Lobos III
Publicado en Apr 21, 2011
Oigo a un lobo aullar como hijo del sufrimiento, y en sus lágrimas hay espejos de todo lo que fue pasado. Bajará de su árbol a beber conmigo, a compartir mi modo de amar en las fuentes echadas sobre el bosque, y sus dos hermosos ojos infinitamente tendrán una cascada invisible por donde caen los pájaros ajenos. Frente a él estoy yo, trastocado, erguido, pero más pequeño que mi fatiga, y aún más: como un viejo ojo de lobo, esperando. Tengo frío. Y debo decirlo. Extenuada como arenas movedizas mi cabeza se vuelve crepuscular y duele en el centro mismo del mundo. Oigo el silencio. Pero no es el silencio. Es el lobo que con sus suaves dolores de lobo trepa al árbol y baja como en un juego que solo mi corazón entiende. Aquí hemos de estar: yo con mis viejos botines de muérdago, él engalanado para un breve carnaval, con rincones de árboles y hojas de instantes de verdad y mentiras. Guillermo Capece
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Guillermo Capece
aullidos para vos tambien, y unos abrazos
Guillermo
Daniel Florentino Lpez
y en sus lágrimas hay espejos de todo lo que fue pasado."
Muy bueno
Hay en las garras y los colores del lobo
la sabiduria de la fuerza y del tiempo
Saludos, aullidos
y a favoritos
Daniel
Guillermo Capece
me alegra mucho que estos poemas te hayan gustado;
el analisis que haces siento que es certero.
Gracias por tu felicitaciones.
Abrazo
Guillermo
Mara Ester Rinaldi
Todos... me gustaron, hiciste un gran trabajo, querido amigo.
Felicitaciones.
Maritè.