Sbado de cenizas
Publicado en Dec 30, 2010
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Me desperté temprano aquel sábado a la mañana, era el gran día, con mis amigos estábamos planeando pasar la tarde en un gran camping hace meses, finalmente había llegado el día, nos juntábamos a las 9 de la mañana, yo me desperté a las 7 para alistar todo y que no falte nada, algunos tenían que trabajar así que irían directamente para el camping. Estaba soleado eso me puso feliz, aliste todo y me senté un rato en la computadora para que se me pase un poco el tiempo, me había despertado muy temprano por la ansiedad, cuando entro a mi casilla de correos, me encuentro con un mail rarísimo, de una dirección que yo no conocía, decía textualmente:
“Me siento culpable, yo sé que es tu amigo, por eso te escribo a vos, Facundo tu amigo, anoche estuvo conmigo, fue a ver un recital y yo estaba con mis amigos, soy mujer, el conocía a uno de ellos así que vino con una amiga, que se terminó llendo con otro tipo, dejándolo solo, a mí no me cayó bien pero igual lo bese y no fue muy difícil sacarle el celular, luego le dije de irnos a otro lugar para estar más solos , acepto, fuimos y cuando llegamos mis amigos y yo comenzamos a golpearlo hasta dejarlo inconsciente, te mando este mail por que me conoces pero no te voy a decir mi nombre, me siento muy culpable, la sangre salía por su cabeza, yo no sabía que mis amigos saldrían con palos, quedo tirado en la costanera, inconsciente y sin celular ni dinero, me arrepiento mucho, por favor perdóname…”
 
No podía creer lo que había leído, desesperado comencé a llamarlo al celular, pero luego me acorde que se lo habían robado, no tenía a nadie a quien decirle, ya casi era la hora, me fui a reunirme con mis amigos con la esperanza de que alguien sepa algo de él, Salí de mi casa con mi mochila a cuestas, corriendo, tenía 20 largas cuadras que las recorrí en 5 minutos, cuando estaba llegando totalmente agitado, mis amigos se acercaron a ver qué ocurría, entre gemidos les dije, “¡¿alguien sabe algo de Facu?!”, me respondieron que no me haga tanto problema, que iría después ya que los sábados trabajaba mediodía.
- ¡¿están seguros?¡ , ¡¿con quién hablo?! ¡¿Cuándo les dijo eso?!
- Ey, ¡Ey!, quédate tranquilo hable con el antes de venir para confirmar que iría – me dice Hernán, mi amigo, con su mano en mi hombro - ¿Por qué? ¿Qué paso?
- Esta mañana me llego un mail de una mujer que me dijo que había estado con el anoche en el recital, que ella y sus amigos le habían robado, dejándolo inconsciente.
- Si me conto, pero se sentía bien, así que hoy a la tarde lo vas a ver y que te cuente el
- Bueno…
- Dale vamos llendo – me dice mientras me palmea la espalda
 
