El bal
Publicado en Feb 14, 2011
El anciano Siempre viajaba con ese viejo baúl.
Un baúl mucho más que viejo que el. Decían que en el guardaba sus más preciadas joyas, sus mejores recuerdos y sus vivencias más felices, pero de todos era sabido que el viejo jamás se lo enseñaría a nadie, pues él no se fiaba, creía que todos estaban en su contra y que la gente querrían arrebatarle lo que dentro del baúl había. Siempre tiraba de él con una o dos manos, pero jamás nadie vio que lo soltase tan solo un momento. Siempre me pico la curiosidad y la codicia. Quien sabe que riquezas no llevaría acumuladas el anciano a lo largo de los años, y estas podrían ser fácilmente para mí. Realmente el anciano no debería ser mucho problema para un joven como yo, sano y fuerte. Lo había decidido, el baúl y todo lo que había dentro de él tenía que ser mío, y esa noche lo seria. Aunque el viejo no tenía un hogar, ya que siempre deambulaba de un pueblo a otro, cada vez que se encontraba en este, siempre dormía en unos establos que se encontraba justo a la entrada del pueblo, o la salida, según vayas o vengas. Cuando alcanzo la media noche, me encontraba de pie mirando al viejo como dormía junto al baúl, con una mano en un asidero y el otro brazo abrazando el baúl. Estaba claro que no podría quitárselo sin que se diese cuenta, así que con una pala que había apoyada junto a la entrada del establo, le aseste un golpe en la cabeza para dejarlo inconsciente, pero la mala suerte hizo que lo desnucara y que el viejo pereciera en el acto, mejor, así no tenia que preocuparme por si despertase. Eche a un lado el brazo que rodeaba el baúl e intente que la otra mano del difunto soltara el asa, pero parecía que estuviese soldada. El viejo muerto como estaba, parecía que todavía luchaba por su viejo baúl.-tienes que tener cosas muy valiosa aquí dentro viejo-dije sonriendo. La sonrisa se me desdibujo de la cara cuando comprobé que realmente me iba a costar hacer que el viejo soltara el asa. Con mis dos manos agarre de la muñeca, y con las piernas hice presión contra el baúl, pero la mano muerta no quería soltar su tesoro. Cansado me senté al lado del baúl y para apoyarme me agarre al asa de este, cuando para mi sorpresa la mano del difunto se dejo caer hacia el suelo dejando su presa libre.- Por fin -pensé -el baúl es mío ahora y nadie me lo va arrebatar, tengo que buscar un sitio seguro para el-. Empecé a tirar del baúl dejando atrás en el establo el cuerpo sin vida del anciano. tenía la sensación de que mi mano había dejado de ser mía, como si ahora perteneciese al baúl, que si quisiera soltarlo no podría, pero solo era una sensación, además porque iba a querer yo soltar el baúl, ahora que era mío para siempre. Tenía que saber lo que había dentro, pero eso no era importante por el momento, ahora tenía que buscar un lugar seguro para el baúl, no vaya a ser que alguien quisiera quitármelo, tenía que encontrar ese lugar, aunque me llevara toda la vida encontrarlo, cuando lo encuentre y tenga la certeza de que es seguro, ya mirare lo que hay dentro del baúl.
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Guillermo Capece
saludos
Guillermo (Argentina)
Aete
saludos