(Esto fue publicado en facebook como nota de mi usuario) 
 
 
La traición es una conducta reprobada por todas las personas desde el confín de la historia del Hombre.
La traición involucra el concepto de ¨mentira¨. Mentir es un mecanismo de manipulación del ¨otro¨, con la inconfesable razón que sus acciones respondan a los intereses de quien miente.
Se pude mentir, porque el método comunicacional entre las personas es la palabra. Entre el conjunto de herramientas de las que dispone el Hombre para comunicarse, la palabra, el significado del sonido vocal, se ha constituido en un proverbial hito en la evolución de la especie. La palabra es captada por los sensores correspondientes (oídos) y llega al cerebro como una señal, que se decodifica de acuerdo a los parámetros del idioma y así, interpretamos lo que el otro ¨dice¨… Mucho más difícil es saber lo que el otro ¨piensa¨. Para resolver esta necesidad contamos con la percepción, un conjunto de habilidades que se desarrollan y/o vienen con nosotros en los genes y nos permiten ¨sentir¨ al otro de una manera diferente. En ocasiones convenimos íntimamente una acalorada adhesión a las palabras del otro, en otros casos esas palabras disienten con nuestra opinión y manifestamos la diferencia. Pero hay momentos en que nuestra percepción nos informa que las palabras del otro no se corresponden con su propio pensamiento, y entonces… sospechamos de su ¨sinceridad¨ y sentimos la mentira.
 
En los años en que los dos más grandes e influyentes partidos políticos se estructuraron, lo hicieron con personas que provenían de distintas vertientes sociales y políticas. Tanto el Radicalismo como el Justicialismo se nutrieron de gente, de personas, de sectores sociales que abandonaron sus estructuras partidarias y se jugaron en ser fieles a sus principios. Estas personas, lejos de traicionar, fueron absolutamente coherentes con sus ideales, con sus ilusiones, sus anhelos por una sociedad mejor pretendida para sus hijos. Estas personas cambiaron algunos colores exteriores para fortalecer el carácter indeleble de sus creencias más profundas. Se hicieron Radicales con Irigoyen y se hicieron Justicialistas con Perón porque no querían renunciar a su esencia, a su vocación solidaria con el prójimo.
 
Vivimos épocas de cambios profundos. Nos encontramos remando en una tormenta de ideas y asociaciones que pueden confundirnos a nosotros mismos, con sus siglas, en algunos casos indescifrables. Pero nuestra vocación está allí adentro de cada uno. La razón por la que sostenemos la fe en la Unidad Nacional sigue vigente y sigue enamorada. Comenzamos a transitar un camino donde la claridad de nuestros llamados interiores se transformarán en gritos. Palabras que no se expresarán con nuestras voces, que no partirán de nuestras gargantas, que tendrán origen clarísimo en nuestros corazones y gritarán muy fuerte la sensación inevitable de: DEMOCRACIA – REPÚBLICA – FEDERALISMO.
 
El próximo 28 de Junio daremos todos ese grito, cabrá holgadamente en la ranura, de la libertad, de una urna y Ud. será el mejor fiscal de ese sufragio.