Día Zero, día final;
El día de, me desperté muy temprano, la cita era meridiana, a medio día,
tenía tiempo, solo dormí una tres o dos horas por quedarme
con el encargado del hotel escuchando al viejo José Alfredo,
me desperté con la fiesta todavía entre las nalgas, y las sábanas,
en tambaleo, casi me gana el rocío sepia de la pis matinal.
Quedaron algunas botellas llenas, así que prefiero seguirme y no enjaularme
en una cárcel de barrotes lapidarios como lo son la migraña, la sed...
y la resaca, no te hagas amigo poeta, tú sabes a lo que me refiero.
Casi llega la hora, y no tengo nada preparado,
escribo algo en el cuaderno de notas,
y espulgo a la mochila que durmió mejor que yo, igual hasta se lo hice
y no me di cuenta, o me hice el amor a mí mismo, o peor,
me hice la muerte que no encontraba ni mi sombra no había rastros
de vida en mí -con todo y lo que un zombie nunca ha sido explicado como tal
por la ciencia, por la religión o por el santo George A. Romero-
Salgo casi cerca de la hora, y me encuentro con un lugar
donde hay computadoras, pido un café y una máquina,
transcribo lo que terminé en el cuarto y me lanzo con cámara,
saco y camisa, poesía y unos tangos en los audífonos.
Tomo fotografías del lugar, muy renacentista,
excelente arquitectura. Encuentro a un policía que la noche anterior
me detuvo por parecer perdido, y le conté que solo había salido
a buscar comida, hablamos cuando me acompañó a la calle
del aeropuerto poético, y le regalé unas hojas con poemas,
le invito al recital pero dice que tiene que hacer guardia en esa zona,
lo descubro mintiendo en la esquina que le toca,
leyendo lo que en la noche anterior le regalé.
Él, muy amablemente me toma una foto con Buzz LightYear;
-Al infinito y más poesíaaaaaahhhhggggggjjjjjjjjjj-casi vomito.
Llego al lugar, el quiosco vacío, casi la hora, veo andar de lejos
a una mujer con una falda tan coqueta
El Espectro, con lindas alas aparece, luce un poco nerviosa, o más.
-Todo saldrá bien-le dije.
Llega otra invitada, una lúgubre niña con aires sombríos, amiga de ambas,
confidente de ambas, y algo más de otra, un buen día,
día de muertos, casi la hora pactada y nadie llega, menos la organizadora.
El Espectro duda, el titiriteo, yo en la luna, casi me meo,
le indico que regreso enseguida.
-¿A dónde vas?-pregunta.
-Por ahí.
Doy una vuelta por la plazuela la verdad casi no alcanzaba,
otra vez el rocío sepia en la cima de la montaña
un dulce arbolito con muchas hojas y boom!. Volteo, ¡mierda! ¡un policía!
-Ya valió ver....so
Pero me la perdona, solo ríe, le fui a explicar ¿cómo es uno de idiota
en un estado claramente de Goliardo yendo como un borrego al matadero?
mejor doy la espalda y regreso.
Encuentro a más personas invitadas... menos la que organizó,
tarde y digo en voz alta;
"las mujeres siempre llegan tarde
siempre llegan tarde al corazón... casi siempre llegan cuando se van..."
No pienso en nada, y de repente, a lo lejos, la ausente viene,
con su vestidito difícil de despojar y la poesía difícil de olvidar.
-¡En verdad no quería llegar tarde!-dice
Están los necesarios, los vendedores ambulantes, el ruido de los autos,
los padres que llevan a sus hijos
a jugar, los caballos, los polis, y los invitados todos, todos están,
todos menos la gente de los baños
que no están abiertos... ¿en qué endemoniado momento tuve que
acostumbrarme al líquido?
maldije el amamanto materno de repente.
Empieza, La Que Vuela;
-Anttha Lythra...
El primer corte parece que le incita, porque las manos le tiemblan
-pero es porque quizá traza unos versos
al aire que después serán poesía... no por los nervios ¿ok?-
El segundo, hermoso, uno de los mejores, con su frío nos indica que
no mete al amor entre la sábanas,
porque somos unos Bastardos.
Después mi pecho, que quizá estaba en mi pantalón, trata de volver
a la cima de la montaña, no aguantaba y la escucho decir;
-Es el mejor poeta que existe en la actualidad... lo escribí para ti...
se llama Bésame" -pufff! y ahora, quizá no sea sepia el rocío,
será arroz o sus derivados, la escucho, con atención,
esperando el momento, el pedacito donde se abra la penumbra, y llega, llega.
