14 grados bajo cero en este desierto, el viento que hay hace que mi pelo se mueva de un lado a otro, el vapor de las chimeneas de las plantas se disipa inmediatamente al salir al aire, es inmensa la planta desde este lugar donde estoy, el perímetro, siempre solo, siempre inhóspito, pero es el lugar donde mi mente se abre, donde se desboca a pensar en ti, a trazar líneas en la mente para después escribirlas en cualquier papel, cualquier servilleta a mi alcance y si se mantiene junto a mi, bajarlo a la PC, aquí bajo el volumen de la frecuencia por algunos minutos para que las voces de mis compañeros no obstaculicen la carrera de mi mente al tramar algún escrito; aquí, sobre la defensa de la Dakota, hile la crónica de un viaje a sonora, y sobre la plataforma de la base 15, escribí los textos sobre ti, sobre la soledad que me acompaña desde hace 7 años, sobre los múltiples encuentros con ellas (aves de paso, que no requieren les diga “te quiero”). En fin, basta por este día, subo a la Dakota y sigo con el recorrido mientras veo pasar un coyote a varios metros de mi, mientras la frecuencia me avisa que por la base 13 se detectan personas avanzando en actitud sospechosa, raro, en estos tiempos todos somos sospechosos de algo.