El radio oyente
Publicado en Jan 23, 2011
El radio oyente
Hace cinco días que no llamaba a la radio, y la preocupación comenzó a manifestarse tanto en la conducción como en la audiencia del programa Tangos de Buenos Aires. Juan Segovia telefoneaba invariablemente todos los días, de lunes a viernes, desde hacía diez años, para pedir algún tema o realizar comentarios. ¿Quién era ese oyente? Sabían que tenía un puesto de diarios en el barrio de Almagro. Pero nunca divulgó su localización exacta. Lo que empezó como una pregunta ingenua, rápidamente terminó movilizando a los radio escuchas y a los productores de la radio. ¿Juan estaba bien? ¿Necesitaría ayuda? Se inició una campaña para ubicarlo. Había tres puesteros de diarios en ese barrio que se llamaban Juan. Pero sólo uno, tenía cerrado el negocio desde hace más de una semana. La comprobación de este dato, no hizo más que incrementar la angustia. En la cuarta semana de búsqueda, finalmente se supo la verdad. Segovia había acertado la Lotería Nacional, vendió su puesto e inició una nueva vida. Ahora vive en el barrio de Belgrano, y es fiel oyente de un programa de rock.
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Daniel Florentino Lpez
Me alegro que te haya gustado
Saludos, amiga
Daniel
Carol Love
abrazos Daniel!
Daniel Florentino Lpez
La radio es un medio
que pese a muchos pronósticos
se mantiene vigente.
El que planteas es un dilema
que a muchos nos gustaría enfrentar jajaj
Un abrazo
Daniel
Turmalina
Daniel Florentino Lpez
El hombre es un animal de costumbres
Un cambio de gustos y efectivamente
puede causar desconciertos jajaj
Saludos, amiga
Daniel
Daniel Florentino Lpez
Eres muy amable
Un placer leer tus comentarios
Un abrazo
Daniel
norma aristeguy
jajajaja. Me encanató y lo entiendo perfectamente. Concuerdo.
Gracias por divertirme con las sugerencias.
Norma
Guillermo Capece
muy bueno tu micro cuento, donde en pocas palabras desatas una evidente critica.
Abrazo amigo
Guiillermo
Daniel Florentino Lpez
Un gusto recibir comentarios
de tan buen cuentista
Un abrazo
Daniel
Esteban Valenzuela Harrington
La sorpresa siempre es un ingrediente grato para un buen cuento y en éste caso, no es la excepción. Bien hilvanada la historia logras llegar directo al hueso. Una vez más felicitaciones por tu relato,
Un abrazo,
Esteban