CUENTOS PARA LA TOS Y POEMAS PARA VOS.
Publicado en Jan 31, 2009
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                                                     Dedico este libro a Guadalupe,
                                                     Candela  y  Valentina.
  
  
  
  
  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Para escribirle a un  niño necesito....
          Un pájaro amarillo que en su pico
                 lleve un trozo de luna hasta su nido.
                    Un sol que nunca duerma. Y una ronda.
                         Un enanito azul que se parezca
                                       a un bichito de luz en plena siesta.
                              Un rayo ultravioleta que proteja,
                                a todas las cosas lindas de la tierra.
                                  Y un hada que me diga cuánto cuesta,
                                     borrar a las brujas  de todos los cuentos.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
   Tengo una tortuga                                 Con caballo de madera
   de color azul                                          yo quise cruzar un río
    Y un zapato roto                                   que mi hermana dibujó
    para el caracol.                                     con crayones en la mesa
   Tengo una sonrisa                                  Mi papá que estaba cerca
   para el almohadón                                 quiso venirse conmigo 
   donde duerme el gato                            me levantó despacito
   sobre mi sillón.                                      y subimos al estribo
   Pero qué gracioso                                  y el caballo nos tiró
   el ratón lo vio                                    por encima de una silla
   y mordió la cola
   de ese dormilón.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Yo quiero dibujar                                       Los chicos hicieron
 un árbol sin ramas                                   un gran papelón
 sin hojas ni tronco                                    cuando hoy en la escuela
 que no tenga nada.                                  vieron a un ratón
Y que en primavera                                   Todos asustados
 se llene de nidos                                      lloraban,   gritaban,
sin huevos, sin paja,                                  porque simplemente,
 sin nada de nada                                      vieron un ratón
Para que la luna                                        Su cola era larga
 pase derechito,                                        y tenía un cuerpito
 cruce mi ventana                                     marrón y chiquito.
y duerma conmigo                                    Era una ratita 
hasta la mañana                                       mirando al  montón
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                              UNA PRINCESA TRAVIESA
  
