La perdicin.
Publicado en Feb 13, 2011
La perdición, un entramado con la palabra. Un entramado. Pero..., la perdición no es más que..., es un conocimiento, delirado : MELENITA DE ORO DAME LA MANO. MELENITA DE ORO. LA MANO. Pero..., ahora es... el murmullo. Él ..., ante una extensión donde los peces se nadan y las mujeres, las mujeres se van de compras. Volver así a la nostalgia, Argentina. Porque en Argentina escribir poemas ahora es cargarse de toda la risa que pueden producir todos los que están al lado del que sin querer se recontracaga encima. Las voces otra vez y otra vez las..., remolinos en el agua como la..., traidora. Te odio conociendo mi pureza. Me queda la palabra. Me queda el lenguaje. La angustia del puede y canta para... Pero hoy es nochebuena y como bien sabemos en nochebuena se hartan todos. Y los maridos se ponen algo maricas. Nada más parecido. Y yo un poco aburrido. Un poco desesperado : puajj... Argentina, potencia del Tercer Mundo que vas quizás al Primero o quizás a ningún lado. Pero que por ahora dejas algo bien en claro que es que escribir en Argentina no es gritar, más bien es decir, es decir toda la mierda del que no se resigna a morir de mudez tirado en las esquinas y es también llorar. Inundar. Pero... este por qué de amargura parada que negaba la locuacidad de los presentes y la dulcidez técnica en decir ya y nada. Ninguna era mi desamada de amores de no poder y no poder. Pero nunca encontré. Y en mí me despojo de lo accesorio y es el cuerpo tu cuerpo ahora el único testigo. Ahora..., hagamos una pausa. Porque es muy denso esto que escribo. Una pausa. Una... Miento o no miento. Y si miento, cómo miento. Y si no miento, (para no herir) cómo te lo digo. Escribir en Argentina es... lanzar de un golpe, hablando mucho, demasiado. Pero..., una pausa (otra), algún paréntesis, un poco de respiro. Justamente es demasiado. Bien. Sí, una pausa. Pero..., volviendo al tema. Por qué si lo que deseamos es tal cosa, cómo, nadie, va , corre y salta, y lo toma y se cae pero se levanta de hurras y vos y vas vas sin nada sin nunca lo que se conoce diciendo : el crimen me pertenece. Tanto lo siento. Bueno. Basta. Ahora, retorno al poema. También yo quisiera, quisiera con las uñas lastimar rabioso por donde se decida la pelea. Ahora sí. Pronunciado el pronunciamiento tantas veces postergado, algún repliegue sólo por un momento para decirme donde vas parado. Es que esto no lo dijo en general la voz que hablaba por mí. Bah, no lo dijo... No lo dijo y lo dijo. Entre uno y otro. Entre el que me hablaba y yo. Y yo sin entender, rápido transcribiendo y transcribiendo. Uff. Que arduo... las vueltas y vueltas que da este poema. Pero basta. Es inútil. No hay nada que hacerle. Se hunden las palabras. Es vertical, igual que estéril el aire que sostiene este suelo para este o cualquier otro poema.
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