Ya eran casi las doce, sensaciones extrañas invadían mi cuerpo, y aquel paraje tan obscuro tampoco traía consigo cosas buenas, todo era tan borroso que lo único que lograba distinguir a lo lejos eran solo sombras… Sentimientos encontrados, apuñalaban una y otra vez mi cuerpo, ni siquiera sabía si eran reales o tan solo eran cómplices de todas aquellas sombras que caminaban hacia mi alrededor para atormentarme aun más… Espejismos se postraron ante mí, realidades vanas me mostraban la libertad anhelada; pero al fin y al cabo falsa; y de pronto a mi mente llegó la ansiada pregunta: ¿Habiendo tantos caminos para perderse y porque he de escoger este o aquel? Pasado un tiempo, todo se llenaba de tinieblas, todos aquellos robles que un día radiaron luz, vida y fuerza, ahora no eran más que troncos secos que quizás hubiesen hecho rico a un leñador… La niebla se hacía cada vez más densa conforme iba adentrándome a aquel bosque obscuro, que parecía era mi hogar o que tal vez representaba mi vida… una vida vacía, sin sentido, llena de dolor y amarguras… En mi caminar, solo escuchaba el tronar de la primeras hojas caídas, por la entrada del otoño, provocado por mis pasos. Este lugar si voces, sin vida, y yo un muerto en vida… Mi inconsciente jugaba conmigo, por un momento quise estar soñando, las sombras se acercaban a mi cada vez un poco más y mi tormento crecía, todo se opacaba y se volvía una obscuridad aun más profunda que hacía que poco a poco anhelara la luz y el calor de un hogar. Tragos amargos, horas en vela, sueños rotos, todo esto se me venía encima, nada podía ya empeorar y solo pensaba: “Caminando entre sombras, yo un muerto en vida anhelando: LIBERTAD??” 3 de junio de 2009 21:15 aprox.