                  Un día en que yo estaba leyendo un libro de cuentos, sucedió algo muy extraño. Sentí que algo  había salido del libro.
                 Enseguida busqué en todas sus páginas, que eran muchísimas y no encontraba nada, todas las historias estaban completas, con sus estornudos, sus bostezos y sus dibujos. Allí seguía el sol, tan quieto y dibujado, calentando las aguas del hermoso  lago.
Y las estrellas continuaban metidas en el negro cuerpo de la noche. Sin embargo, algo había ocurrido porque el libro estaba mucho más livianito que antes. Me cansé de buscar y buscar y  justo cuando iba a cerrarlo para guardarlo, me di cuenta.   Busqué en los cuentos de hadas y listo, encontré lo que faltaba, la princesa Caterina no estaba paradita como un adorno con su traje largo y de miriñaque en el dibujo de su castillo.
                 ¡ Yo sabía que ella , algún día, se iba a escapar! -me dije.  ¿Y saben por qué pensé en eso? Porque no le gustaba ser una princesa de aquellos tiempos tan antiguos  y tampoco le gustaba estar siempre  con  gente  importante, que no tuviera  tiempo de jugar  con ella. A su hermano, el príncipe Pedro, no lo veía nunca porque  siempre estaba estudiando para  ser rey, o sea, caminando como equilibrista, sentándose derechito en la silla, aprendiendo a comer llevando los cubiertos a la boca y no la boca a los cubiertos, en fin, esas cosas que te aburren y te llenan el ombligo de maripositas. Sus amigas, que  eran también  princesas, jugaban sin ensuciarse, es decir, que no podían hacer esto ni aquello. De modo que estaba aburrida de tocar el piano todo el día. Sí, porque ella había nacido en una  época en que no existía el televisor, ni la computadora, ni el celular, ni nada.
                    Pero, por suerte, se había escapado y ahora estaba en el siglo veintiuno ¡ Y por fin,  podría conocer cosas que nadie podía siquiera imaginar.!
                    Lo primero que vio Caterina, fueron muchos automóviles que andaban tocando bocina por la calle y por supuesto, se asustó porque lo único que ella conocía eran carruajes con caballos. Y estaba tan aturdida porque el ruido se le metía en las orejas y le  salía por las uñas del dedo gordo. Además, con ese   vestido largo e incómodo  no podía caminar entre tanta gente. Todos los niños la miraban como a un bicharraco.  ¡Y cómo no la iban a mirar si la mayoría de las chicas iban con pantalones!  Y ella iba con miriñaque.  Pero claro, ellos no sabían quien era ella  ni de dónde venía.
                   Por suerte, había traído dinero. De modo que sacó una moneda y entró a un lugar adonde vendían ropa. La vendedora la miró y le preguntó qué necesitaba. Ella eligió algo de color azul  que,, se llamaba vaquero ¡Qué nombre tan raro! -se dijo. Pero ese pantalón  era tan lindo y cómodo que ella se lo dejó puesto, dispuesta a caminar por ese mundo tan alegre y alborotado que acababa de conoce. Pero cuando fue a pagar, la señora no quería recibirle la moneda porque decía que era de oro y que valía mucho. Pero al fin logró convencerla y  con una sola moneda pudo comprar  una remera y todavía  le alcanzó para un par de zapatillas del mismo color.
                Se sintió feliz con esa ropa nueva y las zapatillas que  le permitían caminar como si flotara en una nube.
              Luego caminó y caminó mirando todas las cosas lindas que había  en la ciudad y de pronto observó que los chicos ya no la miraban como a un bicho raro. Y un varón que pasó a su lado la miró con ojos de gato con pestañas largas  y le dijo:
--Hola.
               Ella se sonrió y siguió caminando, mientras  él  se  quedaba mirándola como esperando algo. Era un chico muy lindo y ella no sabía qué hacer ni qué decir .Entonces él se acercó, le dijo que se llamaba Diego  y le preguntó si vivía cerca. Ella sintió un cosquilleo desde la planta del pie hasta la punta más larga de su pelo  y tuvo que  decirle que sí, porque si le decía de donde venía no le iba a creer.
                Enseguida vinieron unas niñas que dijeron ser sus hermanas y la invitaron a jugar en la puerta de su casa. Una de ellas sacó un aparato con dos ruedas al que llamaban "bici" y cuando vio lo que hacían con esa cosa rara, no entendía nada.
                Al ver su cara de susto, le propusieron jugar a otra cosa, pero Caterina no sabía  cuales eran los  juegos que le gustaban a los chicos de este tiempo, de modo que les dijo que estaba apurada porque tenía que ir a la biblioteca a estudiar.
---¿Adónde? -le preguntaron
---- Yo estudio en la biblioteca del castillo. -les dijo.
  ---¿De qué castillo? -le preguntaron juntos.
   ----  Fue una broma, les dijo Caterina, porque se dio cuenta de que allí no había castillos Y  como no estaba acostumbrada a decir tantas mentiras juntas  se acomodó los rulos y las lágrimas comenzaron a caerle por las mejillas ¡ Ahora sí que  extrañaba sus padres!
             Cuando los chicos la vieron llorando no sabían qué hacer y ella les contó la verdad porque ahora ellos  eran sus amigos. Las hermanas de Diego,  le aconsejaron que regresara a ver a su familia  y si quería, otro día, podría volver a escaparse para jugar con ellos. De modo que tomó su reloj mágico y retrasó las horas para poder volver al cuento de donde había salido  dispuesta a conocer nuestras  estrellas. Y esa misma noche pudo dormir en su cama.
               Por supuesto que soñó con los ojos, las pestañas y la sonrisa de Diego, a quien pensaba  visitar muy pronto.
              Y por mañana, cuando sus padres  despertaron,  la encontraron allí como si nada hubiera ocurrido.  Bueno, como si nada no, porque lo primero que le preguntaron era de dónde había sacado esos pantalones que ella se había olvidado de quitar.                    
       Por suerte se le ocurrió decir que los había encontrado en un baúl para que no descubrieran que se había escapado y no pudiera hacerlo otra vez.
       ¡Tenía tantas ganas de volver a ver a Diego!
 
