El incondicional
Publicado en Apr 10, 2011
Sus ojos negros redondos como botones, siempre me están mirando, sin ninguna objeción. Sin poder moverse en mi cama, siempre está. Sus pies recortados no le permiten bajar y sus bracitos tan cortos no me pueden abrazar. ¡OH mi Felipe! que bueno seria si me pudieras hablar. Amargada de dolor, sólo en tu cuerpo he podido llorar. Tú mirada nada dice, pero acompañada estoy. Y cuando alegre he estado, en mis brazos te he cargado y vueltas y vueltas hemos dado. Del suelo algunos días te he debido levantar, de tantas moverme en mi cama, allí fuiste a parar. Gracias mi perrito de peluche, que a mi lado siempre estas.
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