Ancianidad
Publicado en Feb 11, 2011
Por Roberto Gutiérrez Alcalá
“¡Dejen pasar al anciano!”, decía papá que dijo un día un agente de migración en el puente de Nuevo Laredo, Tamaulipas, mientras él y otras personas hacían cola para mostrar su pasaporte y luego encaminarse a Laredo, Texas, pero papá, por más que volteaba hacia todos lados, no veía a ningún anciano, hasta que, por las miradas que le dirigía el agente, entendió que éste se refería a él, y entonces los demás le abrieron paso, y papá avanzó muy apenado, aunque también muy alegre de que aquel trámite concluyera con tanta rapidez debido, fundamentalmente, a su recién estrenada ancianidad. De Invenciones a dos manos
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