Un poemita            
  No quiso ser princesita                  y hasta un par de zapatillas
  y del cuento se escapó                 para  jugar con los chicos
 para compartir  estrellas              Con un pantalón vaquero
con alguien de por aquí.                esa noche regresó
 Con una moneda de oro                pero  nadie se dio cuenta
 pudo  comprar ropa nueva             de su mágico reloj
 
 
 
 
 
 
 
                                GUADALUPE
                      
¿Qué puedo decirte                             que surca mi cielo
pequeña princesa ?                              por las tardes.
Decir que eres bella                            Eres la burbuja de cristal       
sería  no decir nada.                           que lleva mis sueños a volar.
Decir que tus ojos                              La muñeca que llora
parecen dos lirios,                             y ríe de verdad.
azules, callados,                                Mariposa que aletea
es decir tan poco                               de Setiembre a Setiembre.
Decir que eres niña                            Luna, que a medianoche
de ese niño mío                                  se vuelve cuarto creciente.
es decirlo todo.
Y a partir de entonces
eres la paloma
tan blanca tan nívea,
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ESTO ES UN ACRÓSTICO                            CANDELA
 
V alentina es una estrella                      Un juguete eres
A la que el sol ilumina                        escapado del cielo.
L a luna cree que es                             Tan frágil y bello
E n el cielo la más bella                        como un pájaro de cristal
N o quiere irse a la cama                     sacado de algún cuento
T an rápido y sin su abuela                  de duendes  o de hadas,
I nútil es esforzarse                             de sonoras campanas,
N adie puede convencerla                    de saltos en la cama,
A que se duerma sin ella                     de dulces que se guardan
                                                        debajo de la almohada.
                                                        Tú  eres un juguete
                                                        pequeño y tierno
                                                      capaz de derretir mi corazón
 
 
 
 
 
 
 
                            UN PERRO FELIZ
 
                      Esta es la historia de un perro callejero que siempre se las arreglaba para sacar comida de alguna parte, ya sea que  alguien que estuviera  haciendo un asado y se distrajera, o que venía con la bolsa de las compras un poco rota, perdiendo alguna salchicha, o algo  por el estilo. Y por eso todos le llamaban Ladrón                                                                                                                                                                                                                          
            Lo bueno es que él pensaba y vivía como un perro, con su montón de pulgas y otras pestes, de esas que  se encuentran gratis en la calle. Y aunque vivir como perro siendo un  perro te parezca obvio, no siempre ocurre así pues, a veces, la gente pretende que los perros vivan como personas y hasta los dejan entrar a la casa o que les pasen la lengua por  la cara y esas cosas que hacen ellos por que nadie les enseña nada.
               Pero Ladrón no era un perro cualquiera y por eso era el  más feliz del mundo.  ¡ Si hasta había aprendido a sonreír !
           Todos los días vagabundeaba por las calles junto a otros que como él, se habían tomado la vida por su cuenta desde temprana edad y nada tenían que ver con aquellos perros que siempre  lo miraban con envidia, desde el  patio de atrás. Esa maldita cárcel adonde suelen estar presos por ser tan buenos con los chicos, o tan malos como  para  cuidar la casa,  a cambio de comida balanceada y un poco de agua.  Pero en fin, algún día tendremos que abolir la esclavitud de estos guardianes, desde los galgos hasta los caniches.
     Pero eso no es fácil, porque como me dijo mi nieta Candela, si andan sueltos  en  la ciudad, ellos corren muchos peligros porque pueden ser atrapados por la perrera o terminar bajo las ruedas de los automóviles, de modo que no te sientas culpable si tienes una mascota en el patio.. Sólo debes  sacarla a pasear todos los días,  pero no para que haga sus necesidades sino para que vea a otros perros y a otras personas. Porque a ellos  les gusta tener  amigos y también se enamoran ¿Lo sabías? 
             Te cuento que a Ladrón le gustaba caminar, con esa cabezota levantada, luciendo esas manchitas de distintos colores en el cuerpo y ese porte tan elegante de macho perruno .Él iba y venía por cualquier parte  y era  querido por todos los vecinos. Siempre encontraba  un poco de pan o una albóndiga esperándolo en algún jardín. Y era feliz porque le gustaba  mojarse con la lluvia, secarse al sol, bostezarle al viento y revolcarse de a ratos en la tierra. Solía juntarse en las esquinas con la muchachada canina y hasta parecía muy divertido.
             Pero una noche sin luna, Ladrón no dio la vueltita acostumbrada por el vecindario y dejó en mi jardín el agua sin beber y el pedazo de pollo sin comer. Nadie supo cuándo ni  por qué, pero con el correr de los días, alguien comentó que él  había muerto. Como un perro, claro. Sin participaciones ni entierros. Sin velas, malvones ni  azucenas.
             ¡ Pero qué lindo fue ser perro! ¿ No es cierto, Ladrón.?
 
