Slo un mal sueo?
Publicado en Jul 13, 2011
Prev
Next
Image
La mujer estaba convencida que sería otra de esas tardes, mientras recostada contemplaba el cielo gris otoñal, con ese letargo de las horas pesadas y frías que transcurren con una lentitud casi irritable los domingos. Y es que en el fondo anidaba cada vez con mayor ahínco la desesperanza, esa que desde ya varios años la venía acompañando. La nostalgia con su tono sombrío le abrazaba cual madre bonachona intenta proteger a una hija desvalida, en tanto la melancolía le cepillaba los cabellos con extremo cuidado. Fue en esta escena de pesares y sensaciones deprimentes, en la que terminó por sumergirse en un profundo sueño.
Se veía en la misma habitación reclinada tal como estaba, con la contradicción que se hallaba rodeada de seis mujeres de distintas edades que parecían contemplarle. La más joven no superaba los veinte y la mayor representaba dos años menos que ella en la actualidad. Pero ¿Quiénes eran estas mujeres? ¿Qué hacían ahí contemplándola? ¿Qué pretendían? Lentamente fue sacudiéndose y observándolas con atención y para su sorpresa reconociéndolas. Simplemente todas, a diferentes edades eran ella. Pero ¿Qué significaba esto? ¿Por qué se le aparecían de pronto todas juntas? ¿Qué hacen aquí? fue la pregunta que se le escapó ante la presencia de las mismas. Entonces habló la mayor – Nos ha mandado el Consejo dijo con tono pausado. ¿De qué Consejo me hablas? Nuevamente la misma contestó – Me refiero al Consejo de los maestros celestiales. Nos han enviado porque están molestos con tu actitud. ¿Mi actitud? Sí, tu actitud ¿Pero de que actitud me hablas? ¿Qué es lo que he hecho? Llevas años equivocando el camino, siempre has elegido el camino más fácil, siempre has encontrado la justificación más barata para revolcarte en el conformismo, y vives considerándote una víctima del destino. Por eso estamos aquí, para demostrarte todas las veces que tuviste la oportunidad de cambiar tu vida, y que te dejaste llevar por lo que decían los demás u otras cosas, en vez de tomar las riendas de tu destino. Por ejemplo, ahí estás a tus veinte años (señalando a la más joven que vestía jeans, blusa de franela y lucía un pañuelo que tomaba su pelo rizado) justo cuando cursabas segundo año de medicina, a pesar que en el fondo querías estudiar teatro. ¿Recuerdas lo que sentiste cuando actuaste en la obra de la universidad? Todos hablaban de tu talento innato, de cómo te adueñaste del personaje, el modo que te movías en el escenario, como transmitías actitud, pero tú preferiste continuar con medicina siguiendo los consejos de tus padres y familiares, ni siquiera trataste de convencerlos, sólo te dejaste llevar por lo más conveniente, ese fue tu primera opción de vida-plena perdida. La imagen de la joven veinteañera se esfumó. Tuviste una nueva oportunidad dos años más tarde cuando viajaste a Machu Pichu ¿Recuerdas el joven francés que te ofreció matrimonio esa noche de luna en que estuvieron juntos? La mujer apesadumbrada miró a la muchacha de jeans con polerón y parka que le observaba sonriente, se veía luminosa, radiante, enamorada. El rostro de Jean Paul vino a su memoria como una fotografía instantánea y el rubor se apoderó ligeramente de sus mejillas. Bajó la vista, dejó caer más de una lágrima, le dolía recordar, la segunda imagen también se desvaneció.
De reojo observó que la tercera y cuarta imagen suya parecían de la misma edad, entonces se reconoció recién egresada. Ese año desperdiciaste dos oportunidades casi al unísono, la primera fue después de salvar la vida de la pequeña Gabriela, una niña de escasos recursos que llegó casi en estado vegetal al hospital donde trabajabas y que gracias a tus cuidados se recuperó. Entonces nuevamente te viste enfrentada a la difícil posición de elegir entre tu opción de la medicina privada o la rural. Esta última impulsada por tu pololo de carrera, que te pedía le acompañaras a hacerse cargo de un hospital rural. No hizo falta más comentario, en el instante que agachaba la cabeza arrepentida las imágenes de la tercera y cuarta mujer se desvanecieron instantáneamente.
Antes de continuar con las siguientes, la mujer soltó un llanto desgarrador con matices de rabia y dolor, mientras sus manos apretaban uno de los almohadones de su cama, como intentando desahogarse. Las lágrimas provenían de un padecimiento contenido por años que ella misma desconocía. De pronto como una bofetada, veía que la vida sí le había ofrecido opciones, que no supo ver. Hasta ese momento nunca había reparado en lo que ahora se develaba ante sus ojos, siempre se había angustiado por la suerte de los demás, pensando lo esquiva que le era, tenía la impresión que las cosas nunca le llegaban en el momento indicado o no le llegaban a pesar que tanto las deseaba.
La imagen de la mujer mayor, le ofreció un abrazo y ella se arrellanó en su pecho y continuó sollozando hasta pasada la medianoche cuando despertó.
