Sueño atropellado:
Sueño que no sueño.
Detrás de las estructuras que conforman al mar
vengo yo dormido en la espiral de mi oído.
Sueño que estoy despierto encima de una lámpara
y la habitación sola está llena de íslas.
Los gatos de neón se prenden y se apagan
y el color de los techos tiene su negro exacto.
Un perro cruza pronto a través de mi ombligo
mientras se van vaciando mis largos parietales.
Allá en las fronteras se repliega mi encéfalo
cansado de mirar cosas decapitadas.
El cansancio me sube como el duelo y la edad
y viene a entreverarse en sienes sonambulescas.
Mi pecho se desprende y asciende a mi retina
obstinado de ver sinrazones volátiles.