Había algo que no me cerraba, por lo que leí en el mail, la que me lo escribió parecía muy perturbada, como si lo hubiera matado, mi amigo siguió tranquilizándome, pero en el fondo sabía que algo no cerraba pero como tendemos a hacer todos me auto-engañe pensando positivamente ocultando esa pequeña voz que dice que algo anda mal.
El viaje era largo, al fin se desocuparon dos asientos, me senté en uno de ellos, justo pasamos por el pantano que esta al costado de la ruta, no es específicamente un pantano, pero solía ser como una especie de parque gigante, está lleno de árboles como un mini bosque, pero toda la basura que arrojaron, más la acumulación de agua al estar en bajada, lo convirtió en un pantano en el medio de la cuidad, es gigante, nadie sabe hay dentro, solamente se puede ver una vieja cabina de electricidad a la que no pisaron en años, con el alambrado oxidado al igual que la caja de fusibles, un fuerte olor salía debido a la niebla que se juntaba por el piso, yo no vivía muy lejos de ese pantano, ya que no vivía muy lejos de la ruta, la distancia desde el pantano hacia mi casa seria de un kilómetro; tenía un poco de sueño, de a poco comencé a cerrar los ojos, estaba soñando despierto, recuerdo esos sueños como si fueran verdad, veía a Facu caer muerto al piso debido a un mal golpe en su cabeza, vi a cuatro tipos golpeándolo mientras una mujer le revisaba la mochila, la conocía y a los tipos también, no llegue a distinguirlos pero los conocía, de repente me desperté, de golpe, lo miro a Hernán, me sonríe y sigue hablando con Matías otro amigo mío, yo confió en la palabra de Hernán él tiene una relación de más amistad con Facu ya que hasta hace una semana trabajaban juntos, espero que llegue al camping – pensaba mientras veía por la ventana.
El colectivo viajaba por la autopista, nunca había ido tan lejos con esa línea, me sorprendió mucho ver un barrio de monoblocks tan grande, una especie de villa bajo la autopista, era gigante se veía a la gente en la calle, las ropas colgadas de las ventanas, la gente caminando descalza, estamos tan lejos de casa, el colectivo viaja sobre la autopista y de a poco todo el paisaje urbano comienza a desaparecer, los edificios, las calles, entramos a una zona de campo, verde y basta, ya no podía dormir más, no cada vez que cerraba los ojos podía ver esa maldita imagen en mi cabeza, pero seguía pensando en quien podría ser ella, ¿por qué no conocía su dirección de mail?; en el colectivo solamente viajamos ocho de los veinte que somos en realidad, lo que pasa es que salimos en tandas de cómo vamos llegando, así los que llegan antes pueden guardar un buen lugar, nosotros como éramos los puntuales salíamos primeros, justo me llega un mensaje de otro amigo que me dice que ellos ya estaban viajando, habían alquilado una camioneta ya que eran los doce que faltaban, que quizás llegarían antes que nosotros, eso me pareció bien.
Los demás que llegan después de trabajar vienen en coche, así que sospechosamente todo estaba saliendo aparentemente bien, y me parecía sospechoso ya que ningún viaje que organice con todos mis amigos salió bien, por lo general era un desastre, pero terminaba saliendo bien, era una nueva sensación, vi un cartel verde que decía que faltaban 5 kilómetros para llegar, desperté a los que estaba dormidos y tomamos los bolsos, se podía ver a lo lejos como los demás nos estaban esperando en la puerta, tenían razón habían llegado antes, bajamos.
 
Nos abrazamos todos en la puerta, el sol estaba en lo alto del cielo azul, nos dirigimos al interior del camping, con los bolsos a cuestas, nuestra idea era llegar temprano para tomar la laguna, la laguna era hermosa, no era demasiado grande pero era ideal para bañarse, la única parrilla estaba al lado y por suerte la conseguimos, todo era demasiado sospechoso.
Para todo esto ya eran las once de la mañana, las novias de los chicos estarían llegando, milagrosamente las novias de todos se llevaban bien y querían viajar juntas ya que tardan mucho más en alistarse; de los veinte tipos que éramos más los tres que llegarían después la mayoría estaba de novio, aproximadamente quince si mal no recuerdo, las novias eran las encargadas de traer amigas para los solteros - espero que venga Pamela - pensaba mientras tomaba del vaso de alcohol que tenía en la mano, estaba sentado en la laguna tomando de una botella cortada a la mitad, los veía a los chicos todos sin remera preparando el asado, nunca me gusto estar sin remera, a pesar de los calcinantes 32º grados yo seguía sentado con mi remera negra con la cara de Luca de frente y en la espalda “Sumo”, escuche un cotorreo proveniente de la puerta, eran las chicas habían llegado con sus respectivos miles de bolsos, y al lado de Romina la novia de Hernán llegaba Pamela, ellas dos son muy amigas casi como Hernán y yo.
Pamela es hermosa, bueno en realidad no sé si es hermosa solo sé que me encanta, tiene pelo castaño obscuro, negros ojos delineados de negro, y una boca hermosa, todos saben que hay mucha conexión entre nosotros, ya hablamos muchas veces antes de esto y creo que lo que todos esperan es que concretemos algo en este día, Hernán se acerca y me dice en voz baja.

- Hoy es tu día no lo desperdicies pelotudo – mientras me palmea la espalda Con el pasar del día escucharía esa frase muchas veces más departe de diferentes amigos, las mujeres se acercan a saludar y a ayudar a preparar todo, yo estaba conectando mi equipo de música, tenía más de ocho parlantes así que se me complicaba un poco, en las sombras con mi vaso de cerveza y sobretodo con mucha paciencia lo logre conectar después de unas leves dificultades, cuando termine y decidí volver a mi lugar al lado de la laguna y así zafar de hacer algo, le veo a Pamela en frente mío como esperándome.