Encendió la luz del velador, se incorporó, fue al baño, se mojó la cara, aún el sueño le apresaba en su memoria. Fue entonces que vio a la mujer mayor tras ella. No te asustes, estoy aquí para ayudarte. ¡Ayudarme! ¿Qué dices? ¿Cómo pretendes ayudarme después de lo que acabo de ver? ¡Es como tomar conciencia de que estuve viviendo toma mi vida equivocada…! ¿Te das cuenta lo que eso significa? ¿Acaso logras dimensionarlo? ¿Dime que puedo hacer a mis cincuenta y dos años con eso? ¿Llorar? ¿Crees que podría encontrar consuelo si me dedico a llorar eternamente? ¿Por qué lo hicieron? ¿Por qué no me dejaron eternamente equivocada hasta mi muerte? ¿No hubiese sido eso preferible?
La mujer del espejo, puso sus manos sobre sus hombros alicaídos y exclamó – Recuerda que esto es un juego donde vienes a aprender y equivocarse está dentro del proceso, lo que pasa es que no estuviste del todo atenta y desaprovechaste las buenas jugadas que te brindó la vida, pero éste aún no termina, y con lo que sabes ahora puedes cambiar tu destino. La abrazo como una amiga y luego se desvaneció.
Se miró en el espejo tratándose de reconocerse, tratando de encontrar  respuesta a todas las interrogantes que le rondaban por su mente, se sentía aturdida, se refregó una y otra vez los ojos, se quitó las ropas con desgano y se metió a la ducha intentando liberarse de parte de su pasado. Mientras se jabonaba, le embargó un sentimiento de vergüenza por hallarse sola, de no sentirse capaz de retener a un hombre que realmente la quisiera, que la hiciera sentir mujer. Trataba de recordar momentos placenteros y no lograba traerlos a su mente, los últimos años sólo el trabajo había sido su refugio, los turnos en el hospital, los domingos visitando a sus padres y los continuos seminarios que asistía para mantenerse vigente. “Vigente” como dolía esa palabra en su cabeza ahora, ahora que se sentía, pérdida y atrapada en su propia vida.
Se puso la bata, se sentó en el sillón del living a oscuras y en el mutismo de la noche se esmeraba en tratar de entender lo que ahora debía hacer. Sentía miedo, por primera vez sentía un desasosiego que la agobiaba, se hallaba perdida como cuando era niña y se escondía bajo la mesa del comedor a llorar. Era difícil aceptar el haber extraviado el camino durante todos estos años y no haber percibido las señales. Intentaba verse como actriz, actuando quizás en grandes escenarios, viajando con su elenco ¿Hubiera sido feliz? Se preguntaba sin lograr convencerse. Se imaginó entonces casada con Jean Paul, viviendo en las tierras del sur de Francia, criando niños, mientras su esposo se dedicaba a los viñedos siguiendo la tradición familiar. No, pensándolo bien, ella no servía para ser esposa, hubiera terminado hastiada con esa vida, lo más seguro es que habría terminado separándose y volviendo a su país con sus hijos. Sí, en el fondo lo mejor fue no haberse casado, mientras más lo pensaba se convencía claramente de ello. Lo mismo hubiera pasado con Eduardo en su aventura rural, ella era una mujer de mundo, estaba acostumbrada a las cosas finas, viajar, disponer de su tiempo, de sus comodidades, no habría resultado por ningún motivo, ni con él ni con ningún otro que no estuviera a su nivel, no habría sido feliz viviendo calamidades como actriz, o como la doctorcita del pueblo. Este recuento de posibilidades le fue devolviendo el ánimo y entonces se dijo en voz alta ¡Que no había tomado el camino fácil! ¡Todo lo contrario! había renunciado a muchas cosas por llegar donde estaba ahora, era una doctora respetada en el medio, su opinión contaba, dictaba charlas, hacía clases en las mejores universidades, no tenía nada de que arrepentirse, gracias a ella, mejores médicos atendían en los consultorios, hospitales y clínicas. Las mujeres del sueño, estaban equivocadas al juzgarle, ellas eran el camino fácil ahora que lo pensaba, todas sus decisiones significaron esfuerzo, esfuerzo en sacar su carrera con distinciones, esfuerzo en trabajar duro siempre para lograr llegar donde quería, estudiando constantemente, dejándose incluso ella misma de lado como mujer en pro de su carrera, eso era lo que contaba, lo que con arrojo y tesón había logrado, nadie tenía el derecho a decirle a ella que había tomado el camino fácil. ¡Fácil! que estupidez de sueño, pensó.
Se sintió mejor, se dirigió al dormitorio altiva, conforme por haber salido victoriosa de la situación que la agobiaba minutos antes, mientras en su mente se repetía ¡El camino fácil! Que me vienen a decir a mi, lo que es fácil, sobretodo a mí, que me lo he ganado todo con el sudor de mi frente.
Sacó del velador unas pastillas para dormir, bebió el vaso con agua (que mantenía como de costumbre) y se alegró que todo hubiese sido sólo un mal sueño.
                                          *******         
Página 1 / 1
Foto del autor Esteban Valenzuela Harrington
Textos Publicados: 173
Miembro desde: Apr 15, 2009
5 Comentarios 614 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver

