Te extrao.
Publicado en Jun 19, 2011
Lo peor que le podría pasar a cualquier persona defiinitivamente es perder a un ser querido, y no me refiero por medio de la muerte, sino por medio del horrible adiós.
Según Giuseppe Capograssi, hablamos de crisis al encontrarnos frente a una situación que no quisiéramos, y también para aludir a un período penoso pero pasajero. En fin, según esto, la crisis tiene su fin, y en su trascurso existe la esperanza. ¿Podría definir a esto como una crisis? NO. Esto no es pasajero, y tampoco existe esperanza alguna para poder superarlo... Perder a una persona es arrancarte del alma un pedazo, aprender a vivir muriendo y no poder ver la luz al final del túnel. No importa lo que hagas, con quien estés, tu mente siempre se guía por lo que duele, lo que hace temblar tu corazón. Cuando van pasando los días, y sentis que esa persona se aleja más y más de tus brazos. Ya no sentís su ser omnipresente y no podés recordar los detalles ya de su fisionomía. Ya duele pensar que serás borrado de su vida, y que será permanente e irreparabale. Que te recuerde de la mejor manera, con felicidad, todo lo que le supiste dar, es un sueño utópico. Tan sólo quedas en su mente como algo abominable y horroroso, desterrable totalmente. Cómo duele saber que no volverá a recordarte, que pasarán los días y vos nunca olvidarás, y la otra persona sí, ni un saludo más, ni una mirada más. Tanta tristeza alrededor pesa sobre tu corazón y duele. Recordar duele. Pensarte duele, sentirte todavía duele... Esperar lo que nunca volverá, lo que dejaste ir, y ahora extrañás con cada célula de tu cuerpo. Ya todos los recuerdos hacen arder tu cabeza y enviarla a otra dimensión. Pensar que todo lo construido se destruyó al instante, y que no se repondrá, nunca más... Duele el alma una y otra vez, el llanto subiendo por la garganta, oprimiendo tu estómago y de tus ojos lluvias incesantes. Todos los días son nublados, y todo es tan monótono. Darías lo que sea por unos minutos más, y darle y decirle todo lo que tiene atragantado y que no podés decir. No podés hablar más, todo ha terminado. Quedaron tantas cosas en tu corazón para expresar, que ni todas las palabras alcanzarían, ni todos los segundos. Yo que daría todo por una tarde tranquila y con su presencia. Sólo con su presencia el cielo se teñiría de azul y los pájaros cantarían. Todo es gris, todo ha muerto. ¿Qué más queda? Sólo recuerdos...
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raymundo
Liliana Agudelo Velsquez