- Hola – me dice sonriente – Parece que te estas escapando de mi
- ¿Yo?, ¿qué te pensas que te tengo miedo? – le digo en tono irónico
- Entonces deja de correr de mí y servime un trago de cerveza por favor
- Hagamos una cosa, yo agarro una botella de cerveza y vos quédate en la orilla de la laguna, así no hacemos nada
- Está bien – se ríe y se aleja mirándome
 
En realidad soy horrible hablando con mujeres pero milagrosamente encontré una que aparentemente le caigo de maravillas, nunca la bese por que soy lentísimo, hoy no puedo desperdiciar esta oportunidad, tomo una botella de la conservadora y me dirijo a su lado, me siento mirando a la laguna que brilla con el reflejo del sol, justo estamos en la sombra de un árbol, no puede haber nada más perfecto, destapo la cerveza lleno su vaso y el mío.

- Qué lindo lugar – me dice mirando la laguna
- Viste que lindo, antes venia acá con mis abuelos en verano, siempre me gusto esta laguna
- Contame algo de vos nené, no se muchas cosas de vos
- Qué raro que no le preguntaste a Romina – la miro de reojo
- ¡¿Qué te pensas que a MI me interesas vos?! – comenzamos a reírnos
 
Le conté un poco de mi vida, ella me escuchaba atenta y opinaba cuando podía, es una mujer inteligente y hermosa, todavía no puedo creer que este saliendo todo tan bien, cuando nos dimos cuenta ya era la hora de comer, el tiempo pasa volando cuando estoy con ella, nos sentamos en la mesa, yo volví con los chicos y ella con las chicas, me repetían a cada rato la misma frase que anteriormente me había dicho Hernán, yo comía con la cabeza gacha, miro a la otra punta de la mesa y ella me mira, me sonríe, le sonreí.
Terminamos de comer y la llamo con la mano que se acerque, le digo si quería recorrer un poco el camping, ella toma una cerveza y se acerca a mí, el camping es algo enorme lo recorrimos juntos, nos reíamos y charlábamos, luego me dice:

- ¿Te pasa algo hoy? te noto como medio raro
- Estoy preocupado por Facu
- ¿Le paso algo?
- Anoche le robraron en un recital, Hernán dice que está bien, pero hoy me llego un mail bastante raro, parecía algo más grave.
 
 
Miro hacia la ruta y se venía acercando el coche de los chicos, seguramente Facu vendría en él

- Esos son los chicos seguro viene Facu, ¿me acompañas?
- Si vamos – me contesta
 
Cuando llegamos a la laguna estaban entrando, Facundo entra y comienza a saludar, cuando me saluda le pregunto qué le había pasado, los demás hacen un circulo alrededor de el para escuchar que paso, comenzó a contar que a la salida del recital, se había encontrado a una chica que lo había llevado aparte para finalmente robarle, cuando le pregunte si lo golpearon, me dijo que un poco, no me pareció adecuado contarle lo del mail, no sé por qué, por lo menos no delante de todos.
Todo era muy raro ¿quién habría escrito ese mail? y ¿para qué?, algo no andaba bien, me separe de los demás a sentarme en la mesa, todo era muy confuso, Pamela se acercó a mí y puso su mano en mi espalda, me pregunto que me pasaba, le dije que nada y me invito a caminar nuevamente, le dije que sí, nos sentamos a la sombra de un gran y viejo jacaranda, ella saco un cigarrillo de marihuana y lo prendió, yo tomaba de la botella, todavía no lo entendía, le conté exactamente como había sido todo, ella me escucho, me convido del cigarrillo y me tomo de la mano, yo me acosté en su regazo, tenía tomada su mano, estaba fumando, me pidió una pitada, yo le pase el humo de mi boca a la suya, comenzamos a besarnos, bajo ese árbol, fue hermoso.
Al rato viene Romina a buscarnos, nos dice que nos tenemos que ir, otra vez el tiempo con ella se había pasado volando, no nos habíamos dado cuenta pero el cielo se había convertido en un naranja azulado, eran las 6 de la tarde hora de volver a casa, me tomo de la mano, Romina sonrió tapando su boca con la mano y se fue corriendo dejándonos solos, la mire, era hermosa, no podía ser, al llegar a la laguna donde estaban todos empacando comenzaron a aplaudir, Pamela completamente colorada me dijo que iba a ayudar a las chicas, solté su mano y fui a desconectar mi equipo de música, para cuando termine estaba obscureciendo, se me acerca Pamela me toma del brazo y me dice:

- Yo ya me voy con las chicas cuando lleguemos te espero y salimos ¿queres?
- Si, si claro – conteste completamente atónito.
 