 Poemita
Dicen que él era feliz                           caminando libremente
haciendo vida de perros                       y lo llamaron Ladrón
deambulando por ahí                           hasta el día de su muerte
y visitando a la gente.                          cuando  no vino a buscar 
Casi aprendió a sonreír                                 lo que siempre se llevaba.
                  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Quiero pintar mis cuentos                     Yo tengo una bicicleta
con algún color bonito                          que siempre me tira al suelo
que me regalen lo grillos                      cuando no voy a la plaza
cuando  le roban un sueño                    al regresar de  la escuela
 a un niño que muy despierto                La pobre no quiere verme
sueña con pajaritos.                              mientras  hago mis tareas
Quiero colgar las palabras                      y mi perro por sus celos
sobre una nube en el cielo                     le mordisquea las ruedas.
para que siempre las leas                      Entonces me canso,
cuando esté lejos, muy lejos                  la limpio y la guardo
                                                         reprendo a mi perro,
                                                           al gato y me baño
                                                           y luego me marcho
                                                          a jugar con los  chicos.
 
 
 
 
 
 
                              EL ESPANTAPÁJAROS
 
 
                 ¡Era feo el pobre!. Porque claro, tenía que asustar a las aves que comían las semillas de la huerta. Y con ese  sombrero de paja o esos brazos de palo, no era un muñeco que resultara simpático. Más bien, daba pena verlo a través del alambrado, con los pantalones remendados y esos pies siempre enterrados  en el piso. Su  tristeza se le notaba en los ojos, que eran grandes y tenían  pestañas de paja.
              Yo le  llamaba "Serafín" y todas las mañanas lo saludaba mientras  él me miraba con esa  cara de nada,  hasta que  me perdía en la esquina y ya no me podía ver.  Pero  una mañana  pasé frente a su casa y no lo vi. Me acerqué a la cerca y vi que en su lugar había otro muñeco que no parecía un espantapájaros. Más bien, parecía un payaso con esa bocota que reía sin que nadie le hiciera un chiste. En sus manos tenía unos  guantes negros como su boina. Era ridículo, tan ridículo que  hasta los pájaros se reían al verlo.                                                                                     
---- ¿ A quién querrá asustar ?- me dije un día,  al pasar, cuando iba hasta el  almacén.
                 Y mientras caminaba revoleando la bolsa de las compras,  me preguntaba adónde había ido a  parar Serafín ¡ Ese sí que era un espantapájaros! Tan bueno era, que no dejaba acercar ni a los gatos.  Cuando regresaba, me detuve frente a la casa y decidí tocar el timbre. Mi  vecino me atendió y al preguntarle por él, me dijo que un día, al regresar del trabajo,  no lo encontró  y que seguramente, alguien se lo había llevado.
                    Eso es lo que él  creyó  y yo también  creí hasta que una tarde lo volví a ver  caminando por la calle. Sí, era Serafín  y andaba muy limpiecito, tenía zapatos nuevos y al verme me saludó quitándose su sombrero.  No lo podía creer, Serafín me contó que se había escapado, que estaba harto y cansado de vivir siempre tan quietito y enterrado, sin poderse ni mover  para jugar con los chicos.
                           ¿Cómo hiciste Serafín? Le dije muy intrigada y me contestó algo raro. Me dijo que cuando quieres que algo te suceda en la vida, tienes que sacar los pies del sitio en donde  estás clavado y caminar  hacia aquello que queremos  que  suceda.
                       ¿Si vos lo entendiste, me lo puedes explicar?
 
