La tragedia clásica en Hispanoamérica (Ira parte)
Publicado en Jun 28, 2011
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     Una de las constantes del teatro moderno, sobre todo del siglo XX, tanto en Europa, en Estados Unidos como en Hispanoamérica, ha sido la reescritura de las tragedias griegas, con el fin de cuestionar el status quo y exponer las situaciones existenciales de los sujetos que lo cuestionan. Tales son los casos de las obras de escritores afiliados a la vanguardia artístico-literaria, pero sobre todo a las que se afilian al existencialismo. Baste recordar las adaptaciones de Antígona, de Sófocles, que realizan Jean Cocteau (1889-1936) y Jean Anouihl (1910-1987); y las de Electra (tanto de Sófocles como de Eurípides), de Jean Giraudoux (1882-1944), la del yugoslavo Danilo Kiš (1935-1989), la de Hugo von Hofmannsthal (1874-1929), la de Eugene O’Neill (1888-1953); Las moscas, de Jean-Paul Sartre (1905-1980), basada en la historia de Orestes y Electra; Infamante Electra (2005), del chileno Benjamín Galemiri, y Electricidad (2002), del chicano Luis Alfaro, entre otras. A éstas se suman La Conversión d’Alceste (1905), de George Courteline; Fedra (1912), de Miguel de Unamuno; Anphitrion 38 (1929), de Jean Giraudoux, cuyo título apunta a la cantidad anterior de versiones de la misma obra; La Jeune Fhèdre (1946), de Eugène Lapeure; Pirro y Andrómaca (1959), de Ferdinand Bruncker (pseudónimo de Theodor Tagger, nacido en 1891 y muerto en 1958); Tegonni, An African Antigone, de Femi Osofisan (1946-); y las versiones operáticas de tragedias como Elektra (1909), con libreto de Hugo von Hofmannsthal, basado en la obra homónima de Sófocles, del compositor alemán Richard Georg Strauss (1864-1949); Oedipous Rex (Edipo Rey), estrenada en 1927, con libreto de Jean Cocteau, inspirado en la obra homónima de Sófocles, del compositor ruso Igor Fyodorovich Stravinsky (1882-1971); Antigone, de Mark Alburger (1957-), y The Burial at Thebes (2008), de Dominique Le Gendre, con libreto de la obra homónima de Seamus Heaney, entre otras.[1]
      En el teatro hispanoamericano del siglo XX, ha habido reescrituras del teatro antiguo, en las cuales de alguna forma se adaptan elementos de las tragedias clásicas a las situaciones sociales y políticas de diversos países como Cuba, México, Argentina, Chile, Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana, entre otros. Aquí observaremos cómo esto se desarrolla en las obras Electra Garrigó (1961), del cubano Virgilio Piñera, (1912-1979); Medea en el espejo (1991), del también cubano José Triana, (1931-), Antígona Vélez (1970), del argentino Leopoldo Marechal, (1900-1970); Hilarión (1943), del puertorriqueño Manuel Menéndez Ballester (1909-2002); Ifigenia cruel (1924), del mexicano Alfonso Reyes (1889-1959); La fiesta de los moribundos (1966), del venezolano César Rengifo (1931-1974); El reñidero (1962), del argentino Sergio de Cecco (1931-1986); Los siete contra Tebas (1968), del cubano Antón Arrufat, (1935-); La pasión según Antígona Pérez (1970), del puertorriqueño Luis Rafael Sánchez (1936-); El límite (1971), del argentino Alberto Zavalía (1911-1988); Golpes a mi puerta (1988), del argentino Juan Carlos Gené (1929-); El castillo interior de Medea Camuña (1992), del puertorriqueño Pedro Santaliz (1938- ); Antígona furiosa (1995), de la argentina Griselda Gambaro (1928-), Antígona (2000), del peruano José Watanabe (1946-2007); El tiempo de la plaga (1990), y Medea sueña Corinto (1961), ambas del cubano Abelardo Estorino (1948-); Edipo Asesor (2003) e Infamable Electra (2006), ambas del chileno Benjamín Galemiri (1957-).
     No es posible comenzar a estudiar cada una de las obras hispanoamericanas antes mencionadas sin antes haber discutido las obras de los tres trágicos más importantes de la Grecia antigua y de conocer los mitos que las originan. Antes de discutir las obras mencionadas hablaremos de los hipotextos clásicos que han producido los hipertextos de los dramaturgos hispanoamericanos.
    En la mayoría de ellas, se evidencia la puesta en escena de las situaciones límites de sujetos que se encuentran en pugna entre dos fuerzas opuestas: sus convicciones personales y las prohibiciones del sistema político bajo regímenes dictatoriales, equivalentes a la encerrona en que se encuentra el personaje trágico en las obras de Esquilo, Sófocles y Eurípides, entre los deberes familiares y los deberes del Estado, como lo proponía Federico Hegel en sus Lecciones de Estética (857). Para organizar el material, hemos procedido a identificar bajo los nombres de los mitos principales las obras hispanoamericanas que se dedican a reescribir las tragedias antiguas que hemos podido conseguir y leer.
 
