El Intendente del Teatro en la Corte de Satanás
Publicado en Jun 30, 2011
El Intendente del Teatro en la Corte de Satanás
“Que no está muerto lo que duerme eternamente; y en el paso de los eones, aún la misma Muerte puede morir" H.P Lovecraft Saludo a todo aquel que osará a leer éste escrito, pues encontraran aquí plasmadas las más increíbles existencias, aunque lo he querido contar ésta vez, ya que no tendré otra oportunidad, cuando él se entere de la verdad y de éstas palabras yo yaceré en lo más profundo del averno. Mi nombre es Kobal, soy el intendente del teatro en la corte de Satanás y hace poco sucedió algo extraño en estos aposentos, sin saber el por qué un ángel de dios se filtró en nuestro infierno y el primer lugar que visitó fue este teatro, lo cual no se me hizo raro, ya que aquí se presentan las más bellas y emocionantes obras que se puedan imaginar, aunque es de suponer que para aquel ángel la obra de esa noche no fue de su agrado, ni ninguna de las presentaciones sería de su gusto, en este punto de la historia haré un pequeño paréntesis, satanás emperador de todo el averno es un ser muy astuto y aunque aquel ángel hizo todo lo posible por no ser descubierto el emperador de las tinieblas fue más inteligente, así que ordenó hacer una función esa noche especialmente para él, retomando de nuevo la historia, un demonio llevó al ángel a ver la función, así que se sentaron en la primera fila del teatro para ver la obra. Las luces se apagaron, el fuego del infierno alumbraba el escenario, las cortinas rojas bañadas en la sangre de los condenados, se abrieron lentamente y por supuesto yo me dispuse a presentar la función, uno a uno fueron saliendo los demonios de segunda clase para actuar en ésta obra especial, en ese momento entraban con un ángel amarrado y con una venda en sus ojos y empezaron a recrear la batalla entre ángeles y demonios la cual había sucedido hace eones, aunque la historia debía terminar con el triunfo de los ángeles o para ser más exacto del ángel, los demonios fueron los vencedores y tomaban a el ángel como premio del triunfo, en ese instante empezó lo más cruel y vil de aquella obra, un demonio arranco las alas del ángel de una manera despiadada, Satanás reía ante esa crueldad y el ángel invitado no aguantó y rápidamente abrió sus alas creando una luz celestial y de esperanza en medio de aquellas oscuras tinieblas, tomo a el ángel en sus brazos y partió hacia el paraíso. El telón cayó y toda la audiencia aplaudió aquella hermosa obra. Al día siguiente dios platicaba con el ángel que salvo a su compañero de las garras de los demonios, éste le decía que notaba algo raro en aquel ángel salvado, pues no quería comunicarse con nadie y lo único que quería era caminar completamente solo, cosa que no se le hizo extraña al ángel, pues éste explico a dios que la perdida de las alas lo debían haber cambiado. Satanás mando a llamarme así que inmediatamente fui, una vez llegue a su sala éste me dijo que todo había salido según su plan y así como dios quiso infiltrar un ángel en sus terrenos él había infiltrado un demonio en los suyos, y que yo iba a ser el encargado de advertir a todos que pronto se podría desatar una guerra como la de antes y que debían prepararse. Yo decidí hacer una obra con aquel mensaje para que todos los demonios se prepararan física y mentalmente para la guerra. Tres lunas después dios se enteró de lo del demonio infiltrado, quien resulto siendo aquél ángel sin alas, pero satanás se dio cuenta que había sido yo quien informo a Dios de ese suceso, ya que tenía preparado un plan en el cual los incluía a los dos, pero a su debido tiempo lo sabrán, Satanás me busco por todo el averno sin hallar rastro de mí, para cuando sucedió eso yo ya me encontraba en la tierra haciéndome pasar por un mortal, cosa deplorable para mí, pero aún no quería ser destruido en cenizas por la furia de satanás. Una noche todos los demonios del averno y hasta el mismo satanás se sorprendieron al ver que en el teatro se iba a presentar una función, esa noche el teatro se llenó por completo, no le cabía ni un condenado más, el emperador de las tinieblas como siempre se sentó en su puesto privilegiado y con la mejor vista, estaba ansioso por ver cuál sería la presentación. Se apagaron las luces, para la ocasión las cortinas eran negras y se iban abriendo lentamente y una voz narraba el comienzo de la obra, los demonios se intrigaron y ya querían saber de qué se trataba todo esto, pues el teatro había estado cerrado por mucho tiempo debido a mi huida a la tierra, cuando por fin las cortinas se abrieron del todo me encontraba parado en el centro del escenario, con una mirada subyugante y una sonrisa malévola, levante mi vista hacía el rey del infierno y susurre unas leves pero caústicas palabras, apenas terminé apareció un ejército de ángeles que descendían lentamente por el techo del teatro, trayendo consigo un armamento armonioso y dispuesto a atacar, para fortuna de satanás sus demonios también estaban preparados y en seguida se formó una guerra épica. Satanás no se levantó de su puesto y Dios observaba detenidamente desde su palco astral, yo seguía parado en el centro de aquella guerra, ángeles y demonios caían por doquier y en ese momento con una voz que estremeció y recorrió las dimensiones terrenales y metafísicas, entoné las siguientes palabras “y aquí os encontráis, condenados y dichosos unidos en una función, ¡vuestra función¡ mi última función, la mejor obra sobre la guerra presentada en el único teatro merecedor de ella, no podéis negar vosotros deidades del poder, que por mi astucia no me vieron vencer.” Después de esa noche nunca se supo de mi paradero o si quiera de mi existencia, el rey del averno y el rey de los cielos decidieron acallar a todos aquellos que presenciaron mi obra estelar, para no correr el riesgo de que algún ser se enterara de que fueron engañados por un simple condenado y demostrar su imperfección ante el ansia de poder, pero con lo que no contaban era con éste texto que escribí y que solté al viento para que cualquier mortal, ser celestial, demonio o ente se enterara de la verdad oculta de una realidad alterna. FIN Camilo Henao Valencia
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