Me dio un pequeño beso y se fue corriendo, ya no me importaba un carajo que estaría pasando, solamente sabía que estaba feliz, y todavía el día podía mejorar, tenía una sonrisa de oreja a oreja, no podía ser real, tome mi equipo lo subí a la camioneta y mire a mis amigos.
Gustavo, uno de los que vino en la camioneta me dice


- Vamos a volver como vinimos, nosotros nos llevamos los bolsos de ustedes y los esperamos cuando llegamos, ¿les parece bien?
- Si claro, no hay drama, conteste por todos
 
De los ocho que llegamos en colectivo íbamos a volver cinco ya que tres se irían en el auto ya que sobraba espacio, nos despedimos todos y comenzamos a caminar hasta la parada, teníamos que esperar el número 88, pero solamente pasaba el común, queríamos viajar en el semi-rápido por dos razones una para obviamente llegar más rápido y también para evitar las villas que teníamos en el medio del camino, al cuarto colectivo del otro ramal lo paramos y le preguntamos si el semi-rápido seguiría pasando, el chofer nos responde que no, subimos en ese, el viaje era horrible ya que estábamos cansados, Hernán y los demás se durmieron, estábamos viajando en filas de dos y uno en un asiento individual, ese uno era yo, nadie tenía ganas de hablar con nadie, yo solamente quería llegar para ver a Pamela, estaba preocupado ya que el tardaríamos más de lo acordado para llegar, no podía dormir, miraba por la ventana, como el cielo anaranjado se iba obscureciendo cada vez más, las nubes venían tomando el control, íbamos viajando por la ruta sin nadie rededor , éramos solamente ocho personas viajando en el colectivo, una mujer mayor que estaba sentada adelante, un tipo viejo con una bolsa y el chofer, queda mucho espacio vacío, solamente espero que no suba nadie así llegamos más rápido, llegando a la autopista el chofer dobla para entrar al barrio de monoblocks, la lluvia comienza a caer, el cielo tiene un color borravino, no había nadie en la calle, apenas hicimos dos cuadras, la señora se baja y antes de hacerlo me mira con una cara seria, al parecer la gente no es muy simpática por acá, seguimos despacio adentrándonos cada vez más, dobla a la derecha y veo una enorme fabrica estaba cerrada, era gigante, cuando termina de doblar vemos un auto prendido fuego en el medio de la calle, pero no había absolutamente nadie, despierto a los demás, no me gustó nada eso, el colectivo frena, todos estábamos listos a que pase algo, el chofer nos mira con preocupación, no dice “tengan cuidado chicos que este lugar es peligroso” – ¡Ja! como si no lo supiéramos, estábamos esperando lo inesperado, todos callados y atentos, de repente una piedra impacta en el vidrio de la derecha, el chofer abre las puertas nos bajamos y comenzamos a correr, cuando gire lo habían agarrado al chofer, no sé cuántos eran pero eran muchos, eran problemas, todos corrimos, yo iba adelante, vi un hueco y me metí dentro, los demás me siguieron, estábamos dentro de la enorme fábrica.
Estábamos refugiados en el patio trasero de la fábrica, aparentemente donde cargan y descargan camiones, solamente se veía la luz que irradiaba el fuego del auto en llamas, estábamos en problemas, la lluvia se intensifica todas las personas nos ven desde los edificios frente nuestro, algunos advirtiendo nuestra posición a los que nos cerraron el paso, de repente se escucha una explosión, la luz desaparece y quedamos en sombras, corremos hacia la puerta que está cerrada, escuchamos voces eran ellos, se preguntaban dónde estábamos, no tenía otra alternativa que entrar a esa fábrica, la única opción era romper una ventana y luego, esperar que se vallan, pero sabía que eso no iba a pasar, tome un pedazo de fierro que estaba en el piso, llame a mis amigos, en cielo iluminaba un poco sus caras, tenían miedo, preocupación, me tenía que hacer cargo, estábamos todos juntos en esta, mire a Hernán me asintió con la cabeza así que me puse de pie y rompí la ventana y entre sin saber bien donde iba, cuando baje comencé a correr , las luces que bajan del cielo y entran por los grandes ventanales son mi única guía, veo grandes maquinas pero las esquivo, corro por la obscuridad sin saber dónde voy o si viviré para volver a ver a Pamela, luego de esquivar las grandes sombras llego a una escalera y subo por ella, se podía escuchar detrás mío a gente persiguiéndonos, yo estaba viendo todas las sombras corriendo desde lo alto, mire para afuera, la gente estaba en las calles, todos, familias enteras, algunos con especies de antorchas otros estaban alrededor de tachos prendidos fuego, los niños corrían por la calle jugando, y nuestro destino era indefinido en esa puta fábrica.
Escucho a alguien subir por la escalera lentamente, coloco mi espalda contra la pared donde venía el ruido, eran dos posibilidades de que sea un amigo o uno de ellos, tenía mi puño preparado y listo, los pasos cada vez eran más cercanos, por mi frente corría una gota de sudor, mis ojos se movían rápido, cuando veo su perfil levemente iluminado mis nervios se exaltan y mi puño se cierra con fuerza, cuando gira la cabeza me ve en las sombras, golpeo su ojo que estaba abierto por la sorpresa, caímos juntos al suelo, cuando comenzamos a forcejear me comienza a hablar, era Hernán, luego de pedirle perdón por dejar su ojo morado, nos encontramos de cuclillas avanzando de a poco hacia una salida que no sabíamos dónde quedaba, la sensación de saber eso era horrible.
Vimos una ventana rota al final del pasillo, lentamente y escuchando ruidos nos acercábamos la claridad del cielo nocturno se colaba por ese hueco, nuestra salvación, Hernán estaba mirando hacia atrás a cada rato, yo solamente miraba para ver si todavía estaba siguiéndome, llegamos a la ventana Hernán sale primero sin dudarlo, cuando estoy saliendo detrás de él se escuchan gritos desde abajo “¡encontramos a uno!”- decían, mis ojos se abrieron de la sorpresa, se escuchaban gritos y corridas, solo espero que estén bien, por dios, ojala estén todos bien, salimos corriendo al bajar por la ventana, fue un poco duro para los tobillos ya que eran cuatro metros de altura, pero en ese momento no importaba nada, saltamos las rejas que rodeaban la fábrica hacia un gran descampado que estaba en frente, cruzamos un alambre pequeño y paramos.

