BICHERIOS (parte 2)
Publicado en Jul 01, 2011
Y cae desmayado el pobre Toto.
Cristóbal se acerca rápidamente a la pobre comadreja. - ¿qué haces idiota, cómo le vas hacer eso, no ves que es hipertenso? Fortunado se agarra la cabeza - ¡Ay me olvidé, era una broma, no pensé que lo iba a tomar así!.. ¡Ay hermano!, ¿qué hice?, he matado, me va a perseguir la justicia, seré un prófugo más en este mundo cruel, tendré que irme del país, vender la chacra, abandonar a mi madre querida, encima pobre vieja con la pena de tener un hijo vegetariano va a tener más pena al saber que tiene un hijo asesino, ¡ay hermano!, ¿qué será de mí?, ¿y sí me llegaran a atrapar?, ¿me vas a llevar suflé de zapallitos, calabacín hervido, tomates rellenos?, lo que pasa que... ¿vos viste lo que son las cárceles?, ¡la comida es un asco!, ¿ay, que será de mí hermano, que será de mí...? Se tira al suelo y comienza a llorar con una desesperación incontrolada por no decir exagerada, Cristóbal lo zamarrea con fuerza por los hombros. - ¡Basta, basta!... ¿que te pasa?, ¡no ves que es solo un desmayo!, déjate de hacerte la película, vos nunca tuviste chacra y sos huérfano de madre. Sacude a la comadreja suavemente, luego toma la patita y le controla el pulso, porque Cristóbal es un zorro muy instruido, muy letrado, sabe mucho de primeros auxilio y todas esas cosas. - ¡Toto, Toto... ya está, ya pasó, fue solo una broma de este idiota! Mira con enojo al puma. Toto se levanta lentamente y pasa sus manitos por la cara y se toma la cabeza. - ¿Qué pasó?, ¿que me pasó?, ¿dónde estoy? Fortunato se la acerca de rodilla para tomarle la mano y pedirle perdón. - ¡Ay no...! Se vuelve a desmayar. Cristóbal lo vuelve a tomar de nuevo de la cabeza, mira con furia al puma y tratando de no gritarle para que no se asuste la comadreja, le dice mordiendo sus dientes, porque también Cristóbal aparte de ser muy letrado tiene poca paciencia. - ¡Fortunato ándate, no ves que lo asustas! y córrete, que no te vea cuando se despierte. - Toto, Toto, soy Cristóbal. Toto meneando su cabeza abre de nuevo sus ojitos. - ¿qué pasó?, ¿qué me pasó?, ¿dónde estoy? Fortunato grita desde atrás. - ¡Toto, Toto!, ¿estás bien hermano mío? Toto, lo escucha y pueden creer que se volvió a desmayar. Cristóbal se para de golpe y lo mira con una bronca a Fortunato. - ¿Fortunato te podés callar por el amor de Dios? y vos Toto córtala porque sino te voy a dejar solo... solo, solito en este bosque con tu amigo el puma Fortunato. Toto se levanta de repente y acomodándose el pelaje le dice a Cristóbal. - ¡No, no, no, no, ya estoy bien, no me dejes solo con esta bestia, por favor, se lo suplico, por favor Don Cristóbal por los viejos tiempos, por la amistad que nos tenemos, por nuestras familias que se conocen y se quieren tanto, por... por... por... mmmm... bueno por todo eso! - cállate Toto quieres, le dice Cristóbal viendo a la comadreja con una cara de resignación. - Ahora si Fortunato, ven para acá animal, pídele disculpa. Y Fortunato acercándose lentamente y tomándose las manos en forma de suplica le dice a la pobre comadreja. - ¡Hermano, solo fue una broma, discúlpame!, vos sabes que yo no puedo comer carne, sufro de colesterol y diabetes, perdóname hermano! Toto mira con enojo al puma, se acerca con el dedito apuntador y moviéndolo negativamente le dice. - Que sea la última vez que me haces este tipo de bromas, no se juega con la salud de los otros, ¡eh!, uno nunca sabe...
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Verano Brisas