El Extranjero:
Publicado en Apr 27, 2011
Entre sombras y mausoleos pecaminosos,
perezosos mendigos agonizantes que acarrean sus tratos funestos y zapatos bien lustrados, ando desanimado, vertiendo mi mirar entre aquellos rostros sin facciones, oyendo un idioma ágrafo de balbuceantes, bruñidas ideas y desmotivaciones. Me arrastro por la tierra que aun contiene cien lágrimas saladas y el pastizal reseco de hierbas mal puestas en el jardín del Edén de claveles resecos,orquídeas marchitadas. Mi andar es apresurado mas mi espetar es lánguido y pecaminoso, aun así, los andantes no dejan de admirarme, murmurando injurias e intenciones mal labradas hacia la silueta triste de mi avance retoño. Las hojas ondeantes en mis manos parecieran agitar rabiosas sus impresiones que, secando la tinta purpúrea, agudizan la atención de aquellos veedores titilantes. En la bruma cual incienso me rodean con sus silencios torpes y sus juzgares recíprocos entre sí. Ya el cielo no existe para sus barbillas las nubes dejaron de ser estrellas para ser tristes reminiscencias de la compasión por el que ríe a la muerte y que ya es escasa en este lugar donde no soy más que un extranjero, un forastero sin luz sin suerte… Apresuro mi intrascendencia. Me aparto de lo flagelado, adopto las nubes como hijas de lo divino y vanaglorio la danza crepuscular de los vientos pamperos. Y mientras aquellas miradas tajantes aun me fisgonean labrantes, junto a aquel idioma ágrafo que me gesticula ruborizado, la mímica del mal entendimiento y el propio humillo se advierte ante mi osadía del exilio. Descanso plácido bajo un árbol lastimero de un parquecillo y dedico unos fértiles versos a aquellos carceleros y jueces truncados de la buena y mala acción contra el prójimo y de éste con la naturaleza y lo divino...
Página 1 / 1
|
omar asif