Texto dedicado a los hombres de por aqu...La glndula varonil.
Publicado en Jun 20, 2011
En realidad es una recomendación... Soy una glándula varonil, que ha vivido varias décadas. A partir de los cuarentas ya deben vigilarme, porque la vejez me va hinchando como la panza de mi propietario, a quien le aviso de ponerme atención con algunos dolorcitos en sus partes bajas. Para ser más preciso entre el recto y los testículos; síntomas de que él ya debería hacerse ¨la prueba del añejo¨. Como él nunca pensó que ese día iba llegar. Siempre decía que preferiría morir antes de que un dedo perforara su ¨chiquitín¨, pues tenía miedo de volverse del ¨otro bando¨, aunque éste tuviera también a mis compañeras. Se rehusó varios meses ir a revisarme, hasta que yo ya pude soportar mi peso, por eso lo despertaba todas las noches para que él fuera orinar solamente por sensación y no por tener ganas. Por la vergüenza del ¨macho¨ de no preguntar a los amigos, investigó en la sección amarilla para encontrar un urólogo al azar. Y también por miedo a ser desflorado, le dijo a su mujer que lo acompañara al médico. Cuando llegamos al consultorio, en el cuarto de espera, había un hombre solitario cruzado de piernas con las manos entre ellas, como si trajera minifalda. Ellos se saludaron sin verse a la cara, con el fin de no reconocerse, si por casualidad se encontrarán en la calle. Cuando llegó el doctor los saludó de manos a los dos. Supongo que miraron los dedos del galeno para saber los centímetros y el grosor del dedo que me iba acariciar. Seguramente mi patrón esperaba que sacrificarán a su vecino para escucharlo gemir o gritar de dolor como le habían contado. Afortunadamente para mí, él no salió corriendo como gacela, pero si ensartado por la lanza. Cuando salió del consultorio, caminando como vaquero; es decir, con las piernas abiertas y las nalgas mojadas, recordó algunos chistes sobre mí que los nombraban ¨chistes prostáticos¨. En la intimidad con el urólogo, varios de ellos se hicieron realidad cuando lo vi en posición de perrita con la cola parada, viendo de reojo con sumo respeto la solemne preparación del médico, ajustándose el guante de plástico y untándose con gel el dedo justiciero. Sin decir, ¨aguas que hay te voy¨, recibí ¨el pum¨ sin anestesia, inmediatamente las mejillas de mi dueño se llenaron de lágrimas. Si en ese momento él hubiera visto al espejo; seguramente, sus ojos estarían como la luna blanca en todo su esplendor y con una cara de sorpresa como los ¨circulitos smile¨ que tienen su carita roja. Pero no todo fue sufrimiento para él, porque cuando el dedo se movía para saber que no estaba a punto de recibir una enfermedad mortal, él sintió un ¨orgasmo orínico¨. Finalmente cuando mi ¨macho¨ salió apoyado en los hombros de su mujer, escuché tristemente decirle que él nunca más dejaría que el urólogo me consultara. Sin remedio, moriría de cáncer...
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Carlos Campos Serna
Saludos
MARIANO DOROLA
OHHHH Y AHORA QUIEN PODRÁ DEFENDERNOSSSS???
ABRAZO GENIO
Carlos Campos Serna
MARIANO DOROLA
La verdad es que me encantó leerlo, solo que traspiré un poquito, no se si del todo por la risa o por el miedo de lo que me espera...
Leticia Salazar Alba
Carlos Campos Serna
Saludos
Richard Albacete
Mara Ester Rinaldi
Me gustò la forma en que lo relatas, con mucho humor pero con un claro mensaje.
Un abrazo, poeta.
Maritè.
Carlos Campos Serna
Maria dels ngels