¿Afrodisíacas las pulgas?
Lo que oyes
¿Pero de dónde sacaste eso?
La verdad es que es súper difícil de entender, pero…todo comenzó cuando mi hermana salió de vacaciones y me dejó a su “niña encargada” una poddle pequeña que hacía poco le había regalado su pareja. La bautizó como “niña”, podrás creer. Acá tienes su comida, no les más que la porción que le dejé en el plato, aquí tienes su camita y su chalcito por si refresca mucho la tarde, acuérdate que tienes que pasearla todos los días una vez al menos. Te voy a estar llamando para saber como está mi niña…cuídamela  hermanito, que si le pasa algo me muero…yo me la llevaría conmigo, pero voy en avión y es un trámite demasiado engorroso…ya mi niña venga a darle un beso a mamá; te voy a echar tanto de menos; su tío la va a cuidar pórtese bien, ya chao hermanito. ¿Y tú por que aceptaste cuidársela? ¡Si tú no estás ni ahí con los animales! Por mi vecinita no más, ella tiene un Fox Terry; varias veces me topé con ella en el ascensor. La cosa es que no me había acordado que tenía organizado un asado en mi departamento para bautizar la parrilla a gas, con algunos de mis compañeros de oficina. Hasta ahí todo piola, pero el tema es que se nos coló la vieja de contabilidad una cuarentona potable todavía pero que no era del grupo, y como estaba viuda de verano la invitaron. Bueno, pero todavía no entiendo que tiene que ver todo esto con eso de que las pulgas son afrodisíacas. Calma, calma, para ya voy. Quedamos en que la perrita la acepté por la vecina, ¿te acuerdas? entonces averigüe como que no quiere la cosa con el conserje a la hora que la vecinita paseaba su perrito, y yo bajaba unos cinco minutos antes y me hacía el sorprendido, lo bueno es que al Fox Terry le encantó la niña, y a cada rato se le trataba de poner encima. Fogoso tu perrito (¿será así la dueña? pensaba) lo que pasa es que está todo el día solo en el departamento…me enteré que hacía dos años que estaba separada, que no estaba saliendo con nadie, que era dentista y que el perrito era virgen. Ah! entonces las pulgas entran ahora en acción y el tema del afrodisíaco era con los perros, ahora entiendo. Calma amigo, no saques conclusiones apresuradas. Tiene que ver con las pulgas, pero el afrodisíaco fue conmigo. ¿Cómo? ¡No estoy entendiendo nada! Resulta que ella se empezó a dar cuenta que la niña se rascaba. Parece que tu perrita le están picando las pulgas, hace cuanto no le cambias el collar ¿por que tiene collar cierto? Supongo, como te conté la perrita es de mi hermana. Al día siguiente, se presentó en mi departamento con un collar anti pulgas y unos polvos para que le echara en el pelaje. Le pedí que me enseñara y pasó a mi departamento. ¡Ahora sí actúan las pulgas! ¡Nooo, todavía nooo! pero me dí cuenta que la niña era buen gancho, más cuando la dejamos sola con el Terry en la terraza, y el perrito trataba y trataba de montarla. Carla, así se llama mi vecina, se había sentado en el sillón; yo había servido unas cervezas y un picadillo y cuando me estaba poniendo cariñosito, le picó una pulga y lo embarró todo. Se fue de inmediato. ¿Y el efecto afrodisíaco? Te dije que fue conmigo, presta más atención. Como resultado, limpié y aspiré todo el departamento, le eché el polvo a la niña y la saqué a pasear pensando que con eso se iban a ir las pulgas, pero al día siguiente mi vecina no bajó. No me atreví a insistir, después de todo, los pulgosos éramos yo y mi niña. Bueno, llegó el sábado hicimos el asado, la cosa se veía bien y nuevamente las malditas pulgas hicieron su numerito. Me di cuenta que todo el mundo se rascaba, ponía caras, llevaban el brazo tras la espalda, se rascaban las piernas; cuento corto se fueron todos tempranos, salvo la veterana. Que en algún momento de la velada me había pedido recostarse en mi cama, porque le dolía la cabeza. Cuando estaba ordenando un poco, escucho que roncaba en mi habitación. Chuta! la vieja está raja, así que la tapé y me fui a acostar en el sofá, o mejor dicho en el nido de pulgas. ¡No sé de donde salieron tantas compadre! me hicieron chupete las malditas. En un momento, prendí la luz y me saqué la polera buscando encontrar una de estas malditas, cuando aparece la vieja y me pilló en paños menores. Me pidió todo tipo de disculpas por haberse quedado dormida y cuando me vio todo enronchado, se ofreció a aplicarme una crema en la espalda. Ahora viene el tema de las pulgas ¿Oh no? La vieja tenía unas manos que ni te cuento, y empezó a causar efecto en mi Gotzhila, parece que la vieja cachó porque me pidió que me tendiera en el sillón y comenzó a pasarme la crema por las piernas, en ese momento ya no podía controlar a Gotzhila. Entonces me dijo, te he causado tantos problemas que lo mínimo que puedo hacer es calmar a tu nene. Que podía hacer yo, me entregué no más. ¿Y las pulgas? ¿Cuándo aparecen? Ahora, ahora. La vieja era seca compadre (parecía una camboyana disfrazada) estábamos en plena faena del tercer round y el Gotzhila estaba guateando, y yo tenía la vieja encima pidiéndome más, cuando en eso el nene fue atacado por un regimiento de pulgas, la vieja me tenía tomada las manos y estas malditas picaban que ni te explico, por lo que el pobre Gotzhila sufría y se hinchó como nunca, comencé a hacer todo tipo de contorsiones con el cuerpo porque las pulgas no se detenían, mientras la vieja me gritaba ¡así mi hijito, así, así, está rico, dame más, más, más…! y se mandó el manso orgasmo la veterana, que lo escuchó todo el edificio y después se me vino encima y quedé aplastado como una hora, mientras las pulgas hacían su retirada. Al final, la veterana se fue feliz y yo  quedé avergonzado todo el fin de semana encerrado. No quería ver a ningún vecino, menos a la vecinita. Oye ¿A dónde vas? Todavía no termino… ¡voy a comprarme una perritaaaaaaaaa! gritó mientras se alejaba a toda prisa.
 
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