La primera versión
Sentado en su cama, observa como la penetrante luz de la luna ingresa por la venta. Una especie de nerviosismo mezclado con alegría le impide respirar. Por una parte desea con toda su alma que golpeen la puerta, pero también un deseo muy interno, que ocurra lo de la noche anterior, que lo dejen plantado. Para su suerte, Amaro y Dafne luego de su abrupto encuentro en la entrada, salieron a comer a fuera. Como si anunciaran su sentencia de muerte, Javier siente que llaman a la puerta, en un acto reflejo se levanta se su lugar y camina hacia la entrada. Con la manilla tomada, observa la nada y respira agitado. Un segundo llamado, lo hacen instintivamente girar la manilla y abrir la puerta, encontrándose de frente con el amor de su vida, Beatriz, la que lo observa con una mirada picara. Sin decir nada, entra a la casa. Javier no sabe cómo comportarse, solo cierra la puerta, al girarse hacia su amada, esta lo empuja contra la puerta y lo besa como jamás lo había besado.
Tirado en la cama con Beatriz encima, siente que no es capaz de controlar la situación, se siente confundido, por lo que de un momento a otro, se endereza, haciendo a un lado a su novia, la que lo mira con cara de desconcierto y le pregunta que está ocurriendo, que le pasa.
-Esto está mal, las cosas no tiene que ocurrir así –Responde un agitado Javier
-¿Por qué mal? Nosotros nos amamos, y lo que está pasando es normal que pase entre dos personas que se aman, no entiendo cuál es el pecado –Vuelve a preguntar Beatriz, mientras ordena su ropa.
-¡Soy virgen! Eso pasa, no sé qué hacer, no quiero decepcionarte –Reconoce Javier avergonzado. Beatriz sin saber que decir, lo observa y le toma una mano, dándole a entender que todo está bien. Se acerca a él y tal como ocurrió en la puerta hace unos instantes, lo besa apasionadamente.

El fuerte rayo de sol primavera que tiene justo en sus ojos, lo hace despertar. Por unos instantes todo es igual, como todas las mañanas, pero al girarse para tomar su celular para ver la hora, lo hacen ver lo que le traen los recuerdos de la noche anterior. Una dormida Beatriz yace a su lado luciendo un sonriente rostro. En ese instante Javier se sienta en la cama violentamente, no puede creer lo que ha pasado, el solo hecho de recordar lo hacen sonrojarse. Se pasa las manos por la cara para intentar aclarar las ideas, si bien ha sido una de las experiencias más bonitas que ha vivido, no quería que fuese tan pronto. Un tierno buenos días lo hacen reaccionar de su divagación, sabiendo con lo que se encontrara, gira lentamente la cabeza y observa a una desinhibida Beatriz mostrando su torso al descubierto.
-¿Qué? ¿No me dirás que te escandalizas por verme desnuda? Porque te recuerdo que anoche no estabas tan escandalizado y no estábamos precisamente mirándonos –Dice Beatriz mientras sin pudor alguno se levanta de la cama.
-No, no es eso. Simplemente no me tomes en cuenta –Responde algo confundido Javier, Beatriz sin quitarle la mirada de encima y menos cubrir su cuerpo, camina hacia la puerta de la habitación con intenciones de salir – ¡Hey! ¿Dónde crees que vas así?
-Al baño ¿También te escandaliza que vaya al baño?
-No es eso, es que están mis compañeros de casa. Ponte algo –Pide Javier
-Ok –Aburrida del comportamiento de Javier y sacando algo de ropa de entre las cosas de su reciente amante, exclama Beatriz – Me pondré este buzo
Ya vestida, intenta nuevamente salir de la habitación, pero es interrumpida por Javier.
-¿Qué pasa ahora?
-¡Te amo! –Sin miedo a hacer el ridículo, expresa Javier desde lo más profundo de su ser, Beatriz solo lo observa y sin decir ni media palabra, sale por fin de la habitación.