Una mancha de sangre en el suelo
Publicado en Jan 13, 2011
Seis de la mañana. Ya se filtran los débiles rayos del sol por los cristales de la ventana. Tengo los ojos rojos de tanto llorar y sin poder dormir; aun pienso en los tormentos de esta terrible noche.
Hago un poco de café. Luego me sentaré, con mucha calma, a tomármelo sorbo a sorbo. Leeré mi periódico y me enteraré de las noticias, quiero saber algo de ese lunático que achicharró a gran parte de su familia. ¡Por fin mi espíritu está libre! Ya las agrias noches de pánicos pasaron. Lo bueno es que no siento resentimiento. ¡Qué increíble se ve ese rayo de luz sobre el cadáver! La sangre, sobre su cara, todavía no se le ha secado… Más tarde, pasando el mediodía, cuando lea todo mi periódico, y esté un poco calmada, llamaré a la policía y confesaré mi crimen. Tuve tantas ganas de salir corriendo, gritarle a todos los vecinos que me pude librar de este hijo de puta. …le serví por temor, obligada, como una esclava, por la fuerza, como si él fuera mi dueño. ¿Quién podía sacarme de ese oscuro abismo, de ese yugo, y poder vivir una vida plena? Hoy llegó mi día de la liberación. Rompí, yo misma, las cadenas que me oprimían. ¡Ya no viviré en la servidumbre! … la sangre no manchó el suelo, yo le pasé un buen mapo y todo está en orden, bien limpio. Yo no lo amé para que él me hiriera. El que ama no ataca. Siempre he creído que la esperanza es lo último que se pierde y este amor lo he tenido que escribir con sangre…
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sabina paredes sepulveda
Verano Brisas