- Tenemos que entrar ahí - me dice Hernán entre jadeos
- ¡¿Estás loco?! Hernán entra en razón tenemos que pedir ayuda, tenemos que salir de acá, si volvemos a entrar dios sabe si saldremos vivos, nos salvamos de casualidad!
- ¡Pero los demás están dentro!
- Vamos a buscar ayuda pensa un poco por favor
 
Discutimos un buen rato, con cuidado por no levantar mucho la voz, ya que la discusión se subía de tono, llegamos al acuerdo de buscar ayuda, a lo lejos se veía luz, la luz de algo a lo lejos, teníamos que pasar por dos monoblocks para llegar hasta ahí, no teníamos otra salida era el camino más corto, hacia algo más, algo más que esta mierda, así que fuimos hacia haya, al terminar de cruzar el descampado, miramos cuidadosamente a todos lados, no se podía ver nada más que las luces de las velas dentro de los edificios, nos adentramos lentamente mirando hacia todos lados como unos gatos alertas a todo, a pasos leves estábamos cruzando el primero, logramos cruzarlo, cuando estamos llegando al segundo cruzando la calle vemos en la esquina un montón de puntillas de cigarrillos, si nos veían era nuestro final, con Hernán hicimos un plan, al parecer lo que se veía a lo lejos, las luces, era una estación de servicio, y si éramos lo suficientemente rápidos o sigilosos podríamos llamar a la policía desde el snack bar de la misma, teníamos que arriesgarnos si o si, Hernán decía que lo mejor era tratar de forma sigilosa así en caso de que tuviéramos suerte no llamar la atención y llegar exitosos, a mí me parecía más sensato salir a correr y dejar nuestro destino en manos de alguna deidad que este en el cielo, pero Hernán estaba en desacuerdo “¿estás cansado?” le pregunto, me responde que sí, ¿pero todavía podes correr un poco más?”, me responde que sí, cuando termino de responderme salí a correr desesperadamente el me seguía los pasos, los tipos nos vieron y salieron a nuestra casería, el barrio terminaba en ese monoblock así que tenía una reja enorme, que no tuve problema alguno en saltar, debido a la adrenalina del momento, Hernán por supuesto también lo logro, corrimos, cruzamos lo que parecía una ruta hacia la estación de servicio, finalmente lo logramos.
Nuestros perseguidores se quedaron dentro, ni siquiera trataron de seguirnos, atrás no se veía nada, era solamente obscuridad y ruidos que no quería saber de donde provenían, entramos al snack bar una chica de aproximadamente 20 años atendía, cansadísimos y por sobretodo atemorizados le dijimos que llame a la policía, sin dejar de mirar la revista que estaba leyendo nos dice que el teléfono público estaba afuera - ¡qué hija de puta! – pensé por dentro, mientras salía por la puerta, Hernán se queda dentro discutiendo con la hija de puta, mientras llamo a la policía, me atiende una mujer, le cuento la situación y me dice que ya varios llamados de los alrededores, que no me mueva hasta que ellos lleguen que podría ser peligroso, sinceramente no estaba en mis planes moverme de ahí de todos modos, corte y entre, tomamos algunas bebidas y nos sentamos en la mesa del fondo siempre mirando hacia la obscuridad que habitaba cruzando la calle, me daba muchísimo terror y por la cara de Hernán puedo asegurar que él también lo sentía, tome un trago de la bebida sin alcohol que tenía frente mío y mire hacia fuera.
