El cementerio atlntico.
Publicado en Mar 12, 2011
¿En qué amanecer de flores el candil? De la piedra a la piedra un soliloquio de mar. Y una letra o un verbo entre el pétalo y el naufragio. En el hogar de los cuerpos sin boca aún tiembla el aluminio. No existe el ojal, ni asciende el color más allá del azul. Yo no pido ángeles ni ventanas que añoren la ola, cualquier ropaje que desnude el abismo. Yo leo las cicatrices del corazón y la duda y el horror de un pequeño insecto que transita como una gota o su frío. Nada excede a la raíz inmóvil, bellos surcos, almanaques de lluvia, el cenotafio de las flores igual que un canto de rocío.¡cómo enhebra el gladiolo su costumbre, cómo el orgulloso crisantemo no palpita! ¡y la margarita alelada, o la rosa de carne nutrida, el clavel de labios curvos, tan sólido, tan marfil, tan olimpo! De un paso a otro el equinoccio de las fechas, la costumbre dolida en círculo, el retal y la tiniebla de un pensamiento rojo. No mires la furia del mármol, su rubicunda sed de lascivia y mar. Nadie hereda aquí su espejismo, ni lo nombra, ni advierte en qué dédalo su noche.
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