Amor Maldito
Publicado en Jun 30, 2011
Amor Maldito
Era de madrugada, me levanté de mi cama y caminé hacia la ventana, suelo dejarla abierta en las noches, pero esta vez se encontraba cerrada, la abrí para dejar fluir el aire frío de la noche que se colaba lentamente por la habitación, miré la luna, suspiré mientras mencionaba en voz alta, -cuanto quisiera que ese sueño fuese real-, coloqué música para relajarme, me serví un poco de café y aún seguía observando aquella luna llena entre la niebla, estaba hermosa como siempre, una lágrima rodó por mi mejilla mientras pensaba lo difícil de la realidad, de pronto enloquecí sabiendo que aquel sueño jamás sería real, tome la taza de café y la estrellé contra la pared maldiciendo mi existencia -vaya, cuan estúpido soy, siempre soñando y suspirando, ella nunca será mía- grité desesperadamente mirando a la luna. Minutos después, escuché un ruido que provenía de mi cama, así que con un leve movimiento giré mi cabeza hacia el lugar de donde provenía aquel sonido, y una voz exclamó, -tranquilo-, mientras mis ojos veían la silueta de una hermosa dama, no supe qué hacer, mi cuerpo estaba congelado, no sabía si huir o quedarme en ese lugar -no te asustes- mencionó de nuevo, con una voz dulce y suave, entonces traté de no mostrar miedo, cosa que era inútil, pues mis ojos reflejaban pavor, pregunté con voz trémula, -¿Quién eres?-, Ella sonrío -vaya, eres el primero que alcanza a preguntar esto, el resto ya hubiesen corrido o estarían en el suelo desmayados. Mira yo soy Elizabeth, como puedes observar no soy humana, claro que eso sobra decirlo pues es aparente a simple vista.- La miré de arriba abajo y me percaté de que era un espectro o algo por el estilo, la verdad no sabría definirlo bien y tampoco quise preguntarle a ella. -¿Por qué estás aquí?- pregunté de manera autómata, sonrió dulcemente, -llevo más de dos siglos viviendo aquí, pero eso es una puerilidad, acudí a ti para saber que es aquello que te atormenta tanto- … -pues la verdad son varios motivos, pero el principal es una mujer, la cual me atrapó con su belleza, lamentablemente sé que el sentimiento no es mutuo-, terminé de pronunciar dichas palabras mientras miraba al suelo, -vaya eso es algo, creo que a todos les pasa, yo también sufrí por eso, el motivo de que esté encadenada a esta casa es un hombre al cual amaba con todo mi corazón, pero el enfermo de muerte, así que di mi alma a los espíritus que habitaban en esta morada, ellos me dijeron que lo curarían pero que si alguna vez ese hombre me traicionaba yo quedaría encadenada a esta casa, mientras ellos eran libres y pues el resto de la historia ya te la puedes imaginar, si llevo dos siglos acá es por algo, ¿no?.- respondió con un tono melancólico. La miré fijamente a sus ojos oscuros, -Es claro que el amor es algo complicado, pero creo que tu compañía más que asustarme me ayudó a relajarme, contigo me siento confiado y no me sentía tan bien con alguien hace mucho tiempo-, levantó su cabeza y con voz de aliento dijo -vaya pues que bueno, lastima no poder decir lo mismo, pues entenderás que no es que confíe mucho en las personas- hubo un largo silencio entre ambos, la noche se hacía más lenta y oscura. Así transcurrieron las noches, cada vez que tenía un problema ella me visitaba, ayudándome a dar solución a éste, era como esa mujer que siempre quise tener pero nunca pude encontrar, cada vez que hablamos las noches me eran más aceptables, sentía una paz interna que no tenía en todo el día, si no supiese su historia me atrevería a decir que era un ángel. Aún recuerdo aquella noche, cuando ella apareció, no solía aparecer cuando yo dormía, debía estar despierto para que ella me visitara, pero esta vez no, así que al verla parada junto a mí me sorprendí, -¿Qué pasa?- le dije asombrado, ella respondió rápidamente -necesito tu ayuda, e investigado y encontré la forma de salir de acá, de terminar con esta maldición que me atrapa, pero para eso te necesito a ti.- pensé de manera inmediata que sería muy ingrato de mi parte no ayudarla, si siempre había estado a mi lado, cada que la necesité ahí estuvo, noche tras noche, por tal razón y sin preámbulo alguno decidí que le ayudaría, además creo que me estaba enamorando y sé que ella sabía eso. Empezó a darme la información necesaria para ayudarla a salir, me mostró un libro en el cual se encontraba la manera de poder liberarla, en este decía que una persona humana debía invocar al espíritu que se hallaba allí y pedir su deseo, así que noche tras noche leí aquellos hechizos, una de aquellas noches, recuerdo bien la hora, era la una de la madrugada, cuando apareció y soltó unas palabras que retumbaron en el fondo de mi alma -sé lo que sientes por mí- yo la miré y sonreí, mientras preguntaba -¿cómo que tú sabes y que es eso que dices?-, -sí, yo sé que soy la mujer ideal para ti, pues puedo visitar tus sueños, y en ellos me lo has dicho, así que empecemos el ritual y desea que yo sea liberada, créeme que te recompensaré.- me dijo cariñosamente. La noche era perfecta, la luna, aunque no estaba llena ni en su máximo esplendor, asomaba pequeños rayos de luz que iluminaban aquella habitación de una manera especial, iniciamos el ritual, yo más que guiado por la razón, estaba funcionando con el corazón, me encontraba totalmente enamorado de ella, quería ayudarla para que viera hasta donde llegaría por su amor, en esos momentos la habitación pasó de un de un ambiente templado a uno frío, húmedo y lóbrego, una densa niebla rodeó la habitación, entonces fue allí donde apareció ella, -¿qué es lo que más deseas en el mundo?-, pronunció con una voz vacía y lejana, con voz trémula y tímida contesté sin vacilar, -quiero que liberes el alma en pena de esta casa-, aquel ánima, antes de acceder a mi petición pronunció, -el amor, sin duda alguna el sentimiento más peligroso para la humanidad, cumpliré tu suplica- aquello que tanto había deseado en sueños, por fin se hizo realidad, ella fue liberada, me invadió por un momento breve y efímero la felicidad, pues había algo que ella nunca me dijo, que aquello no era un deseo sino un intercambio, que al desear algo así, sacrificaba mi alma por ella y que así como se recibe, se debe dar, -que idiota- pensé de manera colérica y desesperado. Esta es mi historia, por esa razón es que llevo ciento cincuenta años atrapado en esta casa, pero ahora que tú la estás escuchando, sabrás que no te puedo engañar, y que te hablaré siempre con la verdad, y debo decirte que he encontrado la forma de escapar de aquí, pero necesito tu ayuda, yo sé que apenas han pasado dos meses desde que nos conocimos, pero ya fui sincero contigo y espero que me puedas ayudar, comprendo que tú no imaginabas que en esta casa hubiese un habitante más, pero es así y ahora dime -¿me ayudaras?- aquella nueva inquilina, mirándome tiernamente a los ojos y conmovida por mi triste historia respondió -si-, -el amor, sin duda alguna el sentimiento más peligroso para la humanidad- pensé mientras esperaba el comienzo del ritual. FIN Camilo Henao Valencia
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