EL SOMBRERO DE PAJA (parte 6)
Publicado en Apr 02, 2011
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"El que espera desespera" dice el viejo proverbio, en cambio la cabeza que me sostiene dice, "la espera me hace paciente", los sombreros de paja no solemos esperar, no utilizamos esa acción verbal en nuestras vidas aleatorias, donde nos cabe el destino nos llevan puestos, el Señor de los sombreros nos diseña para una misión, cubrir cabezas, pero no dice cual.
La cabeza que me sostiene espera desde hace años, esta, es una espera indiferente, lánguida pero inflexible, -tu espera es estéril-, le suele decir la mujer de la cabeza que me sostiene, él no contesta, él está tan viejo como la misma espera, es que ya a pasado mucho agua bajo el puente, entonces el silencio es su único refugio y sigue tejiendo tiempo.
Una vez al año, sí, solo una vez la espera renace con crudeza, ese día la cabeza que me sostiene amplia su visión hacia el horizonte, no importa la orientación, la cuestión es que si al final de ella alguna sombra difusa desvirtúa la yacente es porque la espera habría de terminar.
Pero yo sé, ah sí, yo sé que la espera terminó hace tiempo, en el mercado fue la cosa, era un mediodía caluroso, el aire estaba impregnado aun mezcla rica de cereal y  legumbre, a café y a cacao, cabezas y cabezas, mixtura indefinida entre diálogos y cazuelas.
Ella estaba paradita en uno de los puestos, vieja, gastada, con más años de lo que la edad le exigía, él, la cabeza que me sostiene la reconoció, los mismos ojos, la misma boca, la misma frente, se paró al lado y comenzó a observarla, ella siente el aguijón de la mirada, ¿qué te pasa moreno, que necesitas?
¿Viene a cumplir su promesa? pregunta él, la anciana extrañada lo observa con detenimiento, entonces reconoce también los mismos ojos, la misma boca, la misma frente, dicen que dicen los que saben, que las cabezas arcaicas no recuerdan lo que hicieron hace cinco minutos, pero sí lo que hicieron hace 20 o 30 o más años atrás, torbellinos de páginas pasadas y dolorosas se agolparon en su frágil memoria, el amor mancebo, el embarazo inesperado, el parir asustada y confusa, la viudez anticipada, aún joven, aún inexperta; de nuevo el amor y la partida, la apremiante e inexorable partida, un morenito de cinco años, paradito en la puerta de la casa de los abuelos y una promesa.
Donde no hay ventura, poco sirve la cordura y no es precisamente juicio lo que queda en esa cabeza, pero sí una pequeña, casi minima ráfaga de lucidez como para girar de vuelta hacia la mercadería y balbucear en unas inteligibles palabras, -no lo conozco (y duele el alma) ¿me quiere robar a mí que soy una pobre negra vieja y enferma?, yo no tengo na´ que el sirva mozito, ni casa, ni plata, ni familia (y termina desgarrándose el corazón).
La cabeza que me sostiene no insiste, sabe que es ella, pero ahora es una carcasa gris y desvariada, ya no queda nada de su madre, de aquella que lo besó en la frente antes de partir  mientras lloraba en silencio amargo el anticipado abandono, buscarla dentro de ese espectro es buscar la nada, vaya saber por donde deambula su esencia en estos momentos.
La cabeza que me sostiene no insiste porque las palabras sobran, y la desgracia a la puerta en la primera ocasión, se cuela y acá ya hubo demasiada.
Él está mirando el horizonte y yo respetando su vigila, nada gano pero tampoco nada pierdo, solo comparto.
Yo, sombrero de paja que no sabe de esperas os digo, lo que no se empieza, no se acaba y nunca cierren las puertas, que el mundo da muuuchas vueltas.
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Foto del autor Andica
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Descripción

Palabras Clave: andica

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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Hoz Leudnadez

Andica.... Andica... Andica.... che,
antes que nada, perdòname el pasarme tarde, -mierda, que yo querìa estar en la premiere- bueno, este sombrero de paja con sus piojos que alertan la metàfora del rumbo, y de las vueltas, es cierto, la vida y el mundo dan muchas vueltas -sobre todo despuès de una buena fiesta- mi preciosa Andica, andamos con to
no dejas que uno vaya comiendole despacio, al contrario, este trabajo, se lee solo, parece como el recobeco que susurra el titilar de las abuelas en un pueblo chico que sabe secretos grandes, como seguro pensarà el sombrerito, este me parece retro anda pasando de los futuros a los presentes que son la forma de vida en busca de pasados, de hace 20 o 30años como dice el sobrero... pasa doliente, y la forma despistada del andar lo hace de lo màs ìntegro y vistoso, la narraciòn lo hace exquicito al paladar -porque yo degusto la buena literatura querida- como siempre, me pareciò increìble!!!!!!!
cada vez se torna màs y màs rebuscadito. eso lo hace interesante, espero la pròxima entrega con toda la lascividad literata entre los pàrpados guapa... te dejo un besoooooooo
un supiro, sì, besos pus y tinta... se te quiere che!!!!
a favoritos por la puta poesìa carajo!!!!!
Responder
April 03, 2011
 

Gustavo Adolfo Vaca Narvaja

Este juego de cabeza y sombrero se hace cada vez màs interesante, el narrador esterillado y la cabeza observadora nos llevan lentamente a la trama."nada gano, nada pierdo...solo comparto"
Felicitaciones Andica
Responder
April 02, 2011
 

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