De fijo inmóvil, paralizas el aire que comprime. Asfixias la mar que por ti hice, ensordeces el amor que le sople a tu odio, la vida. 

Llenas de pensamientos, malestares, nuestra galaxia intocable, golpeas con tus palabras y escupes con la mirada, las letras mal puestas de una prosa desesperada. 

De tu garganta inyectas el veneno, bajo los arboles, sobre el pasto, bajo las nubes, a la puesta de sol. Y tus manos? Donde están que revolvían mi cabello al salir la luna? 

Y de todos los ratos, una lagrima vi entre un intensa dificultad, al beso que robaste... al beso inocente que robaste, cuando comprobábamos quien estaba mas alta. No se me olvida. Como tampoco las palabras exactas, y una semana después unas letras que grababan al corazón un tiempo transcurrido. 

Y la emoción? Desde que dijiste la falta de cariño, la carencia del latente corazón, decaía a cada huida, sin razón, sin explicación... y yo regresando, amansada de tanto calor, una y otra vez, sobre tu sombra, expectante, de todas las cosas, mal consejera, pero noble a todo momento. Aguerrida de instinto, amante de los labios, el destino, imaginante de un paraíso compartido, acompañante, confidente, paseante, demente, formal, maleable. 

Quizá algo pasa, quizá mi cabeza se fue un poco con la confusión, quizá no leíste con atención, se lleno de prejuicios nuestra pasión, fotografía, escritor.

Compartimos cosas de nuestro corazón, llevaste un año a tu disposición, no olvidaste mis faltas, ni mis errores al hablar o desesperar cuando no sabia que pensar. No olvidaste la piedra con la que tropecé, ni tan poco el día de muertos cuando trabaje. No olvidaste palabras clave, no olvidaste... Pero si olvidaste las letras que por ti cite, y las palabras que dije pero tu atención no logro obtener, olvidaste los días que me escape, y las risas primero cuando te cante, olvidaste que sentía... olvidaste que leía, olvidaste lo que prometí, lo que escondí, y lo que vivi. Olvidaste que te vivi.