Un poemita
Si tú estás parado                           Muévete enseguida
no sucederá                                   quítate de allí
lo que estás buscando                     y ve a buscar tus sueños
nunca encontrarás.                         por  algún lugar.
 
 
                           SUCEDIÓ EN UN ROPERO
 
                      No, no es ese ropero que tú crees, es otro. A ése, también lo conozco. Pero no, éste es uno cualquiera, como el que hay en cualquier  casa. Aunque lo que voy a contarte,  pudo haber sucedido también en un placard o en una cómoda, porque lo que tiene que haber en  este cuento es  mucha ropa,  zapatos, también carteras  y algún sombrero.
                       Bueno, resulta que  Don Pirulero había escondido tan bien su juego que  no lo podía encontrar ni siquiera en su  ropero. Cuando dejó  de buscarlo, quedó entreabierta la puerta y entonces se armó el revuelo.
                           Las perchas se rebelaron pues tenían mucho peso, la pollera se cayó sobre un zapato calado y el buzo se acomodó en el estante de arriba donde estaban durmiendo  las carteras.
-----Sal de aquí, no te me acerques. -Le dijo un bolso de mano.
-----¿ Por qué gritas de ese modo, si tienes mucho lugar?
---¿No te sientes el olor? -le dijo muy enojado
---¿ Olor? -preguntó el buzo
---- Alguien te ha lavado mal- le contestó otra cartera que acababa de despertar.
----Claro, ustedes son limpiecitos pero  huelen  a cuero de vaca.
---Shhhh  .........silencio   -dijo el zapato - Alguien viene y va a encerrarnos, si no dejan de pelear.
----Tiene razón el zapato- dijo la percha colgada, con la camisa arrugada de tanto andar por el suelo.
               Todos hicieron silencio, pero al cabo de un ratito dijo bajito el sombrero:
---Parece que ya se fueron 
-----Yo voy a salir de aquí- dijo el zapato calado.
---Yo me voy donde tú vayas- dijo una media muy blanca
                    Y así salieron  despacito, el zapato, la media  y también la bufanda a rayas.
                 Esperaron un ratito y llegaron hasta el jardín, bajando por un piolín por las ventanas abiertas.
                  Cuando ganaron la calle, caminaron rapidito sobre el cordón de vereda y llegaron hasta el río  tomaditos de la mano. Estaban muy confundidos, no sabían donde ir, se estaba haciendo de noche y no era para reír.                                       
                        Por suerte, un se acercó y los  llevó al otro lado, donde había una montaña, un niño y un barrilete.
                   Le pagaron con un beso y él se dio por satisfecho,  les dijo que lo chiflaran cuando quisieran volver.
                    Pero nadie había  pensado regresar a ese ropero y continuaron buscando un mundo que fuera nuevo.
                        El zapato se embarró. La bufanda lo limpió. El río lavó a los dos y el sol acabó secándolos, pero ninguno volvió a vivir en ese encierro..
 
Un poemita
Una media y un zapato                        a la montaña  que estaba
se escaparon del ropero                       del  otro lado del río
porque querían hallar                           donde un niño hacía volar
un mundo que fuera nuevo                   en lo alto un barrilete.
La bufanda los siguió                           Y no quisieron volver
con muchas rayas a cuestas                   nunca más a su ropero
 Y un búho los  acercó
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
                             UN DUENDE MUY ATREVIDO               
 
