No te va ser la doncella de Venecia en carnaval
Ni te va ser el carbón de la Santa Inquisición
Aquelarres por doquier rebalsan tus ojos llanos
Mientras Rey Momo ofrece sus dos cabezas a Salomé 

Con intrigas sigue la marcha: 
Largas plumas de faisán
Bajo la blanca luz de los faros,
Nada de sangre y sudor
Nada de lágrimas.

Risas huecas se pierden en otros ecos
Pesadas telas de terciopelo esconden
La pálida desnudez de la virgen de los caídos
Otros tendales se ciernen sobre la concurrencia

Y anticipan con su extraño presagio 
el próximo final de fiesta
  
Si la caza de brujas empezó o terminó en Salem
Si las mazmorras encierran fantasmas o conversos
Si los acantilados son el dominio exclusivo de las musas
Y lo son también de los que tientan al diablo

Si los valles, o la cautiva, o los secretos coptos de Alejandría
De la torre vecina se escuchó llorar a la niña bendita
Eterna idea que se obstina en representar
con distintas actrices la fatal comedia del mundo
 
No te va. No te va estar sola, ni arrastar el cuerpo por los pies
Con las manos atadas después de condenada
Ni vagar en el eterno purgatorio de los mitos

Si es verdad lo que dicen, que despreciaste
al cristo, no fue él quien te deparó
Este tu destino triste, sino los hombres
Los pobres hombres laboriosos, cuyas manos viejas
Hablan el idioma de la tierra, cuyos ojos vencidos
Opacan el último sol de la estación fría

Mientras imploran en silencio el regreso del hijo
 
¿Por qué, por qué te fuiste amor
Al cenagoso país de las fantasías?
¿Porque este sueño se prende en mi corazón
Con su boca dolida de amargas letanías?

¿Porque no mejor la liviana realidad
Tu vestidito de hilo fino, la bienvenida vitalidad?

 Descalza. Descalza y al sol de la mañana, bailando
Como una nena amor. Como una falsa bahiana