Palabras Clave: Vida-plena

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



Comentarios (5)add comment
menos espacio | mas espacio

Esteban Valenzuela Harrington

Raquel amiga, creo que supiste descifrar el acertijo. Definitivamente lo que hace el personaje, es reforzar con mayor ahínco sus errores, en vez de enfrentarse a lo que venían a decirle las imágenes, ellas prefiere seguir escondiéndose, ocultarse, total, siempre es más fácil, que enfrentarse con la verdad.

Sí, definitivamente en éste sitio hay más interacción,

Un abrazo enorme, y como siempre es muy grato que me leas y comentes mis escritos.

Esteban
Responder
July 18, 2011
 

Raquel Esther Gmez Aguiar

Corrijo la última línea, "de todos modos es válido el esfuerzo realizado por el personaje".
Creo que te leen más por aqui ¿verdad?
Un abrazo
Responder
July 18, 2011
 

Raquel Esther Gmez Aguiar

Un excelente relato, lo que pienso Esteban es que ella solo busco reforzar su ego, las situaciones que se le presentaron era darse a si misma, en otra carrera, a otra persona, a los hijos, en fin que las excusas sobran, de todos es válido el esfuerzo realizado por el personaje.
Un abrazo
Responder
July 18, 2011
 

Emme

Muy buen texto Esteban. Es cierto que muchas personas viven vidas que ni sikiera kerían pero no siempre se puede hacer todo lo que se esta planeado hacer sino por el contrario... uno nunca elige del todo sino que va descartando cosas. Lo peor que uno puede hacerse a uno mismo es juzgarse ya que cada desición que tomamos por más equivocada que sea es absolutamente nuestra y nadie debería arrepentirse de sus propios actos. Además según mi entender eso es vivir, es el ibre alvedrio, es prueba y error, es buscar la felicidad a pesar de que dure solo momentos... por algo somos humanos y estamos en la tierra, por algo la vida es un aprendisaje, la perfección lo correcto y el paraiso lo perdimos desde que el hombre es hombre afortunadamente... que aburrida sería una vida perfecta donde solo se sigan leyes que no se pueden poner bajo la lupa...
Saludos, Emme.
Responder
July 15, 2011
 

Esteban Valenzuela Harrington

Amigos/as:

La historia es sólo una excusa para manifestar el mensaje que se esconde entre sus líneas. Espero que lo encuentren y les sirva.

Un abrazo,
Esteban
Responder
July 13, 2011
 

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy