La niña del espejo
Publicado en Apr 24, 2011
La niña del espejo
Son las cuatro y treinta de la madrugada, me doy vueltas en la cama sin poder dormir, Enciendo la luz, para mirar el techo, lentamente se empieza a encoger y me cae sobre la cara como trozos de hielo, sin embargo estos no son fríos, y me queman, la ropa de mi cama me quema, estoy cubierto por el hielo que ha cortado mi carne, intento mover los dedos para asirme del respaldo de la cama y ponerme en pie, pero es inútil, y el hielo lentamente se convierte en espejos, mas sin embargo no veo retratada mi cara ni mi cuerpo, solamente gritos y las caras de quienes mas de una vez me pidieron ayuda… Soy detective desde hace mas de quince años y día a día debo lidiar con la atrocidades cometidas por los hombres y mujeres de mi ciudad, sin embargo aquel sueño me hizo recordar mis primeros días en la brigada del crimen, en uno de los espejos pude ver la cara ensangrentada de una niña de no mas de cuatro años, la cual se reflejaba en un espejo a si misma, y de su cara caían lagrimas repetidamente, mientras que las otras imágenes intentaban atormentarme, mostrándome sus caras desfiguradas, en fin sabían la forma precisa de hacerme daño, pues yo no pude cerrar mas mis ojos durante toda la noche, fue por ello que encendí el calefactor y empecé e buscar entre los archivos la imagen de aquella niña que me tendió la mano, tardé horas pues eran miles los casos que había visto durante mi vida policial, cuando de pronto su cara, era la misma de la imagen del espejo, entonces empecé a leer y recordar como había sido asesinada, recordaba los gritos del padre cuando se la entregamos, lloraba a gritos pidiéndonos un culpable mientras un espontáneo incendio se desató en lugar que fuera asesinada su hijita, nos fue imposible encontrar huellas de quien fuera el culpable, recorrimos el lugar mil veces, sin embargo la opinión publica no nos dejaba en paz y fue decisión de mi jefe plantar un foto entre las cosas de un mendigo que acostumbraba deambular en el sector, al pobre infeliz le dieron una condena ejemplificadora y por fin la opinión publica nos dejó en paz. Lo primero que hice aquel día fue regresar al lugar donde fue asesinada y violada la pequeñita, fue como si hubiere regresado en el tiempo, la casa en que se cometió el crimen empezaba a quemarse, pero el llamado, mi llamado a los bomberos logró acabar con el fuego y de pronto en un rincón pude ver lo que fuera una ropita o lo que quedó de ella, pues el keroseno la quemó casi por completo, pedí una orden para revisarla, pero la muestra estaba contaminada y no pude hacer nada. Decidí averiguar con los vecinos el porque de esa casa estaba vacía, pero la única respuesta que encontré es que la casa estaba maldita y nadie se atrevía a vivir allí, a pesar que luego de incendiada la habían construido nueva. Me desvié de mi camino y fui en busca del padre de aquella criatura, la de la imagen, pero al verme lo único que hizo fue correr, lo perseguí pero una piedra me hizo tropezar y mi tobillo se hizo añicos, tuve una torcedura y mientras estaba en reposo aquel sueño se repetía una y otra vez cada noche, y por no tener una orden mi persecución quedó hasta allí. Pasaron tres días desde mi accidente y lo primero que hice fue ir con un compañero en busca de aquel hombre que había escapado de mí, allí estaba la niña, yo pensé era la misma del espejo, pero no, era la sobrina de ella, y también tenía cuatro y tantos años, Pero lo más curioso de todo fue que al verme me extendió la mano al igual que la niña del espejo, en cuanto al hombre nos dijeron que no estaba en la casa. No encontramos nada fuera de lo normal, pero apenas hubimos regresado al cuartel, se recibió un llamado, que desde la casa, la misma que se incendiara se podía ver la sombra de un hombre colgando del techo. Curiosamente al llegar nos dimos cuenta era el padre de la niña de antaño, y junto al suelo un recorte de un diario de la época, se podía ver claramente la cara de la niña, subí las escaleras a pesar del dolor de mi tobillo y ahí estaba en un rinconcito acurrucada, tendiéndome la mano. Yo pensé que estaba loco, pero al escuchar a mis compañeros decir que se había suicidado por la culpa de haberme quitado la vida.
Página 1 / 1
|
Fairy
Besitos amigo
Sachy
Enrique Dintrans Alarcn
Llegué aquí por sugerencia de Daih y me alegra. Dejo un comentario. Es el primer texto seleccionado para dar forma al "Blog Aprox". Ahí lo verás en una escueta síntesis.
Saludos
COMENTARIO:
Un buen relato que cautiva... el protagonista arriesga. El autor conecta muy bien el mundo imaginario con el mundo real en el dificil escenario del trabajo olicíaco. Concluye con una saludable paradoja.
Caranndor
un abrazo a todos quienes se dieron el tiempo de leerlo. Caranndor
daih
María Ester Rinaldi
Excelente!
Un abrazo, querido amigo.
marité.
JUAN CARLOS
Un gran abrazo...Juan Carlos.
daih
Antonio Umbral
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Felicitaciones