetía esa extrañeza con una pregunta: ¿dónde estoy? No dudaba ser él: Adán. Ni que Cris, fuera su esposa; pero ella, era distinta, más joven y él, se sentía distinto, mas joven y delgado, la miró por un segundo y le dijo – mmh… espérame, voy al baño- de un salto, salió de la cama encaminándose al baño y cerrando tras de sí la puerta, buscó escaparse así de aquel apuro. Cris lo observó intrigada, había en el rostro de Adán señales de sobresalto, duda y algo extraño en su mirada, que lo hacia distinto -¿Qué le sucede?- se preguntó en voz baja sintiéndose apenada. Buscó sin pensar más cubrir su cuerpo para cuando Adán, saliera del baño. ----- Ya en el baño, Adán observó su rostro en el espejo y se vio distinto. El corazón perdió su ritmo junto con su respiración y acercándose lentamente al espejo, observó sus ojos, mientras con los dedos, tocaba su imagen sobre el espejo preguntándose – ¿Qué sucede, por que de pronto no me reconozco?- abrió el grifo del lavamanos y dejó caer el agua fría sobre sus manos acumulándola para luego, de un impulso lanzarla a la cara y espantar de algún modo, la somnolencia que tal vez, lo había hecho ver visiones, pero… ¡no!,… al observarse nuevamente en el espejo, ahí seguía ese rostro más joven que escurriéndole el agua lo observaba con sobresalto… -Adán, ¿estás bien?- escuchó la voz de Cris del otro lado de la puerta -¡Sí! ya voy, déjame dar un baño y en un momento salgo,… ¡no tardo!- Adán, perturbado, entró bajo la regadera dejando caer el agua fría sobre su cuerpo y ahí, permaneció por un tiempo breve, tratando de entender que sucedía. Cris, aunque intrigada, decidió no dejarse llevar por suposiciones que no entendía y salió de la habitación para dirigirse a la cocina y preparar el desayuno -Adán, mientras terminas de bañarte preparo el desayuno, allá te espero- y salió sin esperar respuesta En tanto, Adán terminaba de bañarse y buscaba su ropa para vestirse y prepararse para salir rumbo al trabajo. A pesar de esa confusión, en cuanto a su propia apariencia, la de Cris y la de aquel lugar, Adán no dudaba de la ubicación de cada cosa, ni de a dónde ó, lo que tenía que hacer. Era como si un instinto lo guiara haciendo de todo esto, algo familiar. Pero en su consciencia, nada encajaba. En ella, existía la certeza de estar en otro tiempo y dentro de otro cuerpo ------------- -Vamos Adán ¿ya te sientes mejor?- escuchó la voz de Cris cuando entró a la cocina y se sentó en la mesa del desayunador. Mientras, Cris le servía una taza de café y él, se preparaba a comer el cereal que se encontraba ya dispuesto como desayuno y asentía con la cabeza a la pregunta de Cris, quien de inmediato le dijo –Tonto, ya me habías espantado…- y abriendo sus ojos, adoptó una pose de escena de película de terror y le comentó actuando – de pronto pensé, que un espíritu te había poseído y yo, estaba por enfrentarme a un monstruo loco, demente y demoníaco,… ¡¡¡grrr!!!!…para luego, salir ¡huyendo!...- rieron a carcajadas con su actuación, mientras él, la abrazaba por la espalda jugando con su rostro entre su cabellera… rieron por un rato mas y continuaron con el desayuno platicando de mil cosas acerca del día anterior y de lo que harían durante el día. Observaban de vez en cuando, indiferentes el televisor encendido sobre una alacena del otro lado de la mesa, que de pronto llamaba su atención, pero poco caso le hacían al estar, metidos en su conversación. -Bueno Cris,… ya es tiempo de que me vaya. Nada mas me lavo los dientes y… ¡salgo disparado al trabajo!… ¿paso por ti saliendo de la oficina?- le dijo Adán jugando mientras, esperando la respuesta, la tomaba por la cintura y buscaba su cuello para obsequiarle ahí, un beso -¡Mmh! déjame revisar mi agenda,… tal vez no tenga tiempo, aahhh!…- y sonriendo, buscó los labios de Adán para darle un beso -…Sí, ¿a las seis?... si creo que sí puedo concederte una cita…- le dijo sonriendo sin apartarle la vista -¿Sí?…- la cuestionó jugando con ironía -¡ahah!…pues no te me escapas… ¡a las seis! eh…-sonrió tomando entre sus manos el rostro de Cris y le dijo… -Nada más, no me hagas esperar- le dio un beso y salió corriendo de aquel lugar, para dirigirse al trabajo sonriendo ---- El tráfico, cómo siempre una pesadilla, lo había alejado del recuerdo de lo ocurrido esa mañana, cuando de pronto, al mirar por el retrovisor, alcanzó a ver en el su cabello y sorprendido, observó una cabellera distinta, con algunas canas en la sien. Se orilló sobresaltado y detuvo su auto para observarse a detalle en el espejo y… no pudo entender lo que observaba. Su rostro no era ya la de aquel joven que minutos antes, miraba en el espejo de su baño. Ahora, era la de un hombre maduro, cincuenta a lo más y aunque, su rostro era muy parecido al que él reconocía como suyo, no era ya el mismo -Por Dios, ¿qué me sucede, me estoy volviendo loco?- Tomó entre sus manos sus cabellos y recargando la frente sobre el volante, tomó aire profundamente y se echó hacia atrás lentamente sobre el respaldo de su asiento. Sujetó con firmeza el volante entre sus manos. Debía haber una explicación en todo esto. Cerró los ojos, buscó una respuesta en su mente y entonces, de pronto sobresaltado abrió los ojos y observó extrañado, que ya no se encontraba en el auto; ahora, se encontraba sobre la cama de su habitación y la penumbra, llenaba todo su espacio. Un silencio, apenas roto por el trinar de algunas aves en el jardín de su casa, acompañaba un cielo gris, encapotado, esperando una tormenta, mientras el frio con tristeza, se escurría en la humedad atrapada sobre el cristal del ventanal de su habitación, que impasible, lo observaba. Recorrió con la mirada su habitación buscando a Cris y solo encontró a la soledad que ya lo acompañaba. Con nostalgia, recordó aquel sueño, que instantes atrás, lo había hecho vivir por un instante sus recuerdos. Cris, ya no estaba a su lado: el tiempo, la vida, se la habían llevado de su lado. Con dificultad salió de la cama para entrar al baño y al encender la luz, en aquel espejo que antes, en otro tiempo lo había mirado, un rostro cargado por los años lo observó deseando la muerte. Los espacios toman su lugar en nosotros, urdiendo sus arcos y sus estancias, encendiendo sus estanques, cediendo sus patios. En nosotros, labran con inquietante finura, con calidez, aposentos cambiantes. Entonces volvieron los tiempos como volvían los pájaros a los naranjos, a los bosques de sombra, entre celosías brillantes. Fragmento: Entre el sol y el laúd Coral Bracho Con aprecio Yo Marzo, 2010
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MARIANO DOROLA
ADRIAN GUADARRAMA A
En esta historia (Entre el Sol y la sombra), como en otras, parto de fragmentos de poemas y textos de diveros autores, por que considero que existe, un hilo conductor que nos lleva de una historia a otra complementando sentimientos y emociones. Tedi López, Coral Bracho, Borges,... entre otros, llenan en gran medida el "principio y el final", de las historias que he escrito...En lo personal admiro a esos autores, en cuanto a la percepción del mundo, sus emociones y sobre todo el uso que han dado a la palbra, para expresarlo...
Saludos