Catalepsis
Publicado en Jan 10, 2011
Catalepsis
Era el día anterior a la salida de las vacaciones, ya los planes estaba hechos, sería un viaje para recorrer y conocer el sur de Chile, un viaje que con ansias deseaba antes de empezar a formar mi familia, pero luego llegaron los hijos y primero están ellos, pero la fortuna y la vida me habían empezado a sonreír, “el boliche” como le decía a mi sandwichería empezaba a rendir frutos y durante el año había logrado ahorrar para realizar ese tan añorado viaje. el reloj se encendió las cinco con cincuenta de la madrugada. Mi esposa-me dijo-amor apaga el reloj, ya estoy despierta. Pero a mi me fue imposible moverme y permanecí con los ojos abiertos, siendo esto último lo único que pude hacer, luego se encendió la luz, fue entonces cuando los gritos de desesperación empezaron. Mi esposa me sacudía como si intentara despertarme y yo a pesar de escuchar todo no me era posible moverme, luego empezaron a llegar mis hermanos y tocaban mi cara fría como la nieve, y no tardaban en ponerse a llorar. Como le contaremos a la vieja (mi madre) murmuraban entre ellos, es capaz que también se muera de la impresión de haber perdido a su regalón. Bueno el caso es que mi madre resistió tan duro golpe y llegó cuando me tenían metido en un cajón con velas encendidas a mí alrededor. Ustedes se preguntaran que como fue posible que me metieran en un cajón sin que antes se me practicara una autopsia a mi cuerpo, pues había sido petición mía que ello no se llevara a cabo y una sobrina que era enfermera se había casado con un doctor que era director de un hospital hizo lo posible para que se cumpliera mi deseo de que no me realizaran autopsia. A pesar de la distancia me llevaron a la casa en la cual me crié para poder despedirme de la que fuera mi tan amada casa, podía escuchar los llantos por doquier, y nadie se contentaba con las típicas frases que ahora estaría descansando eternamente. Luego entre mis hermanos y unos amigos cogieron el cajón y me llevaron para poner una cruz en señal de recuerdo junto al árbol en el cual había sido el último descanso de mi padre antes de ser llevado al cementerio. El camino se hacia muy corto y no tardamos mucho en llegar al cementerio de Parral, lugar que había pedido en vida me enterrasen, escuchaba los gritos de dolor y de pronto sentí como el cajón en el cual me transportaban se balanceaba y pronto escuche sobre este unos pequeños golpecitos de tierra, habían sido mis tres hijos que habían lanzado un puñado de tierra sobre el ataúd de su padre…
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Leticia Salazar Alba
Esteban Valenzuela Harrington
JUAN CARLOS
Un abrazo enorme..Juan Carlos.
P.D. A ver si puedes leer uno similar,que escribí hace un tiempo,
se llama: LAS ÚLTIMAS PALADAS DE TIERRA. ¡¡ Gracias amigo mío ¡¡
fairy
Besitos amigo te extraño
Sachy