"Bésame, que estoy dejando que te acerques...
como quieras, como puedas
quiero que estés conmigo
para no amarnos
porque el amor es muy poco
para describir lo que puede hacer tu beso y el mío
unidos en un mismo tiempo" -y corro, quizá mi subconsciente
quiere ir a los baños que están a su espalda
en el quiosco, pero mi inconsciente se lanza a sus brazos, o a sus alas a besarle
por el tumulto que hormiguea en mi hueco pecho.
Las mujeres del quisco que le escuchan enardecen y gritan y aplauden.
Detengo el recital por un rato,
rato que quisiera mandar al diablo todo. El poema, hermoso,
intenso y sobre todo lastimero y mortal -y que conste que
no es porque ella sea atenta conmigo para que yo diga estas cosas-
De repente otro, uno lésbico, suplicante, doloroso,
un poema que sulfura el desdén la elegía que se transporta del otro lado.
Se retira, -le faltaron unos poemas, pero esos me los dijo en privado
horas después y son de los que no se dicen- se sienta conmigo
y le digo gustoso, como para no hacer caso a mi desaire de explotar;
-¡Lo hiciste bien!
Siguiente dolor;
-Helena de Krany-
Nos cuenta que prepara la mudanza, que ella en lapsos reconoce,
en los aparadores y en las luces de los edificios un poema bohemio,
una historia pasa fácil de idealizar pero difícil de olvidar,
porque se sabe que, tal vez mañana ya no existirán más.
Luego, la enésima continuación, un pletórico canto hasta la solitaria hoja
que danza en mi corazón, me quería morir, por el orín y por oír.
Me hace recibir miles de golpes en cada letra...
fuertes púas, ¡groseras y amargamente! y antipoética también,
un galope de susurros, todos aplaudimos ante semejante delirio.
Después, un poema dividido en dos que hace trizas al corazón,
o a los que lo tenemos muy duro, nos lo parte en tres,
que nos duele y exalta como uno, pero que duele como diez.
Unos policías escuchan atentos, "Te espero"-siguiente poema-
con el que ahorró para cenar en la azotea y comprar cosas de segunda mano
-qué más es de aparador al 2x1 o al 3xnada que el asqueroso amor-
el espejo que sigue, el siguiente poema, -"Espejo de mí"-
me hace calmarme entre este interminable remolino, pero, es lésbico el texto,
me imagino escurrir muchas cosas, luego miro mis textos
y encuentro el llamado "Boca" me acuerdo del mar, de los siete es agua...
¿Cuántas metáforas más aguantaré, para no hacerme en los jeans?
-Ya no aguanto más!!!!-me digo
Ya no más, curioso el siguiente poema y el último, falta poco para que yo
abra las fugas de tinta... o... o...
-Ahora sí viene lo bueno -dice- además de que es un honor -si supiera
que me estoy muriendo- escucho el susurro de la que vuela diciendo que
iba a desmayarse, sí, quizá hasta que todo eso que siente por mí
se vuelva burla si es que no me aguanto las ganas de ir al wáter.
Ando hacía el paredón, pienso en todo lo que no se me haga líquido,
plantas, mmm, piso... nubes...
pero no se puede, tengo a las chicas más excitantes enfrente,
en las plantas hay agua, en el cielo nubes además de que parece un eterno mar,
y en el piso, ahí también se orina, el primer texto Boca...
¡ay Diablo mío, espero no causar vergüenzas!
Y empiezo, no les contaré de mis tonterías, porque no me recuerdo,
me la pasé memorizando las piernas de la que vuela cuando subía
y bajaba escaleras -es lo bueno de tener memoria pornogra...
digo fotográfica-
bueno, aunque con esta insolencia, seguro también las conoceré
de la forma bélica, puesto a que me pateará por hablar así de ella y de todo.
El siguiente; "¿Qué pasa en el alma de una mujer que vuela?"
habla de whiskey, hielos, alcohol, llorar, lágrimas...
y todo lo que me hizo sufrir estando ahí parado aguantándome las ganas.
Luego el dedicado al Espectro, dice de manantiales, de arco iris que
se escurren y de termal brío...
