Se sostuvo a si misma, pensando sentirse lo bastante dueña de si misma como para levantar la mirada del suelo y controlar el temblor de su cuerpo.
Sonrío con ironía, al ver como todo se fue de sus manos tan rápidamente, ni siquiera pudo hacer nada,  se quedo impotente, despotricando a viva voz, se repetía a si misma que odiaba al mundo.
No podía ver más allá que la rabia que sentía, no sentía nada más que ese vacío en el pecho.
Creía que viviría con los hombros abajo, siempre mirando sus pies, incapaz de decir o sentir otra cosa que la vida no había sido justa con ella.
Quería morir.
Se sostuvo con una sola mano del barandal de aquel alto edificio.
Y un segundo después… Ella sintió el vigor de saltar, de volar por los aires, de caer al suelo como si fuera una simple marioneta.
Abrió los ojos… Sonó el despertador…
Y se pregunto internamente porque no moría…