He perdido el control. He vuelto a lo mismo.
Es la única manera de aferrarme, de contenerme a mi misma, pero a la vez tengo
miedo, mucho miedo. Sé las consecuencias que tendré en unos días, meses, o quien dice
los tendré al despertar en unas horas.
Mis huesos de agua apenas puedan transitar el camino que deseo terminar.
Me he dado cuenta que no soy tan fuerte como pensé, he caído en la tentación
de volver a sentir ese excitante dolor al reposar mi cuerpo.
Agua, dormir, levantarse y volver a dormir para evitar sentir el olor a comida
que tanto llama mi estómago, que tanto grita ser alimentado, pero sentir ese dolor
es más fuerte que el hambre feroz que atraviesan mis huesos.
Espero no llegar tan lejos, no quiero ver cabello suelto en la almohada al levantar,
ni tampoco sentir ese frío que congela mis sentidos, solo quiero divertirme, tan solo un poco.