No hay que abrirles las puertas,
guardá con llave el secreto,
que si algo se vislumbra,
todos perdemos el cuero...
Vos sabés bien, lo jugados,
que vivimos estos tiempos,
y sabés que si aflojamos,
nos moriremos de nuevo....
No hagas caso a las lisonjas,
no confíes en su credo,
que ellos también nos estudian,
porque no entienden un bledo.
Creen,(segun ellos) que no,
pero es  así compañero,
te dirán: estás errado,
te dirán: estás muriendo.
Si nuestra tonta ingenuidad,
no nos convence de nuevo,
esta vez si safaremos,
y con nosotros, el pueblo.
Golpean la puerta... dejá,
que a vos no te importe un bledo,
que la ética es su recurso,
pa enredearte, en sus versos...
Que el corazón, ese angustiado,
ese pácifico maltrecho,
no te guíe equivocado.
Esta vez, usá el cerebro.
Ni mirés por la ventana,
alguién estará sonriendo,
esperando ese vislumbre,
pa conquistar tu terreno.
Pensá, hermanito pensá,
y tachame de montonero,
y decime comunista,
o zurdo sin no hay remedio...
Tachame de ser idealista,
que con los pies en el suelo,
debería el día a día,
encarar un rumbo nuevo...
Pero ya amigo, dejemos,
la charla para otros cuentos,
pasame el fal que se viene,
la milicada, de en serio.