Un ojo enroscado
encima de una llaga
gotea sobre él lagrimas
de infinita tristeza.
Los elementos viven al vapor de sus cosas
y son como animales, con rabias residuales.
El mundo es más que atadura de moléculas
y que el paso de la nada entre lo calamitoso.
La vida se esparce sobre gracia o desgracia
y se abre suntuosa en abanico de imágenes.
La vida toma forma en los colores
y es perceptible y auditiva.
Las yemas de los dedos tiemblan solas
apenan tocan los monstruos del follaje.
En una vegetación de verde olivo
me siento como poseso de páramos lustrosos
y cada palabra gime y desgasta su peso
mientras las bocas de las viejas andan en comidillas.
Hay dolores y alegrías que no son transparentes
pero una mirada grande nos impide que capitulemos.