Catalepsis (parte II)
Publicado en Jan 11, 2011
habían sido mis tres hijos que habían lanzado un puñado de tierra sobre el ataúd de su padre, mi ataúd…
Luego sentí caer algo mas suave, imagino eran algunas flores y pronto escuchaba un sonido atronador, eran las palas que empezaban a cubrirme de tierra, ya no era posible escuchar ningún ruido y solamente el silencio lo inundaba todo y yo ahí sin poder mover ni siquiera mis ojos para poder parpadear o gritar que estaba vivo, hasta que de pronto el cansancio me invadió y me dormí. No se cuanto tiempo estuve dormido, soñaba con mis hijos y de pronto despierto de mi pesadilla. ¡Ho!-dije para mí-por suerte era un sueño, ahora pude abrir los ojos, pero los sueños hay veces que son despiertos y allí estaba, al menos bajo tres metros de tierra, empecé a golpear, pues ahora podía mover todo mi cuerpo como si nunca hubiese tenido nada, lo primero en romperse fue el cristal, yo sentía que gotas de agua caían sobre mi rostro, pero estaban tan tibias y luego pude sentir el sabor, era sangre, mis manos se habían herido con los trozos de vidrio. Primero empecé a contar de uno a sesenta, ya no recuerdo cuanto tiempo estuve contando y luego intentaba romper la madera de aquella maldita prisión llamada ataúd, pero todo intento era vano y yo permanecía atrapado, el aire me empezó a faltar cuando de pronto empecé a escuchar golpes, de seguro me habían escuchado y me venían a rescatar, pero la falta de aire me venció y me dormí en medio de mi desesperación. De pronto desperté, pero quisiera haberme dormido en el sueño de la eternidad, sin embargo ahí estaba respirando, aquello me hacia recordar momentos de mi niñez en la cual miraba e imitaba a los bagres que había pescado e intentaban respirar durante largo tiempo hasta que al fin les llegaba la muerte, para mi en cambio aun no venía. De pronto escuche nuevamente el sonido de una pala trabajando y pude sentir en medio de mi semi-inconsciencia el romperse de unas tablas, al fin la libertad, era una luz enceguecedora, mi vieja, había escuchado cuanto la llamaba y había sido ella la única que escucho mi llamado y había venido a rescatarme, aun recuerdo que estaba llena de sudor y su cara con barro mientras que algunas de sus uñas se habían arrancado tanto escarbar la tierra para rescatarme, podía ver sus ojos llenos de lagrimas, pero ahí estaba ella mi querida madre arrancándome de las entrañas de la tierra para regresarme a la vida. La ropa con la cual me habían vestido estaba con algo de tierra, y mi mamá estaba muy exhausta. Luego de recobrar el aliento la tomé entre mis brazos y la llevé a la pileta que está muy cercana a la tumba de la madre de Pablo Neruda, y allí con el pañuelo blanco que llevaba en mis bolsillos le limpié el barro de su cara y lavé sus manos llenas de sangre, la limpié de todo el sudor que había tenido por tanto trabajo para rescatarme. ¿Como nos iremos para la casa?-me pregunté-pero al tocar el bolsillo de mi chaqueta de cuero, allí estaba mi billetera con algo de dinero y todas las tarjetas. Lo primero que hice fue tomar un taxi y nos fuimos de compras, es mas a ella, a mi viejita le compré un vestido muy lindo y un nuevo bastón y nos embarcamos hacia el sur, Valdivia era nuestro destino, la cuidad que ella siempre había querido conocer. Una vez allí nos subimos en un bote y nos fuimos río arriba, mi vieja estaba maravillada con los cisnes de cuello negro, se habían vuelto a reproducir luego del desastre en el cual habían muerto casi todos, estuvimos una semana completa, pero había algo me había olvidado de mi esposa y mis hijos, era la hora de regresar con mi amada familia, mientras que mi vieja debía regresar a su casa con mis hermanos, ese viaje había sido mi regalo por haberme salvado de las garras de la muerte. Ya de regreso en Parral la invité que fuéramos a visitar la tumba del papá y de paso mirar aquel lugar donde estuve enterrado vivo, eran cerca de las cinco de la tarde cuando vimos una multitud, todas caras conocidas y mis hermanos llorando junto a un ataúd… Me abracé a mi mamá para llorar la partida de uno de mis hermanos, pero al acercarnos al cajón ahí estaba quien me había rescatado de las garras de la muerte… Ahora vago sin destino fijo en busca de un camino que me libere de este mundo del cual estoy solo ya que mi madre fue la ultima vez que la volví a ver, talvez pronto vaya a visitar a quienes fueron mis amigos en textale y les robe alguno de sus versos… fin
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Leticia Salazar Alba
GENIALLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLL
ERES FANTÁSTICOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
TE MANDO MILES DE BESOS MUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
fairy
Un abrazo de verdad me encantó
JUAN CARLOS
Un gran abrazo....Juan Carlos.