Mejor pasemos al otro; el que escribí en el cuarto, "De labios y letargos"
y habla de saliva, de agua de todo... pero, no sabía la verdad
si ya estaba paralitico, si ya me había partido en dos por el retumbar
de este volcán que no se calmaba,
que quería hundir a mi isla sin árboles, a mi planicie sin vellos,
a mi capital sin amor.
El que sigue; ¡puta! "Fuego al amor" uno largo,
¿qué hacía aquí este amigo poeta?
hago como que no se me notan las ganas intrépidas de explotar
diciendo que es largo, pero que al igual se reirán un poco, ya estaba 
bueno de tantos poemas de amor, necesitábamos un poquito de odio.
Y durante el texto todos ríen más que poema parece monologo, sketch,
todo un show de comedia. Cuando termino de decir el último verso,
la verdad pensaba en pedirles tiempo fuera para ir a llorar por mi otra nariz,
pero, era el final, era el último, después de este último poema
todo el mundo podría sucumbir, se suponía que...
para eso había hecho todo este eterno y doloroso viacrucis,
se suponía que eso era el plan, el morbus operandi de mi traslación.
Se suponía que por eso me habían sacado de la muerte, ambas.
¡Carajo se suponía que esta blasfemia representa mucho para ellas!
¿entonces, porqué sentir el pudor?
Así que, me importo un pito -literalmente- que me explotara la vejiga y el...
bueno ya sabes amigo poeta.
Y, antes advirtiendo que no diría el título del poema, el título del corte,
por obvias razones, a lo cual los presentes como unos recatados
y maduros oyentes dijeron;
-Sí... Dilo!!!!!!!!!!!-gritaron
-¡¡¡¡¡¡¡¡¡Por la Monstruosa Verga de Jesucristo!!!!!!!!-grité... aunque no tanto,
dos rayitas más fuerte que ellos nada más.
Y, teniendo en cuenta que, podría ser la burla, o dirían que estoy idiota,
y sería horrible porque no tenía dinero para comprar otro pantalón,
ni traía muda de ropa.
Y empecé, y conforme transcurría el texto
me fui adentrando, no en el, sino en sus ojos amigo poeta,
en las plumas de sus alas amigo poeta,
en los poros amigo poeta, en su vestido amigo poeta, en sus risas amigo poeta,
y en una chica que vi de reojo rascarse la entrepierna tras de ella,
en la otra cera, pero eso no es importante, aunque entretenido
-créeme Ángel, era imposible de no ver, ¿verdad amigo poeta?.
Seguí delirando, blasfemando,
"¡Por la monstruosa verga de Jesucristo!
¡Por las nueve tetas de krishna!
¡Por la bragueta de Mahoma!
¿A quién tengo le tengo que rezar para tenerte... retrete?
-pensaba- ¿A san plátano y a toda su legión de santos?
Poco a poco me fui adentrando al texto, y ella me miraba, atenta,
tarareándolo, cantando esta canción,
con su mirada fija, con los ojos delineados, con unas ganas de reír,
de volar -y que conste que sí la soborne la noche anterior para que
estuviera así amigo poeta, me costó pero sé muchos trucos,
soy bueno con las manos, epa! hablo de poesía, de escribir,
soy... ambidiestro- pronto no sentía la necesidad, el texto se hacía eterno
y las ganas de orinar, desaparecían, palabra por palabra desahogaba
mi necesidad de ti, y de todo,
mi necesidad tan necia, tan terca, tan delirante.
Qué hermoso fue que al terminar el poema fue a abrazarme y a agradecerme,
La Que Vuela amigo poeta esperaba con gracia el fin del poema
para darme uno desde sus brazos, desde esos vórtices volátiles,
-Qué alegría y qué estupidez, yo pensando en orinar...
y solo se trataba de tinta
solo se trataba de poesía que sale de mí, de todos mis poros, y de todo mi sexo...
¡qué idiota puedo ser-pensé.
Después Helena se fue... y cayó mi primer sol,
y cuando la que vuela se fue,
aún siendo de noche cayó mi segundo sol...
y cuando regresé a casa... me di cuanta
de lo difícil que es caminar, de lo espantoso que llega a ser la gravedad
y de lo adictivo... que puede ser el volar, ahora ves amigo poeta,
¿porque soy menos tu amigo y más poeta?
¿lo ves?
¿porque soy menos poeta y más un ave?
ves, ese día volví a ser ese niño
con sus ojos de pájaro, aunque sea por un instante
aunque sea, por un poema... aunque sea por una tarde
aunque sea... por un beso.