Al pasar casi cinco minutos mi impaciencia se hacía cada vez mayor, salí afuera, podía ver luces azules que giraban dentro de la obscuridad que tenía frente mío, era verdad habían venido por nosotros, por la ruta se ve venir una patrulla, lo llamo a Hernán que rápidamente sale, nos quedamos parados mirando cómo se acercaba ese auto que era como nuestra última esperanza.
Al llegar la patrulla le explicamos la situación, muy preocupados, nos pregunta de dónde éramos y nos dice que subamos a la patrulla, subimos, el oficial arranco, nos contaba que siempre cuando se cortaba la luz en ese lugar el sitio caía en anarquía, que ni siquiera ellos podían entrar sin una buena cantidad de refuerzos atrás, ya no me importaba más nada solamente quería salir de ahí, el oficial nos llevaría a nuestra ciudad para informar a los padres de los demás chicos, que por cierto todavía no los habían encontrado, podría discutir con el oficial reclamando que encuentren inmediatamente a los demás, pero sinceramente estoy tan cansado y en shock que me pesan los parpados, miro por la ventana, estamos arriba de la autopista, debajo nuestro es todo obscuridad, lo miro a Hernán está durmiendo, yo todavía no puedo creerlo.
Llegando a casa lo despierto a Hernán que se sorprende por ver donde estamos, casi llegamos a la ruta que atraviesa por un costado el pantano, estoy cerca de casa, lo primero que haga será llamar a la familia de los chicos luego a Pamela y después voy a la comisaria.
Seguíamos por la ruta cuando la radio comienza a sonar, no se entendía bien lo que decía, pero llegue a escuchar la palabra “urgencia” y “refuerzos”, el oficial nos mira y nos dice.
 

- Disculpen chicos pero se tienen que bajar oca, las cosas se pusieron peores, no tengo tiempo.
 
 
Hicimos los que nos dijo y apenas puse un pie en la tierra el auto ya estaba arrancando, al mirar hacia delante vimos el pantano un camino que lo atravesaba y la peligrosa ruta que lo rodeaba, de nuevo tuvimos que meditar la situación un poco, y debido al poco tiempo y a la urgencia de la situación teníamos que atravesar el pantano, así que decididos entramos en él.
Lentamente con mucha desconfianza entramos, la niebla nos llegaba a los tobillos y todo alrededor tenía como una luz verdosa que iluminaba los arboles desde abajo, como si saliera del agua, cada vez al estar más dentro nos íbamos dando cuenta que era algo enorme, eran sectores de agua estancada y otros de llanura, sin un poco de pasto, subimos una especie de colina y al llegar arriba vimos a dos personas completamente vestidas de negro, de espaldas a nosotros que íbamos llegando a ellos, cuando escuchan nuestros pasos vimos que eran dos jóvenes una mujer y un tipo, todos de negro, sobretodo, zapatos, camisa, pantalón, negro, ella también con la diferencia que tenía un vestido, estaban maquillados de blanco con los ojos delineados de negro y los labios pintados del mismo color, se giraron y nos miraron mientras tomaban de su vaso alguna bebida que no llegue a distinguir que era, con Hernán nos pareció algo sospechoso así que solamente pasamos por al lado de ellos, cuando íbamos bajando la colina sabía que nos estaban mirando, tal vez no fue tan buena idea pasar por aquí, bajando la colina pudimos ver como a lo lejos iban apareciendo más personas vestidas de negro, tomando tragos o solamente charlando, como una especie de reunión social, al pasar por el medio de ellos todos nos miraban como si fuéramos intrusos, pero nadie decía nada, nos miraban al pasar y luego seguían charlando, era todo muy macabro, toda mi vida viví a menos de un kilómetro de aquí y nunca supe esto, solamente quería salir de ahí.
 
