Tampoco Me Gusta Navidad
Publicado en Dec 17, 2010
Tengo la fortuna de haber nacido en una familia a la que el dinero jamás le importó, tal vez por tal razón, no habiendo conocido ni de lejos la necesidad, se desarrolló sin control alguno mi compulsiva conducta desprendida.
Miles de aristócratas y capitalistas soberbios saborearon la amarga realidad de las convulsiones sociales, guerras, tragedias, conmociones y batallas fratricidas, pero mi gigantesco emporio felizmente jamás se vio afectado seriamente y nada me cuesta “tirar la casa por la ventana” cada nada. A finales de todos los años, incontables cartas, llamadas, correo electrónico y faxes múltiples inundan mi departamento de relaciones públicas. El personal destinado a sistematizar todo ese tsunami de súplicas, ruegos, imploraciones y más de una exigencia insolente, suele llegar al 23 de diciembre en estado crítico de cansancio. No me gusta la Navidad, porque mi círculo familiar tradicionalmente supo que en realidad es todo un rosario de mentiras y medias verdades, que llevaron a los occidentales a establecer arbitrariamente el 25 de diciembre como aniversario de nacimiento de Jesús hijo de José y María, descendientes de Sem. No me siento cómodo atestiguando como talan bosques para armar unos pinos aparatosos, fabricar papel de regalo, tarjetas de felicitación y envoltorios coloridos con malas reproducciones de mi figura. En estas fechas dudo de la inteligencia de cientos de millones de supuestos seres razonables que se ahogan en deudas, gastan lo que apenas ganaron con esfuerzo, ponen cara de amables, mientras con la excusa de noche buena los comerciantes no dudan en exprimirles cada centavo que posean en sus bolsillos. Mencionando el nacimiento de un humano desprotegido, humillado y perseguido por el poder infame y permanente, millones hacen gala de inconscientes: comer, beber, regalar y disfrutar, en memoria del arquetipo del hambre, sed y persecución solo significa que muchas cosas están erradas, y nadie quiere transformarlas. Estoy harto, ya no lo tolero. Pero debo tragar mi decepción, disimular mi hastío, fingir ser uno más y desde luego, seguir adelante. Mentirosa o no, la Navidad cuenta con un Papa Noel oficial y es mi obligación vestirme de rojo, montar mi trineo de tracción animal y salir volando a premiar a niños y niñas buenas. Es curioso, cada año hay más gente en el planeta, ¡pero menos niños y niñas buenas para premiar en noche buena! ……………..
Página 1 / 1
|
haydee
Aclarado el punto, me gustó el relato y es dentro de su fantasía, lo que seguro debe sentir alguien con tantas demandas y peticiones.
SALUDOS Y FELICES FIESTAS!
Oscar Ach
Mil gracias por la lectura y el comentario, concuerdo contigo 100%, bueno en realidad 98%...
No por seguir corriente alguna, te envio mi fraterno deseo de que este fin de año la pases más lindo de lo que podrías imaginar...
Un abrazo!