El Vals de la Noche
Publicado en Jun 30, 2011
El Vals de la Noche
Recuerdo bien que iba rumbo a mi casa, pero me detuve por un momento para observar aquella luna que iluminaba el cielo con tanto esplendor, mandaba ráfagas de luz hacia todos los rincones de obscuridad que cubría la noche con su manto, llevaba un buen rato contemplando aquel suceso hasta que sentí una presencia a mi lado, la cual interrumpió mi trance con unas cuantas palabras, ¿Hermosa, no? Yo mire detenidamente y pude detallar que quien me hablaba era una mujer muy bella, la luna se reflejaba en sus pupilas como si fuese en un lago grande y cristalino, sus cabellos eran obscuros como la noche misma, encantadora, pero rápidamente conteste a su pregunta con un tono de enamorado, si, es lo más hermoso que puede existir. Decidí seguir mi camino sin prestar mayor importancia a aquel momento, pero antes de que diera el primer paso ella dijo, creo que no hay nada mejor en este mundo que danzar un vals bajo una luna inmensa. Yo me quedé perplejo sin saber que decir, la verdad jamás había estado en tal situación, puesto que no era muy buen bailarín y por esa razón no soy de aquellos que gustaba de ir a fiestas y mucho menos salir con una joven y en la cita proponerle que bailáramos. Después de un rato ella me miro y con una sonrisa hermosa me dijo, perdón, mi nombre es Elizabeth Gwen, a veces me distraigo mirando a la luna y se me olvida todo, a lo que conteste, tranquila, eso también me suele pasar a mí. Ella me pregunto que donde vivía y pues le dije que a unas cuadras del sitio, pero que yo amaba sentarme en una banca en especial, pues cerca de mi casa hay un parque hermoso y una banca en la cual siempre me siento a reflexionar y pensar, ella volvió a sonreír y me dijo, entonces pronto nos veremos y siguió su camino. Yo me encontraba justo al frente de la puerta de mi casa y en un movimiento leve antes de abrirla, mire hacia todos los lados, fue en ese momento en que mi mirada encontró la figura de aquella dama sentada justo en la banca de la cual le hable, no sé si fue coincidencia o ella sabía exactamente cuál era la que yo había mencionado, el caso es que estaba ahí. Así que casi que por instinto camine hacia el lugar, cuando estaba llegando vi que ella tenía un reproductor de sonido y de este salían las mágicas notas de algunos vals, antes de que yo pronunciara cualquier palabra ella me miró y me dijo con un tono muy entusiasta, sabía que vendrías, se levantó de su silla y empezó a bailar, yo simplemente me senté a observar aquel suceso poco común en mi vida. Yo miraba como su silueta hacia bellas figuras ante la luz de la luna, era una mujer esplendida, sensacional, jamás la había visto pero me sentía tan confiado al ver sus pasos que me desconectaba de todo, solo éramos ella y yo bajo la noche estrellada y con la luna como única testigo. Hubo un momento en el que ella se quedó mirándome fijamente y estiro su mano hacia mí, como un gesto de invitación para que me uniera al baile con ella, como no iba a aceptar aquella oferta, sería demasiado tonto si no lo hiciera, así que solo sonreí y tome su mano, recuerdo bien que el vals que bailamos fue aquella bella tonada titulada “el vals de las flores de TCHAIKOVSKY” bailamos por horas, para mí el tiempo se detuvo, la humanidad no existía, la tristeza paso a otro plano y la felicidad, solo puedo decir de esta última que era indescriptible, sería imposible para mi plasmar aquel sentimiento que recorría mi cuerpo y mis sentidos en ese momento, era tan especial que no quería que acabara, solo quería paralizar ese instante y bailar por toda la eternidad con aquella dama y bajo esa esplendida luna llena, pero desafortunadamente para mí, todo tiene un final, ella dejo de bailar, me miró fijamente y recuerdo aquellas palabras que dejo impresas en mi alma y en mis recuerdos para siempre, “ Gracias, nunca olvidare ésta noche” sonrío y se fue, yo solo vi cómo se perdía su figura en el amanecer. Por eso todas las noches desde aquella vez vengo a la misma hora de siempre, esperando volverla a ver, siempre miro fijamente la luna y en ella veo su rostro, jamás supe nada sobre ella y sé que jamás lo sabré, solo espero que cualquier noche aparezca y me regale una última tonada antes del amanecer. FIN. Camilo Henao Valencia
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