Al pasar todo ese sector nos dimos vuelta y vimos que eran muchos, todos seguían tomando y charlando como si no hubieran visto nada, nos dimos vuelta para seguir adelante y vemos a una chica hermosa apoyada en un árbol, medias de red, corsé, borceguís y un vestido obviamente todo negro, completamente hermosa, blanca como el esmalte se me acerca y me dice.
-
¿Qué hacen ustedes por aquí? – con una sonrisa en la cara
- Estamos tratando de llegar al otro lado del pantano –le contesto
- Oh pero eso es algo muy peligroso,¿ por que no se quedan con nosotros? estamos haciendo una fiesta
- ¿Que celebran?
- Nada en especial, solamente nos juntamos una vez por mes a charlar un poco, quédate deja que tu amigo se valla – me dice mientras acaricia mi cara
- No voy a dejarlo, solo además me tengo que ir, ¿sabes cuál es el camino más corto? – le digo mientras quito su mano de mi cara
- Ustedes están locos, no van a poder llegar del otro lado, no saben las cosas que habitan este lugar, quédense, los digo por su bien
- Ok, si no nos vas a ayudar nos vamos
- Cuídense chicos, cuídense de Mary Lee no le gustan los extraños, chau – nos dice mientras se aleja
 
Eso me dio mala espina, pero no iba a quedarme ahí, tenía que llegar al otro lado sea como sea, seguimos caminando, mirando hacia todos lados, ¿qué habrá querido decir esa chica?, de a poco comenzamos a oír un violín que provenían de algún lugar, seguimos caminando, con el corazón latiendo a mil, seguimos caminando, la melodía era hermosa pero terriblemente macabra, como el lamento de alguien, llegamos a una especie de lugar donde no había árboles, solamente era un terreno liso con cenizas en el medio comenzamos a oír pasos, muchos, así que corrí a esconderme arriba de un árbol, desde las ramas veía todo, no llegue a ver dónde se había metido Hernán, estaba completamente tieso, temeroso de general algún sonido que delatara mi escondite, me quede ahí, solo, mirando que era eso que se acercaba.
De a poco se iba viendo que lo que se acercaba eran todas las personas que nos habíamos cruzado en la entrada del pantano venían de a montones, no recordaba haber visto tantas, tenían un violinista entre ellos, que se centró en el medio mientras los demás se sentaban alrededor de él, charlando entre ellos tomando de sus vasos, algunos se fueron a juntar madera, al parecer querían hacer una fogata, el violinista tocaba ellos juntaban maderas secas, luego de un par de minutos el fogón estaba listo, sale entre los arboles un tipo con una capa negra y una máscara blanca, mascara de teatro la que representa la comedia, totalmente cubierto por su capa blanca, se centra en el medio, el violinista se corre a un costado y comienza a hablar.
 

- Sean bienvenidos a el encuentro número 600 de nuestra comunidad, como todos los meses vamos a rendirle honor a nuestro dios, entregándole un tributo de fe, la afortunada de este mes, es la hermosa Nicol que se ofreció muy generosamente a hacer los honores.
 
El público aplaude, se levanta Nicol, era la hermosa chica que nos había hablado anteriormente, se ponía de pie y se colocó al lado del tipo con mascara.

- He aquí a la hermosa Nicol, por favor que alguien me entregue los elementos sagrados Alguien trae algo que no puedo llegar a diferenciar envuelto en una manta negra, cuando lo sacan era una enorme daga, hermosa y gigantesca, la manta negra tenía unos extraños símbolos, la cual tienden en el centro, luego todos comienzan a decir.
 