Antígona
     El argumento de Antígona, tragedia griega del siglo V, escrita por Sófocles, se relaciona con el mito de Edipo, presente en la literatura desde Homero y mencionado tanto en la Odisea como en La Ilíada. Sófocles extrae su obra de la leyenda que ya tiene su antecedente en el drama trágico Edipo Rey, en el cual su protagonista lucha contra su inexorable destino. Edipo asesina a Layo, su padre, y se casa con su madre, Yocasta, sin saber que ellos eran sus verdaderos padres. Al saberlo, Yocasta se suicida. Edipo se arranca los ojos y abandona Tebas, siguiendo, como personaje justo y noble, los mandatos del oráculo, dejando a sus cuatro hijos productos del incesto: Eteocles, Polinices, Antígona e Ismene.
     La tragedia acompaña a la familia de los labdácidas, los descendientes de Lábdaco, y finaliza con una historia maldita cuando los dos hijos varones se enfrentan y se matan mutuamente por el poder de Tebas. Esa muerte doble se desarrollo como consecuencia de la maldición que Edipo lanzara contra sus hijos por no ayudarlo. Creonte declara que Eteocles sea enterrado con los honores que corresponden a los héroes, mientras que Polinices quede insepulto para que lo devoren los buitres, como recuerdo de la traición y escarmiento para los tebanos.
     Antígona propone a Creonte enterrar el cadáver de Polinices y le pide ayuda a Ismene, quien se niega por miedo a desobedecer las órdenes de Creonte. Antígona efectúa sola el rito de enterrar a su hermano, es apresada y conducida frente a Creonte. Éste pasa juicio sobre su conducta y desobediencia y le condena a muerte en vida. La encierra en una cueva sobre una montaña.
     Creonte, guiado por Tiresias, intenta cumplir con los designios divinos, pero llega muy tarde y sufre las consecuencias. Antígona se ahorca, y Hemón, su prometido, se suicida al saberlo. Luego Eurídice, la madre de éste, también se suicida al enterarse de la muerte del hijo.
     Antígona, como heroína trágica, se encuentra en una disyuntiva entre seguir al Estado o las reglas del oikos, de la casa o de las relaciones familiares. La tragedia pone de manifiesto la relación entre el Estado y sus leyes escritas frente a las no escritas, pero que han existido siempre, siendo éstas dictadas por los dioses. Cuando Creonte prohíbe sepultar a Polinices y lo declara enemigo de la patria, toma medidas justas para proteger su ciudad. Antígona, por su parte, cumple con el precepto religioso y familiar de mandar a dar sepultura a su hermano muerto, pero al hacer esto se opone al mandato de Creonte. El enfrentamiento entre Creonte y Antígona, según Hegel, representa la pugna entre dos esferas de poder de igual valor: lo divino y lo humano (857). Esa pugna es similar a la encerrona en que se encuentra el héroe trágico según Aristóteles lo propone en La Poética. En el caso de la obra de Sófocles que nos ocupa, es necesario que Antígona sea una mujer justa y que tome una decisión que la conduzca, de cualquier manera, a cometer un error (hamartía) que la lleva a una encerrona: si decide enterrar a sus hermanos, va contra las leyes del Estado; si obedece las leyes de Creonte, falta a las reglas sagradas del oikos o de la casa.

[1] Los datos que ofrecemos sobre estas obras surgen de El libro de la ópera de José María Martín Triana.
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Descripción

fragmento del texto que corresponde a la investigación sobre la tragedia clásica en Hispanoamérica. en el mismo se hablará de las diferentes obras revisadas para este trabajo y de las obras clásicas que son hipotextos de los mitos griegos. Estos son utilizados por los dramaturgos de las obras de teatro para denunciar las dictaduras de sus respectivos paises.

Palabras Clave: Antigona de Sófocles

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Filosofía


Creditos: Doris Melo Mendoza.

Derechos de Autor: derechos reservados


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