                Resulta que a las orillas de un hermoso río, vivía una planta con hojitas pequeñas, tan pequeñas que después de una tormenta parecían hormiguitas flotando en las aguas. Y claro, las tormentas suelen ser fuertes y los vientos se llevan a las hojas por cualquier parte.
               Pero esa mañana, no había ni siquiera una nube en el cielo y una de las hojitas se quedó mirando a un pequeño bote que navegaba despacio por las aguas profundas del río.
              Al verla pensativa, las demás hojas le preguntaron.    
----¿ Porqué siempre te quedas mirando a ese bote?
---Es que me gustaría navegar como él-les dijo
----Cada uno es lo que es- le dijo la hoja más vieja.
---- Sí, claro........-dijo ella, con tristeza.
                Sin embargo, un día de Marzo a la hora en que se duermen los pájaros, un pequeño duende bajó del arco iris y  apareció frente a ella diciéndole:
----¿ Por qué miras al bote, acaso tú no quieres seguir siendo una hoja?
----No, señor duende, no es eso. Yo quiero ser una  hoja pero también me gustaría flotar como ese bote.-dijo ella
----Yo puedo hacer que seas las dos cosas-le aseguró él
----¿Las dos cosas?......... No, no lo creo señor duende
--- ¿Estás dudando de mis poderes?
---No, no es que yo dude ...es que....
---¡ Qué lástima, si no dudaras, tal vez...tu sueño se hubiera cumplido! - dijo-  y  desapareció.
----Señor duende, no quise ofenderlo, vuelva- le rogó
         Pero el duendecillo nunca más volvió.  Y  una noche de Octubre se desató una terrible tormenta. La hojita comenzó a temblar porque sabía que su final estaba cerca. Todas las hojas pequeñas siempre terminaban arrastradas por la fuerte corriente del río.
           Los truenos y relámpagos no cesaban. Sus hermanitas se abrazaban a ella y ella estaba muy asustada pero trataba de disimular.
            De pronto el viento, un trueno y .... ¡ Al agua pato!
             Ella no sabía nadar pero lo intentó y se movió rápido con todas sus fuerzas y tanto se esforzó que de pronto, sintió que flotaba..........No sólo flotaba sino que crecía y crecía.
               El duendecillo se le  apareció otra vez  y al verla, llevando encima a las demás hojitas, le dijo:
----¿Eso es lo que tú querías?
---Sí, gracias duendecito .Creí que nunca más te vería-le dijo ella.
---Ahora ya no eres una simple hoja, eres un camalote-le dijo él
---¡-Un camalote! ¿Y qué es eso?
---Una  hoja que también es un bote ¿No lo ves?
              Desde ese día, son los botes los que la miran a ella, cuando la ven navegar por el río.   Y ahora  es muy feliz  ¿Pero dime, adónde  fue ese...?   ¡Quién puede saber adónde se van los duendes!
             A los pocos días,  le nació una flor  bella y blanca , entonces supo que el travieso duendecillo, la había transformado en la hoja más bella de la tierra.  
 
Poemita
Una hojita tiene miedo                      le dijo, casi al oído,
cuando  viene la  tormenta              que sin dejar de ser hoja
porque no sabe  nadar                      podía ser un gran bote
y está  a la orilla del río.                    Ella nunca le creyó
Un duendecito travieso                     y el atrevido  ¡Lo hizo!
que un día se apareció
 
 
 
 
 
 
 
 
      Y ahora..................te voy a hacer un hermoso regalo.
Un  poema que  escribió mi nieta Guadalupe:
 
Mi regla era mirarte                                Tu nombre junto al mío
pero un día borré las ideas                        encerrados en un corazón
con la poderosa goma del olvido.             Y la mochila  transportaba
La cartuchera era el lugar                       nuestros pensamientos
donde guardábamos nuestros sueños.      de que siguiéramos juntos.
Empecé a pintar los besos                         Con un lápiz invisible
que aún no me diste                                  escribí te quiero
pero lo mejor que dibujé en mi vida           sobre la arena del mar
era cuando estábamos juntos                     en el verano.
caminando hacia el sol amarillo
que pinté sobre mi cuaderno.
La fibra resaltaba mis sentimientos
para que se hicieran más fuertes.
 
 
           
 
 
 
                                
 
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Foto del autor NORMA ESTELA FERREYRA
Textos Publicados: 38
Miembro desde: Jan 31, 2009
2 Comentarios 1291 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

SON CUENTOS Y POEMAS INFANTILES PARA NIOS DE 6 A 9 AOS.

Palabras Clave: CUENTOS POEMAS INFANTILES PARA NIOS HISTORIAS NARRACIONES CHICOS

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Infantiles


Enlace: WWW.NORMA ESTELA FERREYRA`S STOREFRONT-LULU,COM


Comentarios (2)add comment
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NORMA ESTELA FERREYRA

GRACIAS, GABRIEL a mi también me gusta mucho lo que escribes.
Responder
March 10, 2012
 

gabriel falconi

me gusto el de la princesa que se escapo del libro
muy bueno!!!!
Responder
March 10, 2012
 

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