Para la mente
un vacío sereno:
Y unas exclamaciones que corran como fuego.
Esta es mi noche y en ella sobreabundo
como migraciones de pájaros desnudos.
Los chopos me miran en su morado eléctrico:
Saben que no saldré de mis tormentos.
Vacío está mi cuerpo de serenos y sal
y un viento de güitarra me lanza un madrigal.
Voy por el imperio de mis cinco sentidos
por corredores angulares y no fijos.
Y a merced de la luna, me deshago en el cardo
como si fuera el humo de un fantasma sitiado.
Me veo en el espejo y este no me refleja:
En su fondo gravita mi cintura muerta.
No soy aquel que ha guerreado por mil siglos
y todo mal de amores me ha vencido.