“In nomine Satanas terrarum domino rege World iubet
Tenebrae vires perfundere infernam vim mihi tua.
Pandite portas inferi et de profundi ad me salutandum
eius frater et amice.
Fac venias quod dico
Tuli ut nomina vesta mea vivat bestias agri
carnis gaudentes vitae faveo iustum et maledicam putrida.
Quoniam omnes dii inferi, mando dicas quid fieri ...
Progredi, et nomini tuo respondere vota constituo”
 
Todos lo repetían, esto no me estaba gustando nada, todos lo repetían con los ojos cerrados mirando hacia el cielo, cuando terminan la última frase, el tipo de mascara blanca toma por el pelo a Nicol y le clava la daga en el centro del estómago, la retuerce un poco y la arroja al piso, se hace a un lado, ella cae boca arriba, agonizando, la sangre brota por su boca, nariz, ojos y por supuesto sale a litros de su estómago, el violinista comienza a tocar nuevamente, y de los árboles se escucha algo aproximándose, lentamente, todos siguen con los ojos cerrados, el tipo de la máscara se arrodilla y agacha la cabeza.
De a poco emerge una cabra negra desde los árboles que de a poco se aproxima a la agonizante Nicol y comienza a comer desde su estómago, tranquilamente, come, come como si fuera la última vez, las ganas de gritar que tengo son increíbles, en estos momentos me encantaría saber dónde está Hernán, espero que se haya ido, yo haría lo mismo pero no puedo bajar de este árbol hasta que todos se vallan, no puedo creerlo, esa cabra…
El violinista sigue tocando una melodía siniestra, yo estoy a punto de desmayarme, no puedo ver más la imagen que tengo delante de mis ojos, es lo más horrendo que vi en mi vida, por otro lado el violinista comienza a elevar la melodía que se hace cada vez más rápida, cada nota parece un grito, sin dudas el tipo es muy bueno tocando, pero eso no es lo que me interesa en este momento, la cabra se come el corazón, se da media vuelta y se aleja.
Todos comienzan a bailar, mientras el tipo de la máscara blanca sigue predicando y el violinista toca, no aguanto más, esto se puede tornar interminable, con las piernas un poco dormidas me tiro del árbol hacia el suelo y comienzo a correr sin mirar atrás, solamente escucho ruidos, corro y corro no importa que, veo a una nena vestida de blanco sentada en un árbol cortado, no me interesa sigo corriendo, veo personas que me miran sorprendidas, veo una mujer con cabello blanco, no me interesa, cuando no puedo correr más, caminando lentamente caigo en el pasto, completamente cansado, con la razón y la cordura perdidos, no tengo esperanza, no tengo fe, no tengo nada, siento algo que me agarra, cuando puedo ver claramente era Hernán, que me había encontrado, me lleva a cuestas lentamente, me dice que cree que estamos cerca de la ruta, de a poco comienzo a respirar y tomar conciencia, nos sentamos entre dos árboles, escuchamos como nos buscan.
La nena del vestido blanco se nos acerca.

- Ustedes dos, si quieren salir tienen que seguir caminando derecho en esa dirección – no dice apuntando hacia el norte.
- Gracias pequeña ¿cómo te llamas?
- Me llamo Aurora
- Gracias Aurora, no te voy a olvidar.
- Pero tengan cuidado con Mary Lee y su hacha, ella no está bien.
 
Cuando dijo eso de Mary Lee, ya habíamos comenzado a caminar, espero no cruzármela, lentamente vemos las luces de la ruta a lo lejos, sonreímos aliviadamente, comienzo a caminar por mi propia cuenta, vamos los dos juntos a la salvación, junto a Pamela, junto a vivir.
Cuando estamos a pocos metros nos damos vuelta y vemos a una mujer con una enorme hacha, esta vestida de cuero y tiene el cabello gris, seguramente es Mary Lee, el hacha sube y baja cortando a Hernán literalmente por la mitad, en completo estado de shock comienzo a gritar pero en cuestión de segundos tenía el hacha de Mary Lee metida en mi garganta, era el fin, cerré los ojos y me entregue a la obscuridad.
 
Facundo se despierta ese sábado a la mañana completamente transpirado, la pesadilla que había tenido sobre sus amigos no le dejo una buena espina, pero hoy era el gran día, tenía que irse de camping con todos sus amigos, tenía el bolso listo desde anoche así que decidió prepararse un café para despertarse un poco, cuando lo sirve, le hecha tres cucharadas de azúcar y se dirige a la computadora para matar un poco el tiempo antes de salir, para su sorpresa se encuentra un mail bastante extraño, decía algo así.
 
“Me siento culpable, yo sé que es tu amigo, por eso te escribo a vos, Marcos tu amigo, anoche estuvo conmigo, fue a…
 
 
FIN.
 
Nec
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Palabras Clave: Pantano ella escapista violin perdidos desesperacin miedo

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio



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